Masumi, con sus cinco años recién cumplidos, acompañaba a su nana al mercado. Katura, una mujer joven de 27 años con cabello castaño y ojos miel, era como amiga grande para Masumi. Mientras caminaban por las calles del pueblo, Masumi no podía contener su emoción.
—Katura-san, ¿podemos ir al parque después de comprar? —preguntó Masumi, sus ojos azules brillando de anticipación.
Katura sonrió, siempre le gustaba ver a Masumi feliz.
—Claro, Masumi-chan. Pero primero debemos comprar los ingredientes para la cena —respondió Katura con una voz suave.
Llegaron a la tienda y Katura comenzó a seleccionar los ingredientes necesarios. Masumi, impaciente, miraba hacia el parque que estaba justo enfrente.
—Katura-san, ¿puedo ir al parque mientras compras? Prometo no alejarme mucho —pidió Masumi, sus manos pequeñas aferrándose al borde del mostrador.
Katura dudó por un momento, pero al ver la mirada suplicante de Masumi, cedió.
—Está bien, pero no te alejes y regresa aquí en unos minutos —advirtió Katura.
Masumi asintió con entusiasmo y salió corriendo hacia el parque. Su corto cabello blanco ondeaba al viento y su vestido celeste se movía con cada paso. Al llegar al parque, Masumi se dirigió directamente a la resbaladera, uno de sus juegos favoritos.
Subió las escaleras con agilidad y se deslizó por la resbaladera, riendo con alegría. En la tercera bajada, el listón grueso que solía amarrar en su frente se desprendió, revelando una pequeña media luna morada en su frente. Los niños que esperaban su turno para jugar en la resbaladera la miraron sorprendidos.
—¡Miren! ¡Tiene una marca rara en la frente! —exclamó uno de los niños.
—¡Es el monstruo luna! —gritó otro, señalando a Masumi.
—¡Niña rara! —se burlaron varios niños al unísono.
Masumi sintió cómo sus mejillas se calentaban de vergüenza y rabia. Las palabras de los niños la herían, pero no se dejó intimidar.
—¡No soy un monstruo! —gritó Masumi.
Un niño se acercó y le jaló el cabello, riendo maliciosamente. Masumi recordó las palabras de su hermano mayor, quien siempre le decía que no se metiera en problemas, pero esta vez no pudo contenerse, y sin pensarlo dos veces, elevo su pequeño puño y asestó un golpe directo en la mejilla del niño.
—¡Déjame en paz! —gritó mientras golpeaba al niño.
Una señora, la madre del niño, se acercó rápidamente y comenzó a gritarle a Masumi.
—¡¿Qué te pasa, niña?! ¡No puedes golpear a mi hijo! —vociferó la mujer, su rostro rojo de ira.
Masumi la miró con desafío y respondió con firmeza.
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Princesa Suiton ||Itachi Uchiha||
FanficMasumi perdió a sus padres a la temprana edad de dos años, un vacío que dejó una herida profunda en su corazón. La ausencia de sus padres era un dolor constante, pero en medio de esa oscuridad, siempre tuvo a una figura protectora que la cuidó como...