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Mientras observo la fiesta, veo a Penny riendo y disfrutando de su pastel rodeada de amigos. Se ve feliz, comiendo su trozo de pastel y abriendo los regalos con emoción... aunque no toca uno en particular. Hay un paquete grande, envuelto en un papel rojo brillante, que permanece intacto, y puedo notar que Penny lo evita. Con el tiempo, los niños van despidiéndose uno a uno, llevándose consigo el ruido de la fiesta y dejando solo silencio y confeti disperso por el suelo.

Varios padres ayudan a limpiar el desastre de globos, serpentinas y platos de papel. Finalmente, todos se van, y Penny queda sola en la sala, solo acompañada por ese gran regalo rojo que aún no ha abierto.

"¿Y qué pasa con ese?" le pregunta la señora Forester, una mujer robusta y amable, madre de uno de los niños, que ha estado ayudando a Penny durante toda la fiesta. Penny se queda mirando el paquete, sabiendo que es el de su papá, y hace una pausa antes de responder.

"No quería abrirlo..." dice en voz baja, pero la señora Forester le da un suave apretón en el hombro y sonríe.

"Vamos, cariño, no pierdes nada con abrirlo. Estoy segura de que tu papá querría que lo hicieras."

Después de un momento de duda, Penny toma el paquete, rasga el papel despacio, y se encuentra con algo que la deja sin palabras. Es un scooter motorizado, justo el que había pedido. Junto a él, un casco, rodilleras y, para su sorpresa, hasta unas gafas de sol.

"¡Es... es lo que quería!" exclama Penny, con una mezcla de sorpresa y emoción. Pero cuando su entusiasmo inicial se calma, vuelve a mirar el scooter con una expresión extraña, como si le faltara algo para sentirse realmente feliz.

La señora Forester, notando la seriedad en su rostro, se agacha para estar a su altura y le pregunta en voz suave, "¿Estás bien, Penny?"

Penny asiente, pero su mirada vuelve al sótano, donde su padre aún está trabajando, ajeno a lo que ha sido su cumpleaños. "Es solo que... a veces quisiera saber lo que hace mi papá," confiesa. "Sé que trabaja mucho, pero... quisiera que estuviera aquí más seguido."

La señora Forester la observa con ojos comprensivos y le da una palmadita en el hombro. "Lo que hace tu padre es por tu bien, querida. No debe ser fácil para él. Tu madre... lamentablemente, murió hace cinco años, y desde entonces, tu papá ha hecho todo lo posible por darte lo mejor." Penny asiente, comprendiendo aunque sigue sintiendo un vacío.

En ese momento, la voz de un niño interrumpe la conversación. "¡Mamá! ¡Tenemos que irnos, papá nos está esperando!"

La señora Forester se pone de pie, dándole una última sonrisa a Penny. "Debo irme, cariño. Pero si necesitas algo, sabes que siempre puedes llamarme." Penny sonríe y le da un abrazo rápido antes de verla partir con su hijo.

La casa queda en silencio, y Penny se queda mirando su regalo, que debería hacerla sentir feliz. 

Pero cuando veo sus ojos, noto una tristeza profunda, una que ni siquiera el scooter que tanto deseaba puede curar. A medida que la observo, me doy cuenta de que, en el fondo, desearía que la señora Forester pudiera ser como una madre para ella, alguien que la cuide y esté ahí en los momentos importantes.

Me acerco y le doy un pequeño empujón con la nariz, tratando de consolarla, deseando que, de alguna manera, pueda sentir que no está sola.

Te protegeréWhere stories live. Discover now