El llanto de un bebé resonaba por todo el bosque, un sonido desgarrador que rompía la quietud de la noche. Una mujer de cabello rojo fuego, corría a través de las ramas de los árboles con una velocidad impresionante, pero su rostro mostraba una mezcla de preocupación y determinación. En sus brazos, una recién nacida lloraba con fuerza, su pequeño cuerpo envuelto en una manta.
Detrás de Kushina, tres marionetas la seguían de cerca, moviéndose con una precisión mecánica y letal. La mujer pelirroja sabía que no podía detenerse, no podía permitirse el lujo de caer en manos enemigas.
Kushina sentía el incremento del chakra de la niña recién nacida en sus brazos. Este aumento repentino la sorprendió, pues el chakra de la bebé se parecía mucho al suyo propio.
—Eres igual que mamá y papá —murmuró con una mezcla de orgullo y preocupación.
De repente, Kushina trastabilló en una rama, pero rápidamente recuperó el equilibrio. Decidió detenerse en un claro del bosque, sabiendo que no podía seguir huyendo indefinidamente. Vio a las tres marionetas acercarse, sus ojos fríos y sin vida fijos en ella.
—¡No dejaré que se la lleven, dattebane! —con un grito de determinación, Kushina expulsó de su interior las cadenas de diamantina, lanzándolas hacia las marionetas.
Las cadenas se enroscaron alrededor de las marionetas, aplastándolas hasta destruirlas.
Pero no tuvo tiempo para descansar. Un grupo de diez marionetas más apareció, rodeándola rápidamente. Kushina sostuvo protectora mente a la bebé entre sus brazos, su corazón latiendo con fuerza. De repente, una silueta amarilla se deslizó entre los árboles como un rayo mortal. En un abrir y cerrar de ojos, las marionetas fueron destruidas, sus partes cayendo al suelo en un caos de madera y metal. Kushina sintió un alivio inmenso al ver a su esposo, Namikaze Minato, de pie frente a ella.
—Minato —susurró Kushina, aliviada.
Minato se acercó a su esposa y a la bebé.
—¿Están bien? —preguntó, su voz llena de preocupación.
Kushina asintió, sosteniendo a la bebé con más fuerza.
—Sí, pero la bebé.. —respondió Kushina—. Minato, la bebé... su chakra es increíblemente fuerte, dattebane. No sé cómo explicarlo, pero es casi como el mío.
Minato frunció el ceño, mirando a la pequeña que ahora se había calmado en los brazos de Kushina.
—Tenemos que llevarla a un lugar seguro. No podemos quedarnos aquí.
Kushina asintió, sabiendo que su esposo tenía razón. Minato tomó a Kushina y a la bebé en sus brazos, y en un destello de luz, desaparecieron del bosque, dejando atrás los restos de las marionetas. Llegaron a una cueva oculta, un lugar que Minato había preparado como refugio en caso de emergencia y que estaba más cerca de Konoha.
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Princesa Suiton ||Itachi Uchiha||
FanficMasumi perdió a sus padres a la temprana edad de dos años, un vacío que dejó una herida profunda en su corazón. La ausencia de sus padres era un dolor constante, pero en medio de esa oscuridad, siempre tuvo a una figura protectora que la cuidó como...