Capitulo 22: La mascota en peligro

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Elena, aún intrigada por las palabras de la sombra y sin saber quién era, intentó mantenerse despierta para reflexionar sobre lo que había escuchado

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Elena, aún intrigada por las palabras de la sombra y sin saber quién era, intentó mantenerse despierta para reflexionar sobre lo que había escuchado. Sin embargo, el cansancio la venció y sus párpados se cerraron lentamente, sumiéndola en un sueño profundo.

Mientras tanto, Liam salió a caminar al jardín junto a Kael. La noche era tranquila, y las estrellas brillaban en el cielo. Aprovechando la soledad del momento, Liam decidió confrontar a Kael.

—¿Por qué ves a Elena como la ves?— preguntó Liam, su voz llena de determinación. —¿Acaso estás interesado en ella? Te comento que Elena es mi novia y tú ni nadie me va a separar de ella.—

Kael lo miró y sonrió, pero no se quedó callado.

—No tengo ningún interés en Elena de esa manera,— respondió Kael con calma. —Estoy interesado en buscar a mi reina del continente Pyronia. Ella siente atracción por mí, y yo por ella.—

Liam asintió, sintiéndose un poco aliviado pero aún decidido a proteger su relación con Elena.

De repente, un ruido en la ventana de la habitación de Elena llamó su atención. Un loro de muchos colores estaba tocando la ventana con su pico, intentando llamar la atención de Elena. Al verlo, Elena abrió la puerta y el loro se desplomó delante de ella.

—¡Oh, no!— exclamó Elena, recogiendo al loro con cuidado. —¿Qué te ha pasado?—

Sin perder tiempo, salió de inmediato hacia la biblioteca, donde sabía que encontraría a Lady Isolde y Alaric. Al llegar, los encontró inmersos en sus investigaciones.

—¡Lady Isolde, Alaric!— llamó Elena, su voz llena de urgencia. —Necesito su ayuda. Este loro está herido.—

En ese momento, apareció Eamon, quien había estado fuera del reino investigando.

—¿Qué has podido investigar tú mientras estuviste fuera del reino?— preguntó Elena, pero Eamon, al ver al loro, respondió con preocupación.

—¿Qué le sucede a ese loro?— preguntó, acercándose rápidamente.

Lady Isolde tomó al loro con cuidado y comenzó a examinarlo.

—Parece que está envenenado,— dijo con seriedad. —Debemos actuar rápido si queremos salvarlo.—

Elena, preocupada, observó cómo Lady Isolde y Alaric trabajaban juntos para preparar un antídoto. Eamon, mientras tanto, comenzó a explicar lo que había descubierto durante su ausencia.

—He encontrado información sobre una antigua profecía que podría estar relacionada con Malakar,— dijo Eamon. —Habla de un poder oscuro que solo puede ser derrotado por la unión de los reinos y la fuerza de un corazón puro.—

Elena asintió, procesando la información mientras observaba a Lady Isolde y Alaric trabajar.

—Debemos salvar a este loro,— dijo con determinación. —Y luego, debemos prepararnos para lo que venga.—

Lady Isolde asintió, concentrada en su tarea.

—Haremos todo lo posible,— dijo. —Pero necesitamos tiempo.—

Elena se quedó junto a ellos, observando cada movimiento y esperando con ansias que el loro se recuperara. Sabía que cada momento era crucial, no solo para el loro, sino también para su misión de derrotar a Malakar y proteger su reino.

Lady Isolde y Alaric trabajaron rápidamente para curar al loro. Utilizaron suero fisiológico para limpiar la herida y aplicaron un polvo astringente para detener el sangrado. Con cuidado, envolvieron la herida con una gasa estéril y aplicaron un ungüento especial para acelerar la curación.

Elena observaba con preocupación, esperando que el loro se recuperara. Después de unos minutos, el loro comenzó a moverse y abrió los ojos. Con un leve aleteo, se posó en el hombro de Elena.

—Elena, Elena,— dijo el loro con una voz clara y sorprendentemente humana. —Tú eres fuerte, pero tu misma fuerza está atrayendo ya no solo a Malakar. Hay un sujeto mucho más fuerte. Ese enemigo es una mujer. No puedo revelarte nada de ella; eso lo tienes que descubrir tú misma, pero en su momento adecuado.—

Elena quedó perpleja, procesando las palabras del loro. Sabía que debía estar preparada para enfrentar nuevos desafíos, pero la idea de un enemigo aún más poderoso que Malakar la llenaba de inquietud.

—¿Quién es esa mujer?— preguntó Elena, pero el loro no respondió. Simplemente se quedó en su hombro, observándola con ojos inteligentes.

Lady Isolde se acercó a Elena y le puso una mano en el hombro.

—Debemos estar preparados para cualquier cosa,— dijo con seriedad. —No sabemos qué nos depara el futuro, pero debemos estar listos para enfrentarlo.—

Elena asintió, sintiendo una renovada determinación. Sabía que debía seguir adelante, fortalecerse y confiar en sus amigos. Con el loro en su hombro y sus aliados a su lado, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

 Con el loro en su hombro y sus aliados a su lado, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se presentara

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