El curso había terminado y yo me encontraba haciendo las maletas para regresar a casa con mi familia.Tantas noches sin dormir valieron la pena, ya que había aprobado todo.
En cambio Mel, bueno, Melanie es otra historia. Hacia una semana había ido a hablar con el director, diciéndole que no estaba conforme con su carrera. Sin embargo, se que ella nunca tuvo en mente entrar en la universidad y solo lo hizo por Tom...
En fin, dió fin a su juego y ahora estaba libre de estrés. Palabras textuales de ella.
¿Sobre Tom? Bueno pues, después de las palabras de July intenté hablar nuevamente con él. Lo que ocurrió aquel día fue tan... extraño.
•••
Tomé asiento en la silla vacía frente a él. Tom al sentir el movimiento brusco levantó su cabeza y me observó confundido.
—Bien, puedes escapar por milésima vez. —bufé apoyando mis brazos sobre la mesa y esperando que se fuera. Pero no lo hizo. —¿No te irás? —él siguió sin hablar. —Tom, es en serio, lo siento. ¿Cuántas veces tengo que decirlo para que me puedas perdonar?
Se encogió de hombros y suspiró lentamente. Pero aún así, siguió sin responder.
—Solo... Lo siento. —murmuré. —Lo siento, de verdad.
Y sin más que decir me levanté de la silla, pero el habló, sorprendiéndome por completo.
—Solo dame un tiempo, ¿vale? —susurró.
Entonces fue él quién se alejó dejándome allí sola.
•••
Cerré mi maleta y alcé mis brazos. Por fin había terminado. La arrastré, saliendo de la habitación. Melanie estaba acostada en el sofá mirando su móvil.—Estoy lista. —avisé y vi como hacía un puchero.
—Te extrañaré, amiga. —admitió, levantándose y acercándose hasta mí para abrazarme.
—Yo también, pero sabes que puedes venir cuando quieras.
—Lo sé. —susurró separándose. —Ari, lo siento por todo.
—Tranquila, sin rencor. —reí suavemente.
Después de unos minutos evitando que ella se pusiera a llorar, pude salir de allí con mi maleta y salí de la universidad.
Esperé al taxi que había llamado antes de hacer las maletas. Me apoyé en la maleta y cerré los ojos durante unos segundos.
Finalmente Tom sería parte de mi pasado. Solo podría recordar todos aquellos momentos.
Sonreí levemente e intenté abrir mis ojos, sin embargo, todo seguía oscuro.
¿Qué cojones?
—Mierda, ahora me quedé ciega. —me quejé.
Pero entonces, todo mi cuerpo comenzó a temblar y se erizó al sentir una carcajada ronca en mi oído.
Lentamente, la mano que cubría mis ojos se fue alejando de mi rostro. Aún sin decir nada, bajé mi cabeza y esperé. Sentí como el me rodeaba y se posicionaba frente de mí.
—Hola... —susurró.
Fruncí mi ceño al ver como en una de sus manos sostenía una caja.
—Hola, Tom. —respondí, aún sin creer que estaba delante de mí.
Él sonrió lentamente y me entregó aquella caja. La agarré sintiéndome insegura, y él con un gesto de mano me indicó que la abriera.
Y así lo hice. Sonreí al ver lo que esta contenía. En su interior había cupcakes, algunos de ellos tenían dibujos de dinosaurios y pizzas, mientras que los otros formaban una palabra: perdón.
—¿Esto... Esto es para mí? —pregunté en voz baja.
—No, quiero que se lo entregues a Melanie.
Fue ahí cuando me sentí una completa estúpida, que se ilusionaba por todo lo que le decían. Ignoré el hecho de que mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Claro, yo se lo entrego. —dije, sintiendo como en cualquier momento rompería en llanto.
—¡Ari, que es broma! —rió suavemente. —Solo a ti te regalaré pasteles con dibujos de dinosaurios.
—¿Qué?
—Bien, aquí va mi discurso preparado durante dos semanas. —soltó un suspiro y agitó sus brazos. —No sé por qué reaccioné así, de esa forma solo me vi como una diva enfadada cuando no consigue lo que quiere. Me merecía cada palabra de aquel blog, porque tenía relación con mí antiguo yo. Me sentí decepcionado, como también un pobre tonto que se ilusionó con una no relación, pero luego empecé a pensar y caí en cuenta de las miles de chicas que han pasado por el mismo sentimiento gracias a mí. —llevó una mano a su nuca y rascó su cuello. —De verdad que lo siento. Perdón por ignorarte, creí que tal vez solo querías insultarme por reaccionar de esa manera. Entonces ocurrieron una serie de cosas que me hicieron pensar, y luego llegaste tú nuevamente, a pedir perdón y solo me dije "Hey tío, no puedes perder a esa chica". —se acercó y acarició mi mejilla con lentitud. —Y es en serio, no quiero perderte.
Guardé silencio mientras observaba sus ojos. Estos estaban tan brillantes que me hizo dar cuenta que aunque me alejara de él, no podría olvidarlo.
—Te perdono si me compras más de estos pastelitos. —susurré.
—Todos los que quieras.
Y sin pensarlo, se acercó a mí y me abrazó con todas sus fuerzas.
Solté un chillido cuando sentí las ruedas de las maletas comenzar a rodar. En menos de diez segundos me encontraba en el suelo sobre la maleta, con Tom encima de mi. Y claro, no olvidéis los cupcakes que fueron aplastados por Tom, y en ese momento solo quedaba la crema sobre mi blusa.
—Joder, Tom. —reí observando mi camiseta.
—Te sienta bien la crema, te ves aún más hermosa.
Cuando sentí mis mejillas completamente rojas, la bocina de un coche se hizo presente. Ambos miramos como el taxi aparcaba enfrente de la universidad. Mordí mi labio inferior y evité la mirada de Tom.
—Arizona...
—¿Si? —respondí. Su mano tomó mi rostro haciéndome mirarlo.
—Quédate conmigo, no te vayas por favor.
Observé su sonrisa, como también sus ojos que reflejaban súplica. Asentí con cuidado.
—Por supuesto que lo haré.
—Quiero probar tus labios.
—Y yo mis pastelitos, pero no todo lo que queremos se puede cumplir. —me encogí de hombros.
Él me observó y luego negó con su cabeza. Con su dedo agarró un poco de crema que estaba en mi camiseta, para luego esparcirla por mis labios.
Y antes de abrir mi boca para decirle lo infantil que era, él me interrumpió posando sus labios sobre los mios.
No se me ocurre una mezcla mejor que esa, besos de Tom con pastelitos de dinosaurios.
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𝔾𝕦𝕚𝕒 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕤𝕦𝕡𝕖𝕣𝕒𝕣 𝕒 𝕋𝕠𝕞 𝕂𝕒𝕦𝕝𝕚𝕥𝕫.
Fanfiction•Razón numero uno para superar a Tom Kaulitz: sus relaciones terminan vía telefónica.