KIARELYS POV✰✰✰
Amo cuando el hombre arrepentido se arrastra como un perro sin vida.
¿Increíble, verdad? Lo mismo pensaba de Clarent cuando mostraba su lado misógino, sin importarle un carajo cómo me sentía después de una pelea o cuando me hacía dudar de mi valor como su esposa. Pero las cosas cambian y toman rumbos inesperados.
Esta última semana ha intentado bajarme el cielo y las estrellas, mostrándome al Fabián que alguna vez conocí. Pero, después de su confesión de infidelidad con Nashaly, algo dentro de mí cambió. Ya van varias; he perdonado sus errores haciéndome la vista gorda, pensando que era algo normal en una relación. Pero llegué al punto de quiebra. Estoy cansada de este intento de matrimonio; no es justo para mí ni para mi hija. Ya no me siento completa a su lado, aunque no digo que dejé de amarlo, ¡eso jamás! Pero me cansé de ser solo la sobra de alguien, siendo yo el plato principal.
𓂃⌁.˖ ࣪ ャ゙
-¿Qué vas a comer? Los muchachos ya están pidiendo.
-No tengo hambre, pide para ti -dije mientras mecía el coche de Sirena, quien jugaba con su chupete, observando su alrededor. Mi indiferencia hacia él era evidente.
-¿No quieres al menos un vasito e' pulpo?-
-No, tranqui, que estoy bien.-
Me miró por unos minutos antes de irse a pedir su comida con sus amigos, al otro extremo del restaurante. Sabía que pronto explotaría por mi comportamiento. Su confusión e irritación me daban risa. Pensaba que, después de tener intimidad, todo volvería a la normalidad, como siempre. Pero al ver que no era así, ahora está inquieto, sin saber lo que valla yo hacer.
𓂃⌁.˖ ࣪ ャ゙
Hoy era domingo "familiar". Como de costumbre, estábamos en un chinchorro con su grupo de amigos, recorriendo la costa sur de la Isla en banshee, motoras y Can-Am. Nosotros íbamos en la camioneta por nuestra hija.
Ahora estábamos todos en una mesa grande, con Clarent a mi lado, compartiendo con sus amigos mientras yo solo miraba el mar frente a nosotros. De vez en cuando, su mano acariciaba mi cintura.
-Te ves hermosa con esos shorts -me susurró al oído, dejando un beso en mi cuello.
-Mmhm, gracias...
-¿Qué te pasa? ¿Vas a seguir indiferente todo el camino? Porque si es así, mejor te dejo en casa. Tú me avisas -dijo molesto.
Sonreí de lado, sorprendida por la paciencia que hoy milagrosamente tenía. El descaro de este hombre es demasiado, pero ya no tengo fuerzas.