capítulo 5

2.9K 180 11
                                    

Cuando terminé mis clases en la universidad, me tocó irme sola, ya que las chicas disfrutaron de sus últimas horas libres y se marcharon

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando terminé mis clases en la universidad, me tocó irme sola, ya que las chicas disfrutaron de sus últimas horas libres y se marcharon. Caminando hacia casa, algo llamó mi atención: un cartel luminoso en una cafetería que anunciaba que estaban buscando empleados. Sin pensarlo dos veces, decidí entrar.


—¡Hola! —saludé al chico detrás del mostrador—. ¿Todavía están buscando empleados?

—Sí, estamos en busca de alguien. ¿Qué disponibilidad tienes? —me preguntó con una sonrisa.

—Solo puedo trabajar medio tiempo —respondí, sintiendo un poco de nervios.

—No hay problema, ¡te podemos adaptar! —dijo él mientras tomaba nota.

Cuando iba a salir de la cafetería, mis ojos se posaron en una mesa cercana donde unos chicos estaban riendo y disfrutando de su comida. Al ver mejor , reconocí a los gemelos que había visto antes y al hombre de hotel , acompañados por otros dos hombres igualmente atractivos. Uno de los  gemelos me vio y se levantó y se acercó a mí.

—Principessa —dijo con una sonrisa encantadora—. ¡Qué gusto verte de nuevo!

—Lamento no decir lo mismo —respondí con desdén—. Lo último que quiero es cruzarme contigo o con tu hermano.—le dije

Justo cuando estaba a punto de dar media vuelta, el chico del hotel habló.

—Carrello(muñequita) —dijo el otro gemelo, mirándome fijamente.

—¿Qué significa eso? —pregunté,
El no dijo nada .

Los otros dos hombres me miraban fijamente.

—¿Qué? ¿Les parezco a su madre o qué? —les pregunté desafiantemente. Ellos solo se encogieron de hombros, sin interés alguno.

Uno de ellos rompió el hielo: —sì, ha carattere, accidenti, lo adoro(si que tiene carácter, joder me encanta)—dijo con un tono juguetón.

La risa colectiva resonó entre ellos mientras yo me dirigía hacia la salida sin mirar atrás.

Al llegar a casa, me cambié a ropa cómoda y me senté a hacer mis tareas pendientes. Mi hermano me llamó para decirme que se quedaría con unos amigos que conoció y que lo invitaron a salir.

Pasaron unas horas y las chicas regresaron del supermercado, radiantes y emocionadas.

—¡Hola Xiu! —saludaron al unísono—. ¡Tienes que escuchar lo que nos pasó hoy!

—¿Qué les ocurrió a mis cabras locas? Cuéntame el chisme —les animé con curiosidad.

Tathiana comenzó: —Cuando veníamos para acá, paramos en una cafetería para merendar un poco. Pero al ir a pagar, unos hombres nos empujaron accidentalmente…

Fernanda interrumpió: —Y nosotras bien enojadas empezamos a insultarlos para que respetaran. Pero cuando vimos sus rostros… ¡madre mía! Eran más guapos que cualquier modelo.—

Ambas comenzaron a reírse juntas mientras yo intentaba contener la risa.

—Ellos se disculparon y nos invitaron a comer... ¡y como buenas muertas de hambre no desaprovechamos la oportunidad! Pero luego empezaron a hablar en italiano y pensamos que estaban invocando al diablo o algo así... ¡salimos corriendo del lugar con las bolsas pesadas!—me dijo

Al final me reí en  carcajadas no puedo creer que hicieron eso .

Nosotras hacemos la cena y después nos vamos a dormir para el día de mañana.


Más allá de uno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora