Al día siguiente, en la Universidad.
— ¿Por qué has estado evitándome desde que llegaste?— Musitó Simon a mi lado en cuanto la profesora Linda se volteó a escribir en el pizarrón.
— No lo sé... ¿Será acaso porque te llevaste a mi mejor amiga a casa y durmieron juntos?— Ironicé con el ceño fruncido y los labios presionados, me encontraba tan molesta que podía sentir la sangre arder en mis mejillas.
— ¿Por qué te molesta tanto?
— Porque ella se encuentra vulnerable en estos momentos... Además de que su novio es mi mejor amigo.— Expliqué alterando un poco la voz.
— ¿Alguien tiene algo que comentar?— Preguntó la profesora girándose, levantando las cejas por encima de sus lentes.— Puede decirlo frente a todo el salón para que sea escuchado.
Un silencio incómodo y perturbador predominó en el salón hasta que nuevamente continuó escribiendo.
— Pero su novio, tu mejor amigo...— Enfatizó con una ceja arqueada.— La engaña. ¿No?
— ¡Una cosa es llevarla conmigo a una fiesta y otra muy diferente es que se vayan a dormir juntos cuando me encuentre distraída!— Exclamé en voz baja.
— No volverá a pasar, puedes estar tranquila...
— Ese es el punto, es precisamente eso, que no volverá a suceder. Y temo que cuando regrese a casa en la tarde ella tenga en mente una idea de... Romance juvenil barato y de novela. Precisamente con alguien que ama a alguien más, y que solo vivió una noche a su lado, que no significó más que eso.— Le expliqué desviando la mirada.
— Lo siento...
— De nada vale que te disculpes, Simon.
— ¿¡Podrías dejar de culparme!? No la obligué a nada, de hecho, fue ella quien quiso hacerlo. Le aclaré estar enamorado de Sophie y ella aseguró aún amar a su novio.— Me discutió comenzando a acalorarse.
— ¡Es mi mejor amiga!
— ¿¡Y eso qué rayos tiene que ver!? ¿¡Es acaso esta situación problema tuyo!?
— ¡Srta Sanders y Sr Holland!— Gritó la Sra Linda tras rebotar las exclamaciones mías y de Simon por todo el salón.— ¡¿Por qué tales gritos!? ¿Ella lo ha provocado, Sr Holland?
— ¿Qué?— Musité.— No lo he provocado.— Intenté explicar civilizadamente, me encontraba de pie con la mirada fija en los ojos de la profesora, protegidos por el vidrio de sus gafas.
— Siento que imparto clases para chicos de preparatoria...— Suspiró decepcionada.— Siéntense, no quiero escuchar sus voces nuevamente.
Simon y yo nos acomodamos en nuestros puestos, ambos mirando hacia el lado contrario.
No estaba dispuesta a disculparme, y quizás él tampoco lo estaba.
Horario de almuerzo.
— Oigan... Ahora mismo esta mesa parece un funeral.— Comentó Hans dando una mordida a su manzana.
— Entiendo a ambos para ser sinceros, pero no creo que la situación sea significativa al punto de no dirigirse la palabra.— Dijo Arlen haciendo una mueca de disgusto.
— Vamos... ¡Son como uña y carne! No se pelearán por esa tontería. ¿Verdad?— Cuestionó Diana.— Discúlpense.
— ¡No!— Exclamamos ambos al mismo tiempo.
— Son dos tercos del demonio.— Se quejó Hans.
— Por cierto... ¿Nos contarás qué sucedió anoche con Equis?— Arlen dirigió seria la mirada hacia mí.
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Equis. (En proceso)
Novela JuvenilRecién me mudé al edificio y no conozco nada sobre el chico del piso de abajo. Todos le llaman Equis, pero nadie conoce realmente su nombre. No establece ningún tipo de relación con las personas, por lo que se desconoce si tiene un empleo o si aún a...