𝕸𝖞 𝖍𝖊𝖆𝖛𝖊𝖓, 𝖞𝖔𝖚𝖗 𝖍𝖊𝖑𝖑. (🇧‌🇮‌🇱‌🇱‌🇫‌🇴‌🇷‌🇩‌)

V

A la mañana siguiente, Ford se despertó con una horrible resaca, el peso del sueño y los recuerdos vagos de la noche anterior lo hacían sentir más desorientado de lo usual. Cuando abrió los ojos, vio a Bill, flotando frente a él, con esa sonrisa burlona que siempre llevaba. Algo en su mirada lo incomodaba más de lo habitual.

—Buenos días, Sixer. —Bill saludó, arrastrando las palabras con un tono juguetón.

—Ugh, mi cabeza... —Ford se frotó las sienes. —¿Qué demonios hicimos anoche?

Bill soltó una risita baja. — Nada que no hayamos hecho antes, Fordsy. Aunque... diría que anoche estuviste un poco más cariñoso de lo usual.

Ford lo miró con el ceño fruncido, sin entender a qué se refería. — ¿Cariñoso? ¿De qué hablas?

Una sonrisa traviesa apareció en su rostro, qué situación más divertida se le había presentado — ¿Lo quieres saber Fordsy? ¿En serio?

El castaño realmente no entendía nada, así que insistió — Si Bill, ya dime qué pasó.

— Uff, créeme no lo quieres saber. En cambio, yo nunca lo olvidaré.

— ¡Déjate de bromas y dímelo!

Bill se acercó un poco más, flotando peligrosamente cerca. —Está bien está bien, te daré una pista — le tiró un beso mientras le guiñaba un ojo, claramente disfrutando de la confusión y vergüenza que empezaba a aparecer en el rostro de Ford.

El castaño se quedó completamente congelado, su mente procesando lentamente lo que Bill acababa de decir. —No me digas que... que yo... te.... —Su voz se quebró ligeramente.

Bill soltó una carcajada. —¡Oh, sí! Te pusiste bastante amistoso conmigo. —Lo miró de reojo, con esa sonrisa ladina. —Aunque debo admitir, prefiero cuando estás más... sobrio. Es más divertido así.

Ford sintió el calor subir por su rostro, sonrojándose al recordar vagamente algunos de los eventos de la noche anterior. —Ugh, menos mal que no recuerdo eso... —murmuró, claramente avergonzado mientras se limpiaba los labios con el dorso de la mano, claramente disgustado.

Bill no perdió la oportunidad de burlarse más. —Oh, claro, claro. Pero sabes, Sixer, no tienes que esconderlo. Admite que te gustó hacerlo. — Le lanzó una mirada astuta, inclinándose un poco más cerca de Ford.

Ford se cruzó de brazos, tratando de mantener la compostura, aunque sentía cómo sus mejillas seguían ardiendo. — No fue nada. Solo estaba... borracho.

Bill rodó los ojos y suspiró. — Vamos, Fordsy. Sabes que te encantó. ¿O prefieres comprobarlo ahora estando sobrio? ¿eh?

El demonio lo miró desafiante.

- ¿Y no te acuerdas de todo lo que me dijiste anoche?

- ¿Que más te dije?

- "Ay Bill, no puedo odiarte". "Te extrañé tanto ". "Quédate conmigo". "No me dejes" - imitó su voz de forma burlona.

- ¡Y-Yo no dije eso!

Bill chasqueó los dedos y una grabadora apareció en su mano. Amenazó con encenderla y Ford rodó los ojos.

- D-Déjalo. Prefiero no recordarlo.

El demonio se cruzó de brazos molesto.

- ¿Por qué te cuesta tanto admitir que aún me extrañas?

- ¡Porque me mentiste y me usaste!

- ¡Y ahora te ofrezco gobernar una dimensión juntos! ¡¡¿Quién más te daría eso?!!

- ¡Me arruinaste la vida!

- ¡Tú arruinaste tu vida solo!

Ford se tensó. Sabía que Bill lo estaba provocando, pero algo en su interior lo empujaba a responder, a no dejar que el demonio tuviera la última palabra. Con una fachada fría y decidida, Ford se levantó, se acercó a Bill y, sin dudar, lo tomó del rostro con expresión fría.

—¿Ves? —dijo con firmeza, besando a Bill rápidamente, con un toque de desafío. —No significas ya nada para mí.

Bill, sorprendido pero encantado, lo miró con una sonrisa aún más grande. —Oh, Fordsy, no me quedó claro. ¿Lo harías de nuevo? —Su tono era juguetón, pero había un brillo en sus ojos que mostraba cuánto le había gustado.

Ford lo miró, respirando con algo de dificultad, y aunque su rostro intentaba permanecer serio, sus labios temblaban ligeramente. —No empieces, Cipher. No volveré a tomar jamás.

Bill solo soltó una risa suave. —Sabes que te gustó, Ford. Y yo... —Se inclinó hacia él, su rostro a centímetros del de Ford. — Tranquilo. Haré que vuelvas de rodillas.

- Sobre mi cadáver.

Y el humano se fue, disgustado y dispuesto a hacer de cuentas que aquello nunca pasó.

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