En un reino envuelto en misterio y magia, una joven princesa se ve obligada a asumir el trono tras la repentina desaparición de su madre. Con una corona que pesa más de lo que jamás imaginó, Elena debe enfrentarse a intrigas palaciegas, traiciones y...
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La sombra misteriosa que acompañaba a Malakar salió de la guarida oscura, moviéndose con sigilo y determinación. Sabía que debía advertir a Elena sobre lo que estaba a punto de suceder, aunque hacerlo significara traicionar a Malakar.
En el castillo de Eldoria, Elena se encontraba en su habitación, aún recuperándose de la herida que Malakar le había infligido. De repente, sintió una presencia oscura y levantó la vista para ver a la sombra materializándose ante ella.
—¿Quién eres?— preguntó Elena, su voz llena de desconfianza y curiosidad. —¿Por qué me ayudas?—
La sombra, aunque etérea, parecía vacilar ante la mirada penetrante de Elena. Sabía que debía ser honesta, pero también cautelosa.
—Estoy aquí para advertirte,— dijo la sombra, su voz suave pero firme. —Algo terrible está a punto de suceder. Malakar tiene planes más oscuros de lo que imaginas.—
Elena frunció el ceño, su desconfianza creciendo.
—¿Por qué debería creerte?— preguntó, su voz llena de desafío. —¿Quién demonios eres y cómo sabes tanto sobre el continente de Arathia y el reino de Eldoria?—
La sombra se quedó en silencio por un momento, impresionada por la fuerza y determinación de Elena. Finalmente, decidió revelar un poco más.
—Pronto sabrás quién soy,— dijo la sombra, su voz llena de misterio. —Mi papel en todo esto es más complejo de lo que imaginas. Sé tanto sobre tu reino porque he estado observando y aprendiendo. Pero no puedo revelarte todo ahora. Debes descubrirlo por ti misma, en el momento adecuado.—
Elena, aunque aún desconfiada, sintió una chispa de curiosidad y determinación. Sabía que debía estar preparada para lo que viniera, pero también sabía que debía descubrir la verdad sobre la sombra.
—No dejaré que Malakar gane,— dijo con firmeza. —Haré todo lo posible para proteger mi reino.—
La sombra asintió, sabiendo que había hecho lo correcto al advertir a Elena.
—Confío en que lo harás,— dijo antes de desvanecerse en la oscuridad.
Justo en ese momento, Liam entró en la habitación, su rostro lleno de preocupación.
—Elena, ¿estás bien?— preguntó, acercándose rápidamente a ella.
Elena, aún procesando lo que había sucedido, asintió lentamente.
—Sí, estoy bien,— dijo, aunque su mente estaba llena de preguntas y pensamientos sobre la sombra misteriosa.
Liam, aunque aliviado de ver que Elena estaba a salvo, no podía evitar sentir una creciente preocupación por lo que estaba sucediendo.
—Debemos estar preparados para lo que venga,— dijo, su voz llena de determinación. —No dejaré que nada te haga daño.—
Elena, aunque agradecida por el apoyo de Liam, sabía que debía concentrarse en descubrir la verdad sobre la sombra y los planes de Malakar. Con su mirada fija en el futuro, estaba decidida a enfrentar cualquier desafío y proteger su reino.
