VI

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Ya habían pasado 3 meses desde que su descuido lo obligó a pasar tiempo con el demonio que tanto odiaba. Ahora, en un intento por olvidarse de su infortunio durante unas horas, Ford se encontraba muy concentrado leyendo un libro y estudiando las fascinantes constelaciones de la dimensión 000765Y+. A pesar de haber viajado por tantas dimensiones, aún encontraba maravillas que lo dejaban sin aliento. Pero algo lo perturbó, un escalofrío recorrió su espalda. Sabía que había alguien detrás de él.

Sin levantar la vista del libro, dijo con un tono seco

- Fuera.

Pero, como siempre, Bill ignoró la orden. El demonio se acercó, arrebatándole el libro de las manos con una sonrisa y revisando aquellas páginas.

- Siempre te gustaron las constelaciones. ¿Quieres que te regale un telescopio?

- Mejor regálame un arma así puedo-

- ¡Que gracioso eres a veces! - Bill cerró el libro de golpe interrumpiéndolo.

Ford lo ignoró y tomó otro libro. No dejaría que aquel ruidoso demonio le arruinara la tarde.

Bill se le quedó mirando y una idea apareció en su mente haciéndole sonreír y cruzándose de piernas

- "¿Quieres ver algo que nunca has visto?

- No.

- ¿Y si te digo que es algo único?

- No me interesa.

- Podrías arrepentirte de por vida...

Ford por fin lo miró por sobre sus anteojos.

- ¿Qué quieres? ¿Es este otros de tus trucos?

- Esto no es un truco - insistió el demonio, sus ojos brillando con la promesa de algo más - es una galaxia, una que jamás has visto... y una lluvia de estrellas que no encontrarás en ninguna otra dimensión.

El humano quiso volver a ignorarlo, pero Bill seguía hablando.

- ¿Sabes? Es una lluvia de estrellas que no pasa en milenios.

- ¿Y justo hoy sí?

- Ajá.

Ford, a pesar de su intento por ignorarlo, sintió una chispa de curiosidad. No quería ceder, pero la promesa de descubrir algo nuevo era difícil de resistir.

- Vamos. Te mueres de ganas por verla. Solo es mirar las estrellas conmigo, nada más.

- Está bien. – respondió Ford con unas palabras teñidas de desconfianza - Pero esto no cambia nada.

- Por supuesto, pero en el caso de que quieras que sea como el otro día, solo tienes que decirme y puedo hacer aparecer una botella de alcohol y-

- ¿Vamos o no? – Soltó, con el tono levemente nervioso y sus mejillas sonrojadas.

Bill le extendió su mano. Ford la miró enarcando una ceja.

- ¿Es necesario que te tome de la mano?

- ¡También puedes abrazarme!

- Ugh, déjalo - con desagrado, el humano tomó la mano del demonio -Y ni una sola palabra de esto a nadie.

- Como tú digas Fordsy.

El demonio hizo un gesto como de cerrar un cierre por sobre sus labios.

Bill sonrió triunfal y chasqueó sus manos y desaparecieron entre llamas azules, teletransportándose a un enorme prado. Ford miró a su alrededor sin comprender dónde estaban. Bill le levantó el mentón levemente con un dedo para que mire hacia el cielo y fue en ese preciso momento en el que el humano quedó embellecido. Era... precioso. Aquel cielo nocturno era un manto de estrellas que titilaban como diamantes en el vasto vacío. Miles de estrellas fugaces llovían sobre ellos. Ford tuvo que ajustarse sus lentes.

𝕸𝖞 𝖍𝖊𝖆𝖛𝖊𝖓, 𝖞𝖔𝖚𝖗 𝖍𝖊𝖑𝖑.  (🇧‌🇮‌🇱‌🇱‌🇫‌🇴‌🇷‌🇩‌)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora