Prólogo

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La vida tiene una forma curiosa de entrelazar destinos, como hilos invisibles que se cruzan sin previo aviso. En ocasiones, esos hilos nos llevan a lugares inesperados, donde todo lo que creíamos conocer se desvanece para dar paso a nuevas realidades.

Margarita nunca imaginó que su búsqueda desesperada por un trabajo la llevaría directamente a la mansión de los Fritzenwalden. Después de años de sacrificios, ella, una joven sencilla y de corazón puro, se encontraba en la posición de tener que enfrentar a un chico cuya arrogancia y altivez eran tan vastas como su fortuna. Rey Fritzenwalden era todo lo que ella no era: rico, imponente, seguro de sí mismo y, según los rumores, imposible de soportar.

Sin embargo, el destino, siempre caprichoso, la colocó ante él en un contexto tan mundano y común como el de una niñera. Los pequeños Fritzenwalden, sus hermanos, necesitaban alguien que les brindara cariño y cuidado. Y a pesar de que el dinero nunca había sido la prioridad para Margarita, el empleo ofrecido era una oportunidad que no podía rechazar.

Rey, acostumbrado a tenerlo todo bajo control, nunca imaginó que su mundo podría verse alterado por una chica tan... diferente. Ella no buscaba impresionar, ni competir con su vida de lujo, pero sí tenía algo que él nunca había encontrado: una bondad genuina que parecía brillar incluso en los momentos más oscuros de su egoísmo.

Así comenzaría una historia inesperada, donde los polos opuestos no solo se atraen, sino que, quizás, se necesitan más de lo que ambos creen. Margarita entraría en su vida como una sombra silenciosa, dispuesta a cuidar lo más valioso que él poseía: su familia. Pero a medida que el tiempo pase, los dos descubrirán que, incluso entre el hielo de la arrogancia y el calor de la ternura, pueden forjarse los vínculos más sólidos.

Quereme sólo a mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora