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capitulo largo
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Después de lo sucedido en el cielo Charlie se encerró en su cuarto durante un gran tiempo y vaggie digamos que su estado de ánimo no era el mejor, las cosas han estado tensas en el hotel desde ese día
Por otro lado, en la sala común, Satoru estaba sentado en una butaca junto a la chimenea. Con una taza de café en las manos, miraba el fuego con una expresión ausente, casi melancólica. El crepitar de las llamas llenaba el silencio a su alrededor, mientras su mente vagaba entre los recuerdos de lo sucedido en el cielo. Cada destello y chispa del fuego parecía avivar fragmentos de aquellas imágenes, reviviendo momentos que él aún intentaba procesar. Sin moverse, permanecía allí, sumido en pensamientos profundos y dejando que el calor del café y la chimenea le dieran un respiro, aunque momentáneo, en medio de la agitación interna que sentía.
—(apenas me doy cuenta que había una energía mas grande observando nos en el juicio habrá sido dios o otra entidad más importante que será, ya me parezco a fushiguro pensando de esa manera)
Satoru pensaba en su hijo adoptivo y en las acciones que este solía realizar, dejándose llevar por esos recuerdos mientras intentaba asimilar todo lo que había sucedido en el cielo. Sabía que Adam había amenazado a Charlie, prometiendo atacar su hotel en el momento del exterminio; esa inquietante revelación se la había compartido la propia Charlie al hablarle de lo ocurrido. Gojo miraba el fuego de la chimenea, su rostro serio enmarcado por las sombras que proyectaban sus gafas oscuras. Las llamas reflejadas en sus lentes parecían revivir, una y otra vez, la intensidad de sus pensamientos, mientras también recordaba el inesperado reencuentro con Erik y lo que ese encuentro había traído a su mente.
Sus pensamientos se disiparon cuando recordó lo que Charlie le había confesado sobre Vaggie. Ella había sido un ángel exterminador, y esa antigua naturaleza la había empujado al límite. Era como si una parte de ella aún estuviera atrapada en su pasado, incapaz de liberarse por completo. Charlie le contó cómo la había conocido, cómo la encontró destrozada, rota en un mundo al que ya no pertenecía. Y, pese a todo, habían construido algo juntos, un vínculo que parecía inquebrantable… hasta ahora.
Gojo, quien había permanecido en silencio mientras Charlie hablaba, dejó escapar un suspiro, mirándolo fijamente antes de hablar.
—sabes Charlie no soy bueno con estos temas pero lo que te puedo decir es que
dijo Gojo con una media sonrisa, pero con un brillo serio en sus ojos
—, el amor no es algo sencillo de sostener, especialmente cuando el pasado tira de nosotros como un ancla. Lo que tienes con Vaggie es único, pero debes recordar que hasta el más fuerte de los hilos se puede romper si no lo cuidas. Sin embargo… ¿sabes qué es lo grandioso del amor? Que es como una especie de hechizo, el tipo de magia o maldicion que puede desafiar cualquier lógica, incluso la de los ángeles o los demonios. Así que, si realmente crees en ella y en lo que han construido, la querrás incluso por su pasado.
Gojo volvió a la realidad, sorprendido al recordar lo que había dicho en ese momento. Ni él sabía de dónde había salido esa reflexión, pero no pudo evitar pensar en Geto… y en Yuta. Le pareció curioso haber recordado a su mejor amigo y a su joven estudiante al hablar de algo como el amor, como si esos recuerdos estuvieran conectados con lo que había dicho. Sin embargo, apartó ese pensamiento y observó a Vaggie, que conversaba con Angel y Husk.
De repente, el suelo vibró ligeramente, y un pequeño temblor recorrió el lugar. Gojo alzó la vista y notó cómo en el techo aparecían unas grietas de un intenso color verde, como si fueran venas brillantes extendiéndose sobre ellos. En cuanto Vaggie vio las grietas, su expresión cambió y, sin perder un segundo, corrió desesperada hacia la habitación de su novia.
