Capítulo 7

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Guillermo habría querido llevar a su omega al lugar más paradisíaco que podría existir en el mundo puesto que la necesidad por querer darle lo mejor era demasiada.

Quería mimarlo, quería cumplir cada uno de sus deseos y era precisamente por esto último que sin pensar en las consecuencias, manejo alrededor de tres horas y media a la playa mas cercana - si bien Sayulita no era el paraíso al que habría querido llevarlo en su primer viaje juntos, era una playa tranquila y bonita que cumplía con las necesidades del momento - porque el omega quería relajarse y olvidarse de todo en los brazos de su alfa acompañado de mar, sol y arena.

Le emocionaba la idea de pasar un fin de semana solos en una linda cabaña entregándose a sus instintos sin tener que lidiar con su padre y su padrastro. Ahora estaba enlazado con Guillermo y era lo único que le importaba.

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El cuerpo de Lionel yacía sobre las sábanas blancas. La boca de Guillermo se deslizaba sobre sus labios, su cuello y su pecho llevando sus manos hasta llegar a sus caderas, donde se aferraba con firmeza. Los ojos cerrados del omega se alzaban hacia el techo, estremeciéndose bajo las embestidas con las que el alfa lo penetraba entre sus muslos pálidos y temblorosos.

Las manos del omega se aferraban a la espalda de su alfa clavándole las uñas sintiendo como de apoco llegaba en medio de sudor, lágrimas y saliva a la culminación de su placer. Lionel se corrió en un grito sobre su abdomen mientras que Guillermo lo hizo dentro del omega soltando un gruñido sintiendo como se iba formando su nudo.

Mientras el nudo se desinflamaba el alfa los colocó en una posición cómoda dándole un dulce beso en sus cabellos sintiendo como la respiración de Lionel y la propia volvía a la normalidad.

— Amor, no te duermas — dijo el alfa acariciando con las llemas de sus dedos la tersa piel del cuerpo que tenía recostado sobre su pecho — vayamos a desayunar y luego aprovechamos el día para ir a nadar un rato y después podemos ir a conocer el pueblo.

— Quiero quedarme aquí — dijo dándole un besito en el pecho y luego levantó su rostro para verlo directamente — mañana vamos al pueblo, hoy pasémoslo acá y más tarde vamos un rato a nadar — esto último lo dijo con un adorable puchero.

— Leo, sigo siendo el mismo de cuando éramos niños que no puedo negarte nada — soltó una risita que contagió al menor — me tienes completamente a tus pies.

— No lo parecía cuando te encontré con ese omega en el boliche — por supuesto que no pasaría por alto lo que había visto y la forma en la que Andrés lo había querido ningunear — me dio la impresión que son cercanos.

—Se llama Andrés y es alguien que no tiene ninguna importancia para mí — levantó el rostro del omega con sus dedos para darle un casto beso en sus labios — no me veas así. Bueno, tengo que admitir que hace un tiempo salimos para ver si algo se daba ¿Pero sabes cuál fue el problema? — el omega negó con su cabeza — que ningún omega me atraía lo suficiente. Nos dejamos de ver desde muy chicos, pero siempre imaginé que por ahí en algún lugar del mundo había un Lionel adulto al que anhelaba volver a ver y mira el destino me lo concedió. Aquí te tengo en mis brazos y créeme que no voy a dejarte ir de nuevo y no me importa tener que enfrentarme a tu papá o a quien sea que quiera arrancarte de mi lado.

— Ahora soy tuyo y eso no va a pasar por más que mi viejo lo quiera impedir — se abrazó más al cuerpo de su alfa — ¿Sabes? Yo siempre sentí un rechazo por los alfas que querían cortejarme. A David nunca lo amé y ya me había hecho a la idea de que nunca más iba a volver a verte y por eso acepté el compromiso. El me trataba bien, era lindo conmigo y realmente pensé que si me tomaba en mi celo el instinto iba a ayudar a poder dar ese paso con él — confesó avergonzado.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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