Issabella sentía que su corazón latía con tanta rapidez y fuerza que parecía que en cualquier momento iba a salir disparado de su pecho. Mientras tanto, Lynn permanecía en completo estado de shock, con los brazos cruzados rígidamente sobre su pecho y los hombros tensos, como si el anuncio de la directora le hubiera congelado la sangre.
-¡No puede ser! -exclamó Issabella, llevándose una mano a la cabeza con una exageración teatral-. Esto no me puede estar pasando a mí -continuó, dejando caer su peso dramáticamente sobre la silla giratoria que tenía detrás.
La directora la observó con una expresión de paciencia mezclada con cansancio y negó con la cabeza antes de contestar.
-Por favor, señorita Abrams, no sea dramática.
-¿¡Dramática!? -replicó Issabella, llevándose ambas manos a la cabeza como si acabara de recibir un golpe-. ¿Yo, dramática? -añadió, señalándose a sí misma, su voz llena de indignación.
-Y sí, eres la única que actúa como una lunática.-murmuró Lynn, desviando la mirada.
Issabella se giró hacia ella rápidamente, con los ojos entrecerrados y una expresión de incredulidad en el rostro.
-¡Te oí! -exclamó, apuntando a Lynn con un dedo en un gesto amenazante. Pero rápidamente miró a la directora con una expresión de súplica-. Asígneme otra persona, le prometo que hasta me meto en clases de voleibol -suplicó, juntando las manos.
Lynn la miraba, indignada. Se sentía el rechazo de Issabella hacia ella, y más que molestarla, le dolía, pero eso no la iba a detener. Adoraba ver a Issabella irritada, y aún más cuando ella era la causa de esa irritación. Loud soltó un suspiro y miró a la directora.
-Si me toca entrenar a... esta porrista, lo haré, señora directora -mencionó, ganándose una fuerte mirada de Issabella, quien en ese instante estaba pensando en todas las formas posibles de matar a Loud.
Issabella se enderezó, respirando profundamente, haciendo notoria su molestia.
-¡Ni piense, señora directora, que trabajaré con... con... -Issabella miró detenidamente a Lynn, quien, con una sonrisa burlona, esperaba oír su comentario.
-¡Señorita Abrams! -le llamó la atención la profesora de Educación Física. Issabella se cruzó de brazos, refunfuñando por lo bajo.
-¿Terminó su berrinche? -preguntó la directora, mirando seriamente a la castaña, que aún murmuraba para sí misma-. Bien, ya está decidido, empiezan mañana; y para asegurarme de que la señorita Abrams asista a sus entrenamientos, pondré a Luna Loud como vigilante.
-¿Entendido, señoritas?
Lynn asintió con un ligero fastidio, aunque la situación le divertía en el fondo. Issabella, en cambio, estaba más indignada que nerviosa, negándose a aceptar que tendría que trabajar con alguien que, en su opinión, estaba muy lejos de estar a su nivel.
-Señorita Abrams, ¿va a colaborar? -preguntó la directora, clavando en ella una mirada firme-. Claro, a menos que prefiera recursar el año...
-¿¡Recursar el año!? -exclamó Issabella, como si le hubieran propuesto algo absurdo-. ¡Por favor, eso es un chiste! No creo que sea necesario llegar a semejante extremo, ¿no? -añadió con exageración, mirando a la directora con expresión de súplica y llevando una mano a la frente como si estuviera desmayándose-. ¿De verdad no puedo inscribirme en cualquier otro deporte? Digo, el fútbol y yo no nos llevamos bien...
-De cualquier forma estará con la señorita Loud; ella es capitana de los tres deportes que manejamos en el instituto -respondió la directora, con una sonrisa tranquila.
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Love Grows
Ficção Adolescente¿Puede una chica romántica y delicada enamorarse de alguien tan ruda como Lynn Loud? Issabella Abrams era esa chica: amante del color rosa, del maquillaje, la poesía, y de las historias de amor. Todo lo contrario a Lynn Loud, quien prefería la acció...