Larga vida al imperio

Revolución, Guerra, Desesperación, Esperanza, Muerte, Vida y un Dios

La guerra ha ganado la votación. He visto a muchos decir que la única opción que Tanya escogería es la Guerra y a muchos otros decir que sería la Paz. Creo que decir "lo único que haría" es engañar. Tanya podría hacer muchas cosas, podría seguir siendo una súbdita de los demás como lo ha sido toda su vida, siendo feliz con la poca libertad que tiene. O puede elegir ser por primera vez la única autoridad superior, no arrodillarse ante nadie. Ser verdaderamente libre. Ambas opciones son realistas dentro de lo que hemos visto de Tanya. En esta historia, el camino de la Reforma estaba ligado al camino de ser súbdita del Emperador, teniendo por el resto de su vida a alguien por encima de ella. Pero, el camino de la revolución y la guerra ha ganado. El camino donde Tanya es LIBRE, donde ella decide qué reglas la afectan, donde realmente es libre por primera vez en su vida.

Bienvenidos al camino de Tanya siendo libre por primera vez en su vida.

Bueno... en realidad... me pregunto, si se puede llamar libertad, si ella sigue siendo esclava de sí misma.

El Emperador se mostró sorprendido y decepcionado cuando Degurechaff dio su respuesta.

"No puedo confiar en ti, Emperador Títere, porque eres solo eso, una herramienta de las élites del Núcleo para mantener el control de la Galaxia. Traigo esperanza a mi territorio donde tú traerás desesperación en tus acciones controladas por las élites. Por esa razón mi única respuesta es esta: ¡Muerte al Emperador Títere!"

El corazón de Degurechaff estaba en llamas como lo estaría pronto la Galaxia, la furia de décadas de servidumbre y ninguna gratitud, décadas de sufrir superiores incompetentes, décadas de sacrificarlo todo y al final ser inútil para sus superiores que no podían hacer nada con las victorias que les había traído.

¿No quería ser Emperatriz? ¿No quería dejar de estar atada por las cadenas de sus superiores? Era su momento, su momento de superar su larga vida de sumisión y convertirse en la autoridad superior, solo respondiendo ante sí misma y sus súbditos. No ante ningún superior incompetente o bastardo.

—Tenía la esperanza de que la paz fuera posible. Creo que hubo un momento en el que realmente podríamos haber sido amigos. Es triste ver que nuestro futuro sea el peor posible. Pero tú misma has elegido esto. Seré misericordiosa cuando nuestros ejércitos te capturen a ti y a tus súbditos —respondió, cerrando la llamada después de haber tenido la última palabra. A Degurechaff no le importaba, de hecho, se sentía eufórica, se había liberado de las cadenas, las cadenas que la habían oprimido durante tanto tiempo. Ella es la única que decidiría su propio camino.

Se volvió hacia el puente, sus ojos dorados, una gran sonrisa en su rostro.

—¿No escuchas eso? —preguntó, nadie respondió. "El silencio, el silencio es tan fuerte, ya que hemos decidido el destino de la galaxia, el silencio sigue. Disfruta de este silencio mientras puedas, porque cuando lleguemos a Coruscant nunca podrás disfrutar del silencio, la guerra, la guerra será lo único que podremos escuchar"

Dio la espalda al puente y salió de él, caminando hacia su habitación personal, tenía que hacer algunas llamadas.

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Una familia trabajadora miró la pantalla que mostraba las noticias; eran las 16:43 y toda la familia estaba en el sofá, un hombre de treinta años, una mujer de treinta y tres y un joven adolescente de quince años que solo estaba allí porque estaba preocupado por el ultimátum. Esperando ver alguna información nueva de las noticias.

La casa era relativamente grande para los estándares de Eriadu, las mercancías no eran tan caras como en otras partes de la galaxia, y gracias a la economía de Degurechaff los precios de los alimentos eran nuevamente asequibles para la clase trabajadora normal en su territorio.