KIARELYS POV✰✰✰
La atmósfera entre Clarent y yo estaba cargada, como siempre, de electricidad peligrosa. Sus palabras me habían golpeado, sí, pero yo no iba a ser tan fácil de atrapar de nuevo. No después de todo lo que pasó. No después de todo el daño que me causó. Aún así, me sentía atrapada entre lo que quería y lo que sabía que no debía querer. La confusión me devoraba por dentro, pero la única manera de defenderme era seguir con mi fachada de indiferencia.
Me crucé de brazos y lo miré con desdén, como si lo que acababa de decir no tuviera ningún impacto en mí. "¿Eso es lo que tienes para decirme, Clarent? ¿Una amenaza? Como si eso fuera a cambiar algo entre nosotros," le respondí, mi tono cargado de sarcasmo. Cada palabra que salía de mi boca parecía más cruel que la anterior, pero era lo único que podía hacer para ocultar lo que realmente sentía.
Clarent no se movió, su mirada fija en mí, su expresión endureciéndose. "No quiero jugar más, Kiarelys," dijo, su voz grave y fría. "Si crees que vas a seguir actuando como si nada pasara, estás muy equivocada. O volvemos a estar juntos, o esta va a ser la última vez que veas a Luar vivo."
Mis ojos se abrieron de par en par, el golpe de su amenaza me caló hondo. Pero lo que más me sorprendió fue la calma con la que lo dijo. Clarent nunca fue un hombre de tomar amenazas a la ligera. Y yo lo sabía. Podría hacer lo que decía, sin importar las consecuencias.
Sin embargo, no pude evitar reírme. No era una risa genuina, más bien una risa amarga, como si todo lo que dijera me pareciera irónico. "¿De verdad crees que me vas a asustar con eso? Sabes que me conoces mejor que eso. Eres un idiota si crees que voy a ceder a tus manipulaciones."
Clarent me miró por un largo rato, su paciencia visiblemente agotada. Puedo ver cómo sus puños se cerraban lentamente, pero no dijo nada. Solo me observaba como si estuviera decidiendo qué hacer conmigo. Me sentí vulnerable bajo esa mirada, aunque intentaba no mostrarlo.
"¿Sabes qué?" dije, finalmente. "No me importa lo que hagas. Haz lo que quieras. Pero no me vas a tener de vuelta. Ya no soy esa mujer."
Clarent dio un paso hacia mí, su presencia opresiva llenando la habitación. "Esa es la diferencia entre tú y yo, Kiarelys," dijo con voz baja, peligrosa. "Tú crees que puedes alejarte, pero en el fondo sabes que no hay forma de que eso suceda. Yo soy tu dueño. Y lo sabes."
Esas palabras me golpearon como una bocanada de aire frío. Sabía que tenía razón, de alguna manera. Clarent siempre había tenido este poder sobre mí, y aunque me empeñaba en rechazarlo, en mi interior sabía que aún me quedaban sentimientos por él. Pero lo odiaba. Odiaba cómo me hacía sentir. Odiaba la manera en que manipulaba mi vida, mi corazón.
"Me das asco, ¿sabes?" le dije con los dientes apretados, mi ira creciendo más y más. "Siempre has sido un controlador. No tienes derecho a tratarme así, Clarent."