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—¡Pero si es una locura! ¡Mira que desaparecer por días para que cuando regreses tengas a

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—¡Pero si es una locura! ¡Mira que desaparecer por días para que cuando regreses tengas a... esto sobre ti! —dijo mientras dirigía una mirada a Jungkook.

La verdad es que había costado tranquilizar a Hoseok, una vez que despertó. Él solía ser un asustadizo de primera cuando de androides se trataba y es que no mantenía buenos recuerdos de ellos, traumas con los que tenía que lidiar todos los días.

—Su nombre es Jungkook —lo corrigió de inmediato.

Si bien podía entender el comportamiento de Hoseok  eso no significaba que no lo molestara. Aún si él se había comportado de la misma manera, no iba a permitir que se siguiera cometiendo el mismo error. Jungkook no era un objeto o una máquina de matar, por lo tanto no merecía ser tratado de la misma manera que un Kalerium.

Hoseok no contestó, en lugar de eso, siguió con su trabajo, concentrado en el grillete en la muñeca de Jungkook. En realidad, esa defensa no le sorprendía, después de escuchar el resumen que Taehyung le había dado de su viaje, entendió que había creado un vínculo con el androide nombrado Jungkook. Y si bien tenía sus reservas, en ese momento su prioridad era ayudar a su amigo y evitar que ese brazalete le matara.

Así que, de manera improvisada, sacó todas sus herramientas y coloco una lámpara extra a la mesa metálica con la que contaba. Ahora Jungkook se encontraba recostado sobre la superficie de metal con Taehyung sentado a su lado, mientras el mayor mtrabajaba.

TaeHyung debe admitir que se sentía ligeramente asustado, temeroso de que en realidad no había alguna manera de separarlos. Pero, cuando escuchó el clic en ambos grilletes, soltó todo el aire que tenía retenido.

TaeHyung observó su muñeca, ahí donde el grillete había estado y donde ahora solo se podía percibir una ligera marca rojiza. Una sonrisa se formó en su cara, feliz por sentirse libre, sin un peligro inminente. Pero además estaba feliz porque no había nada que le obligara a estar con Jungkook. Porque ahora era su decisión lo que los mantendría juntos. Eso implicaba todo un nuevo significaba, que no solo estaba dispuesto a aceptar, sino que pensaba defender.

—¡Ya está! —dijo Hoseok, contento del resultado. Se pasó una mano por la frente, sintiendo la presión desaparecer —. Al parecer se trataba de un simple sistema de...

No pudo seguir hablando porque, sin previo aviso, el cuerpo de Jungsook se levantó, quedando sentado sobre la mesa. Sobresaltado a Hoseok quien, por la impresión cayó al suelo.

—Oh Dios, por favor no me hagas nada —suplicó, un segundo antes de volver a desmayarse.

Taehyung apenas tomo nota de su amigo, en cuanto Jungkook despertó, lo único en lo que pensaba era en volver ese rostro expresivo al que se había acostumbrado. Su sonrisa extendiéndose al reencontrarse con los ojos negros que tanto había extrañado. Podría haber pasado menos de una hora, pero Taehyung había sentido la ansiedad en su cuerpo, nunca antes Jungkook se había desconectado por completo y temía que no fuera capaz de volver a verle.

— Hey — saludó y sin darse cuenta llevó su mano hasta la mejilla de Jungkook —, que bueno  es volver a verte.

Jungkook dirigió su mirada a la mano de Taehyung, notando como el grillete había desaparecido. Entonces miró su propio brazo, comprobando que no había más cadena. Jungkook sonrió de regreso y puso su mano sobre la de Taehyung pero, antes de que alcanzara a decir cualquier cosa, un fuerte ruido proveniente de la puerta distrajo a ambos. Pesados pasos se escucharon por las escaleras hasta detenerse de manera abrupta.

Taehyung levantó lentamente la mirada, primero encontrándose con unas botas negras y después con un pantalón roto, para el momento en que llegó al rostro del recién llegado las lágrimas ya hacían difícil enfocar nada.

— Nam... — susurró con la voz quebrada.

Taehyung no perdió ni un segundo y corrió a abrazarlo.

— Taehyung —escuchó a su hermano susurrar mientras lo apretaba más contra sí mismo.

De repente no existía nada más alrededor, no les importaba el público ni tampoco mostrarse débiles. Taehyung se permitió llorar, sintiéndose pequeño entre los brazos de su hermano, sintiéndose como el niño perdido y asustadizo que era cuando entendió que no volvería a ver a sus padres. Pero sobre todo, la sensación de estar protegido regresó a él. Ahora ya podía decir con toda seguridad que se encontraba en casa. Había regresado al lugar donde pertenecía junto a las personas que amaba y su hermano estaba ahí para seguir guiándolo.

Taehyung se aferraba a la chaqueta de su hermano, deseando estar así por unos minutos más hasta que se sintiera listo para separarse. Sin embargo, Namjoon se tensó de repente, haciendo que el menor levantara la vista extrañado, pero su hermano no lo veía a él. Sus ojos, llenos de ira, iban dirigidos a alguien más, a alguien a sus espaldas. Taehyung aún sin entender que era lo que hacía que su hermano adquiriera esa postura de defensa, siguió su mirada y se encontó con Jungkook parado a un lado de la mesa.

JungKook.

En ese momento la comprensión de la situación llegó de inmediato. Así que, sin perder un solo segundo, corrió hacia Jungkook, parándose frente a él y adquiriendo una postura defensiva que decía a todos que no se acercaran.

—¡Hyung! ¡Alto! — gritó con las manos en alto para detener el avance de su hermano.

—¡¿Cómo?! ¡¿Cómo maldita sea entró eso aquí?! — Parecía fuera de control mientras trataba de llegar a Jungkook, lo único que lo detenía eran los brazos de su hermano—. TaeHyung, quítate de mi camino —dijo con los dientes apretados.

—¡No! Escúchame primero.

—¿Cómo quieres que te escuche cuando hay un Kalerium aquí?

—Él no es una amenaza —trató de razonar.

—¿Cómo puedes decir eso? ¡Todos ellos son unos asesinos!

—¿Es que acaso ha tratado de atacarte? —intentó de vuelta

Namjoon se detuvo, no por las palabras de su hermano, sino por su extraña insistencia. Entre los dos, Taehyung era el que mayor resentimiento había mostrado a todo lo que tuviera que ver con el Nuevo Régimen. La sola idea de que su hermano defendiera un androide era imposible. Pero ahí estaba, con los brazos extendidos, dispuesto a luchar contra él por una máquina.

Nada de eso tenía sentido.

Y al mismo tiempo, esa falta de lógica fue lo que le hizo revisar la situación, dándolo espacio a su hermano para hablar.

—Permíteme explicártelo.

— Cinco minutos —. Tomó  asiento donde anteriormente había estado Taehyung, sin despegar la mirada de Jungkook. Aún se notaba la tensión en sus brazos, pero el que hubiera aceptado escucharlo le permitió a Taehyung respirar un poco—. Empieza.

En definitiva sería una larga noche.

En definitiva sería una larga noche

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ALGUIEN DEBE MORIR   |   TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora