Capítulo 17🦋: Bajo la lluvia.

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Al día siguiente, en la Universidad.

¿Por qué has estado evitándome desde que llegaste?— Musitó Simon a mi lado en cuanto la profesora Linda se volteó a escribir en el pizarrón.

— No lo sé... ¿Será acaso porque te llevaste a mi mejor amiga a casa y durmieron juntos?— Ironicé con el ceño fruncido y los labios presionados, me encontraba tan molesta que podía sentir la sangre arder en mis mejillas.

— ¿Por qué te molesta tanto?

— Porque ella se encuentra vulnerable en estos momentos... Además de que su novio es mi mejor amigo.— Expliqué alterando un poco la voz.

— ¿Alguien tiene algo que comentar?— Preguntó la profesora girándose, levantando las cejas por encima de sus lentes.— Puede decirlo frente a todo el salón para que sea escuchado.

Un silencio incómodo y perturbador predominó en el salón hasta que nuevamente continuó escribiendo.

— Pero su novio, tu mejor amigo...— Enfatizó con una ceja arqueada.— La engaña. ¿No?

— ¡Una cosa es llevarla conmigo a una fiesta y otra muy diferente es que se vayan a dormir juntos cuando me encuentre distraída!— Exclamé en voz baja.

— No volverá a pasar, puedes estar tranquila...

— Ese es el punto, es precisamente eso, que no volverá a suceder. Y temo que cuando regrese a casa en la tarde ella tenga en mente una idea de... Romance juvenil barato y de novela. Precisamente con alguien que ama a alguien más, y que solo vivió una noche a su lado, que no significó más que eso.— Le expliqué desviando la mirada.

— Lo siento...

— De nada vale que te disculpes, Simon.

— ¿¡Podrías dejar de culparme!? No la obligué a nada, de hecho, fue ella quien quiso hacerlo. Le aclaré estar enamorado de Sophie y ella aseguró aún amar a su novio.— Me discutió comenzando a acalorarse.

— ¡Es mi mejor amiga!

— ¿¡Y eso qué rayos tiene que ver!? ¿¡Es acaso esta situación problema tuyo!?

— ¡Srta Sanders y Sr Holland!— Gritó la Sra Linda tras rebotar las exclamaciones mías y de Simon por todo el salón.— ¡¿Por qué tales gritos!? ¿Ella lo ha provocado, Sr Holland?

— ¿Qué?— Musité.— No lo he provocado.— Intenté explicar civilizadamente, me encontraba de pie con la mirada fija en los ojos de la profesora, protegidos por el vidrio de sus gafas.

— Siento que imparto clases para chicos de preparatoria...— Suspiró decepcionada.— Siéntense, no quiero escuchar sus voces nuevamente.

Simon y yo nos acomodamos en nuestros puestos, ambos mirando hacia el lado contrario.

No estaba dispuesta a disculparme, y quizás él tampoco lo estaba.

Horario de almuerzo.

Oigan... Ahora mismo esta mesa parece un funeral.— Comentó Hans dando una mordida a su manzana.

— Entiendo a ambos para ser sinceros, pero no creo que la situación sea significativa al punto de no dirigirse la palabra.— Dijo Arlen haciendo una mueca de disgusto.

— Vamos... ¡Son como uña y carne! No se pelearán por esa tontería. ¿Verdad?— Cuestionó Diana.— Discúlpense.

— ¡No!— Exclamamos ambos al mismo tiempo.

— Son dos tercos del demonio.— Se quejó Hans.

— Por cierto... ¿Nos contarás qué sucedió anoche con Equis?— Arlen dirigió seria la mirada hacia mí.

Equis. (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora