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El viaje hacia el refugio era largo, sobre todo si iban a pie y sin ninguna provisión. Pero, lo que más les retrasaba, era la condición del propio Taehyung, pues, ya que era un humano, debía de cubrir sus necesidades básicas. Por lo cual, muchas veces tuvieron que parar para conseguir algo comestible y descansar un poco. Además, todavía estaba el tema de la recuperación de sus heridas.

Al principio fue algo muy difícil. No era capaz de dormir lo suficiente por miedo a algún ataque sorpresa, sin contar que debía ser cuidadoso de no dejar rastro de su presencia en caso de que una patrulla de vigilantes estuviera cerca. A eso hay que sumarle que, debido a su misma desconfianza, se negaba a que el androide viera cualquiera de sus heridas que seguían sanando.

Taehyung no podía decir que se había acostumbrado a la presencia del androide, pero al menos el tiempo hizo que dejara de vigilarlo obsesivamente cada segundo. No, no confiaba en él. Sin embargo, no parecía tampoco ser peligroso. En realidad, habían intercambiado pocas palabras y Taehyung lo prefería de ese modo, negándose a cualquier contacto con esa máquina más de lo estrictamente necesario.

Taehyung iba tan sumido en sus pensamientos, tratando de darle forma a todo lo que estaba sucediendo, que no notó cuando el androide se detuvo hasta que la cadena que los unía lo hizo retroceder de golpe.

—¿Pero qué...? — preguntó aturdido, volviendo la vista hacia un lado para observarlo.

El androide estaba parado frente a una mata de flores, parecía tan absorto en ellas como para notar que Taehyung se encontraba tirado a sus espaldas. Así que recuperando la postura, se acercó lentamente, para tratar de entender qué es lo que lo tenía tan cautivado.

Las flores eran bellas, tenía que admitirlo, de un blanco tan puro que sería un delito tocarlas. En otro momento, tal vez cuando Taehyung era niño, estaría hipnotizado con ellas también, con toda la naturaleza que lo rodeaba en realidad, pues era algo que pocas veces se tenía la oportunidad de observar en un mundo caótico como en el que vivían, pero no ahora, no cuando estaba más preocupado por tratar de deshacerse de la máquina a su lado.

El androide se agacho en un rápido movimiento que nuevamente tomo desprevenido a Taehyung originando que, otra vez, quedara tirado en el suelo.

—¿Puedes dejar de hacer eso? —Dijo con una áspera voz, mientras se sentaba. El hecho de que empezara a creer que no era tan peligroso, hacía que sus palabras salieran más duras, sin filtro. Pero el androide no pareció prestarle atención — ¡Yah, androide! ¿Me estas escuchando?

—Sigues diciendo eso —dijo tranquilamente, sin despegar su vista de las flores—. Sigues llamándome androide, es todo lo que has dicho en estos últimos cuatro días.

Taehyung parpadeó un poco aturdido, tratando de rememorar sus pocas conversaciones. La verdad es que no había sido consciente de ello, bueno, tampoco era como que hubiera otra palabra que pudiera utilizar. En definitiva no le diría Kalerium, eso solo le traía un mal sabor de boca, así que androide era lo más razonable.

ALGUIEN DEBE MORIR   |   TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora