El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte cuando Masumi abrió los ojos. Hoy era un día especial, uno que había esperado con ansias y nerviosismo: su primer día en la Academia Ninja de Konoha. Hoy comenzaba su camino ninja, siguiendo los pasos de sus padres, Minato y Kushina.
Se levantó de la cama, su corazón latiendo con fuerza mientras recordaba las palabras del tercer Hokage, Hiruzen Sarutobi: «Tus padres fueron Shinobis excepcionales y leales a la aldea, ellos te amaban tanto, Masumi-chan, que incluso dieron su vida para asegurar tu futuro y el futuro de la aldea.»
Masumi se dirigió al armario y sacó la ropa que había elegido días antes con ayuda de Katura. Se puso un vestido estilo kimono de color celeste claro, sandalias shinobi y, sobre su frente, una vincha celeste que ocultaba la extraña marca que tantas burlas le causaba. Se miró en el espejo, arreglando su vestimenta y quitando arrugas inexistentes. Ajustó la vincha para asegurarse de que la marca no se viera.
"Una familia de shinobis de la aldea de la hoja, eso somos," pensó con determinación, al ver la fotografía donde sus padres la cargaban.
Bajó al comedor, donde encontró a Katura y Naruto. En el centro de la mesa había un festín de desayuno preparado especialmente. Fue evidente la falta de su hermano mayor, Kakashi, quien hace un día atrás salió de misión.
—Buenos días, Masumi-chan —dijo Katura, su voz suave y cálida—. Hoy es un gran día.
Naruto saltó de su silla con entusiasmo.
—¡Masumi-neechan, yo también quiero ir a la academia contigo! —exclamó, sus ojos azules brillando con emoción.
Masumi se encaminó al lado de Naruto, y, juntos miraron a Katura con un tierno puchero, sus ojos iluminados por la esperanza.
—Por favor, Katura-san, ¿puede mi otōto venir con nosotros? —pidió, su voz dulce y suplicante.
—Prometo que me portare bien, dattebayo —asegura el pequeño rubio.
Katura asintió con una sonrisa, ese par había encontrado la forma más tierna de sobornar a la mayor desde hace un par de meses atrás y desde ese entonces no habían dejado de usarla.
—Está bien, Naruto puede venir con nosotros —dijo, revolviendo el cabello de Naruto con cariño.
Después de desayunar, Katura, Masumi y Naruto se dirigieron a la Academia Ninja. Al llegar, Masumi llamó la atención de todos los niños y niñas. Su cabello blanco ondeaba libre y se veía tan lindo y sedoso, sus labios parecían pétalos de rosa por el color natural rojo que tenían, y sus ojos azules parecían contener un cielo despejado. Su piel, tan blanca como la nieve, se veía tersa y suave, lo que añadía a su belleza etérea y capturó la atención de todos al instante.
El tercer Hokage dio un discurso de bienvenida, hablando sobre la importancia de la dedicación y el esfuerzo en el camino ninja. Masumi escuchó atentamente, sintiendo una mezcla de orgullo y responsabilidad, aunque también sintió un poco de aburrimiento por tantas palabras monótonas.
—Bienvenidos, jóvenes ninjas, a la Academia de Konoha. Aquí aprenderán no solo a ser fuertes, sino también a ser justos y leales a nuestra aldea —dijo Hiruzen, su voz resonando con autoridad y calidez.
Después del discurso, Katura se agachó a su altura y le dio un abrazo.
—Buena suerte, Masumi-chan. Sé que harás grandes cosas —dijo la castaña, con una sonrisa en los labios.
—Gracias, Katura-san —respondió Masumi, devolviéndole el abrazo.
Naruto también la abrazó, su energía contagiosa llenando el aire.
—¡Diviértete, Masumi-neechan! —exclamó Naruto, con una gran sonrisa.
Masumi asintió y se dirigió a la entrada de la academia. Ingresó a su aula, donde fue recibida por su maestro y las miradas indiscretas de sus compañeros, muchos niños y niñas la miraban con curiosidad y admiración. Su belleza etérea y su porte seguro la hacían destacar entre la multitud, y eso ella lo sabía. Kakashi le contó que solía escuchar a su madre, Kushina, decir que era un muñequita.
—Siéntanse libres de elegir el lugar que quieran —dijo el hombre, señalando las filas de pupitres.
Masumi buscó con la mirada y se dio cuenta de que allí estaba el niño del bosque, Hyūga Neji. Su corazón se llenó de alegría al verlo.
—¡Neji! —exclamó Masumi, corriendo hacia él.
Neji levantó la vista y con su actitud y expresión seria, sonrió levemente solo para ella.
—Hola, Masumi. ¿Te sientas conmigo? —preguntó, señalando el asiento a su lado.
Masumi asintió con entusiasmo y se sentó junto a él. Al poco tiempo noto que una una niña de cabello oscuro y los mismos ojos perlados que Neji, se acercó tímidamente al otro lado del niño y tomó asiento.
—Hola, soy Namikaze Masumi —saluda la peli blanca con una sonrisa—. Un gusto conocerte.
—Hola, soy Hyūga Tena —responde la niña con una sonrisa cálida.
Las dos niñas comenzaron a hablar, olvidándose de Neji, y rápidamente descubrieron que compartían muchas cosas en común. Tena también tenía grandes sueños y aspiraciones, y ambas se apoyaron mutuamente desde el primer momento.
—Bienvenidos a la Academia Ninja de Konoha —para alivio del niño Hyūga, el maestro comienza a hablar—. Soy su sensei, Kyōjurō Raito. Hoy comenzamos un viaje que los llevará a convertirse en shinobis de la aldea de la hoja. Trabajaremos duro, aprenderemos mucho y, sobre todo, nos apoyaremos mutuamente.
Durante la clase, Raito-sensei les enseñó sobre la historia de Konoha y la importancia de los valores shinobi. Masumi escuchaba con atención, tomando notas diligentemente.
—Recuerden, ser un ninja no es solo sobre fuerza física, sino también sobre fuerza de carácter —dijo Raito-sensei, mirando a cada uno de sus estudiantes—. Deben ser valientes, leales y siempre proteger a la aldea y a los que aman.
Al final del día, Kakashi estaba esperando fuera de la academia para recoger a su hermana. Masumi salió corriendo, su rostro iluminado por una sonrisa radiante.
—¡Kakashi-nii, viniste! —exclamó, abrazándolo con fuerza—. ¡Fue un día increíble, dattebane!
Kakashi sonrió bajo su máscara y le revolvió el cabello.
—Sabía que lo harías bien, Sumi. Estoy orgulloso de ti —dijo, su voz llena de cariño.
Mientras caminaban de regreso a casa, Masumi no podía dejar de pensar en todo lo que había aprendido y en lo que el futuro le deparaba. Sabía que el camino ninja sería difícil, pero estaba decidida a seguir los pasos de sus padres y convertirse en una shinobi excepcional.
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Princesa Suiton ||Itachi Uchiha||
FanfictionMasumi perdió a sus padres a la temprana edad de dos años, un vacío que dejó una herida profunda en su corazón. La ausencia de sus padres era un dolor constante, pero en medio de esa oscuridad, siempre tuvo a una figura protectora que la cuidó como...