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𝙁𝙤𝙧𝙗𝙞𝙙𝙙𝙚𝙣
𝑇ℎ𝑜𝑚𝑎𝑠 𝑏𝑟𝑜𝑑𝑖𝑒 𝑠𝑎𝑛𝑔𝑠𝑡𝑒𝑟
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Aria Beaumont:


Ya era viernes y me estaba alistando para ir al juego de Stephen y Thomas, no tenía idea sobre nada acerca del fútbol americano.

Las palabras de Thomas resonaban en mi cabeza.

"no olvides a quien vienes a ver realmente"

Bien, no pasaba nada. Había invitado a Hayley y estábamos preparándonos en mi habitación. Thomas y Stephen ya se habían ido, tenían que estar ahí más temprano.

Al llegar a la escuela, buscamos asientos en las gradas para sentarnos, no había muchos debido a que habíamos llegado tarde, pero aún así nos sentamos en medio.

Ahí estaban Stephen y Thomas, en la cancha ya jugando. La mirada de Thomas choco con la mía y me sonrió levemente, esa sonrisa juguetona y burlona qué a veces me hacia desesperar y golpearlo.

Me quite mi sudadera. Llevaba puesta una camiseta con el número que llevaba Thomas en su uniforme, sabía que se iba a molestar. La cara de Thomas se puso roja y siguió jugando.

-No lo puedo creer. -dijo Hayley con la boca abierta por asombro.

-Solo es para molestarlo

La sonrisa traviesa de Thomas fue reemplazada rápidamente por una mirada de concentración, pero yo sabía que lo había desconcertado. A pesar de lo mucho que le gustaba jugar a hacerse el seguro y arrogante, parecía que una simple camiseta con su número bastaba para quitarle el control.

-Espera a que te vea de cerca, va a tener tanto que decirte. -dijo Hayley entre risas. -¿Estás segura de que no es porque te gusta un poquito?

-No empieces, Hayley, -le respondí dándole un codazo.

El juego continuó, y cada tanto los ojos de Thomas regresaban a mí, aunque trataba de disimularlo. Su juego se volvió más intenso, y parecía esforzarse un poco más cada vez que me miraba. Stephen, por su parte, también había notado la camiseta, y en un momento, en medio de una jugada, señaló hacia mí y dijo algo a Thomas que le hizo poner una expresión irritada.

-¿Viste eso? -dijo Hayley riéndose aún más fuerte. -¡Es como si todos se dieran cuenta menos tú!

Antes de que pudiera responder, el silbato del árbitro señaló el final del primer tiempo, y vi a Thomas y a Stephen acercarse a la banca para tomar agua. Noté que Thomas seguía mirando en nuestra dirección, y una mezcla de incomodidad y emoción se apoderó de mí. Cuando finalmente se cruzaron nuestras miradas, hizo un gesto con la cabeza, indicándome que bajara a la barrera de las gradas.

Forbidden - Thomas brodie-Sangster Donde viven las historias. Descúbrelo ahora