Hablaba del templo de su cuerpo. Hoy, la Iglesia Universal celebra la dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, que es la catedral de Roma, es decir, el lugar donde el obispo tiene su cátedra, desde la cual el obispo de Roma, que al ser el obispo de la ciudad, es también el obispo universal, es el Papa, el Vicario de Cristo en la Tierra, y desde allí realiza sus enseñanzas. En todo caso, celebramos el gozo de que existan lugares que llamamos iglesias o templos, donde la asamblea del pueblo de Dios se reúne para alabar al Señor, bendecirle, darle gracias, suplicar por las necesidades y también, por qué no, para expiar sus culpas. En muchos salmos aparece ese amor que el creyente siente hacia la casa de Dios o los atrios de Dios. "Señor, yo he amado la belleza de tu casa, de tu hogar." Por ello, es importantísimo tener templos cuidados, abiertos y disponibles, donde se pueda producir ese encuentro con el amor de Dios a través de los sacramentos.
Hoy en día, desgraciadamente, en tantos lugares debido a los robos y a la falta de vocaciones, vemos muchas iglesias cerradas. Es desolador que, por miedo a posibles daños, no tengamos un espacio tranquilo, sereno y agradable para estar con nuestro Señor. Por eso, los cristianos agradecemos la existencia de los templos. ¡Cuántos pueblos en España y en el mundo entero tienen su iglesita o su gran iglesia, su imagen de la Virgen, sus santos preferidos, y un sagrario en un lugar preparado! Y uno acude a gusto. De hecho, muchas veces cantamos con alegría cuando vamos a la casa del Señor y sentimos que estamos pisando los umbrales de Jerusalén. Porque, en definitiva, cada iglesia está llamada a ser una imagen de la Jerusalén celestial.
El evangelio nos dice que Jesús, cuando afirmó: "Destruid este templo y en tres días lo levantaré", se refería al templo de su cuerpo. Del mismo modo que nos gusta tener las iglesias abiertas, limpias y disponibles, también nosotros somos un templo de Dios. Nuestro corazón, nuestra intimidad, es el lugar donde Dios quiere estar, y debe estar abierto a la gracia de Dios y a los demás. Es un lugar de encuentro con Dios, de encuentro con la trascendencia, y un espacio donde debemos estar a gusto con nosotros mismos, con los demás y con Él.
Por tanto, el apóstol insistía muchas veces: "Vosotros sois el cuerpo de Cristo, sois templo del Espíritu Santo." El día de nuestro bautismo, Dios nos consagró, y nuestros padrinos recordaron que somos el lugar donde Dios quiere habitar. ¿Qué mejor sagrario, qué mejor catedral, qué mejor basílica, que un corazón humano dispuesto a recibir al Señor y decirle: "Ven, Señor, haz morada en mí y quédate conmigo"? Por eso, no olvides nunca que eres templo de Dios y que el Señor se goza morando en ti, y desde ti, quiere llegar también a los demás.
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TIEMPO ORDINARIO 2
SpiritualEl Tiempo Ordinario es la temporada en la que celebramos la vida y las enseñanzas de Jesucristo y lo que significa ser su discípulo. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa "contar". Es llamado Tiempo Ordinario porque la...