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Estaba con mi novio en el estudio donde él graba y crea todos sus proyectos. Esperábamos a que sus colegas y amigos llegaran para que pudiera empezar a grabar lo que faltaba de su nuevo tema. Casi nunca vengo en sus momentos de trabajo mágico porque no me gusta interrumpir su espacio. A él tampoco le agrada mucho que esté aquí rodeada de tantos hombres. Clarent es ese tipo de novio celoso y posesivo, y aunque suene raro, eso me encanta. No es que me haga escenas en público, pero su rostro y su actitud lo dicen todo. Tampoco soy tan diferente; soy bastante dramática y celosa, sobre todo porque, al ser famoso, muchas chicas tratan de llamar su atención de maneras que me incomodan por lo irrespetuosas.
Pero dejando eso de lado, ahora mismo estamos en otra. Acabamos de comer y nos fumamos un blunt para terminar de relajarnos. No suelo fumar mucho, pero cuando lo hago me pega fuerte, como ahora. Siento un cúmulo de sensaciones: hormigueo en las piernas, sed, calor, curiosidad, y sobre todo... excitación.
"Mami, voy a hacer un live. Ven, siéntate aquí conmigo", dijo, palmeando un espacio a su lado, y yo obedecí.
"¿Por Insta o TikTok?", le pregunté.
"Por Insta, a ver si estos cabrones se animan", respondió mientras abría la app para comenzar el live.
En el fondo sonaba una de sus canciones, justo la nueva colaboración con Mora. Debo admitir que es un temazo, pero me pregunto a quién se refiere con esa letra de desamor, porque hasta donde yo sé, él está enamorado de mí, ¿o no? ¿Quién es la que 'no va pa' Bora Bora' cabron ? Después lo cuestiono, porque en este momento me cuesta concentrarme en otra cosa que no sea en él.
"Clarent, mi canción favorita sigue siendo 'Casamigos'", leyó en voz alta un comentario. "Y la mía también, pa'", respondió, tranquilo.
Seguía cantando algunos versos de las canciones mientras respondía comentarios de vez en cuando. Se veía tan sexy con ese jogger gris y el hoodie combinado, hoy llevaba su gorra puesta cubriéndole parte del pelo, que ya le roza la nuca de lo largo que está. Estoy tan volada que apenas puedo contener mis ganas de lanzarme sobre él.
"No, mi mujer está aquí hoy, tiene bajón de su papi", dijo inclinando el celular para enfocarme, y yo saludé a la cámara con una sonrisa. "¿Que si la tengo controlada hoy? Papi, eso es todos los días", bromeó, respondiéndole a alguien en el chat. Yo puse los ojos en blanco, riéndome, y me acerqué más a él para que ambos saliéramos en la pantalla.
"Permítanme informarles que eso es tremenda mentira. Aquí la que manda soy yo", dije, segura de mí misma.
Él miró a la cámara e hizo una mueca divertida, como si dijera "qué embustera", y yo no pude evitar reír mientras le daba una palmada en el pecho. Cuando fuma, se vuelve juguetón y gracioso, y a mí me encanta provocarlo cuando está así. Siguió cantando las canciones que sonaban de fondo, y yo aproveché para acurrucarme más contra él, pasando una pierna sobre las suyas y apoyando mi brazo en su pecho. Me acomodé como quería, lista para tomar el control de lo que tenía en mente.
