30. Un final feliz.

47 13 6
                                    


Tom Kaulitz.


Me acerqué a ella cuando vi que su grupo de amigas se habían marchado del lugar. Al estar frente a ella, me siento en la silla y suelto un suspiro.

—¡Tom! —habló agitando rápidamente sus pestañas.

Quise rodar los ojos, pero a pesar de todo lo que July había hecho, me tranquilicé. No quería volver a caer en mi antiguo yo.

—July, necesito hablar contigo.

Ella sonrió y se acercó más aún.

—¿Ya te diste cuenta del tiempo que perdiste con Arizona? —preguntó haciendo un puchero.

—¿Ya te diste cuenta que tú también fuiste una niñata al meterte en mis cosas y alejarme de la chica que me gusta? —respondí.

—¡Vamos! ¿La estás defendiendo? ¿Después de todo lo que hizo? —sonrió y sacudió su cabeza.

—Sí. Tal vez lo que hizo no fue lo mejor, y ya la cuestioné por eso... —me encogí de hombros. —Pero aún no cuestiono tu actitud de niña caprichosa.

—¿Niña caprichosa? —frunció su ceño.

—Exacto. —asentí. —¿Cuándo entenderás que no soy un puto caramelo? Tampoco un llavero, ni mierda. ¿Qué quiero decir? No puedes devorarme, intentar llevarme a todos lados y tampoco estar siguiendo cada uno de mis putos pasos.

—Me dañas.

—¿Te daño? ¡Tú también lo hiciste en el momento que alejaste a Arizona de mí! —grité, pero al ver como algunas personas se giraban para vernos, bajé el tono de voz. —Ella iba a contarme todo, pero llegaste tú y arruinaste todo lo que tenía planeado. Te interpusiste en una relación de dos, una pareja. ¿Cuántas veces tengo que decirte que no me gustas y que no lo harás? Quiero a Arizona, y la recuperaré. Solo quería aclararte que ya no me interesas. La verdad, nunca lo hiciste realmente.

—¿Cómo sabes que Arizona iba a contarte todo?

—Porque tengo amigos, y Bill se lleva bien con Arizona. Obviamente él iba a contarme todo. —suspiré rascando mi barbilla. —Ahora te pido algo más, aparte de alejarte de mí.

—¿Qué? —susurró ella, bajando su mirada.

Borra ese blog y ve a disculparte con Arizona.

—No iré... —antes de que continuara hablando, la interrumpí.

—¡Oh, querida July! Si lo harás. Te alejarás de mí, borrarás ese blog y te disculparás con Arizona. —me levanté de la silla. —Adiós, July. —mordí mi labio evitando reírme.

Eso sonó como toda una drama Queen. Cómo me amó, cielos.

Al alejarme de allí, me sentí un poco más tranquilo. Solo espero que July cumpla con lo que le pedí para así, dar comienzo a mi plan para acercarme a Arizona nuevamente. Solo espero que ella no se sienta mal después de mi lejanía y mi ley del hielo. Sin embargo, todo lo que estaba haciendo era necesario, o al menos para mí lo era.


[…]

Al día siguiente, saludé a Bill, quien estaba sentado al final de la clase. Me senté a su lado, dejando mi mochila en el suelo.

—¿Qué tal? —preguntó cruzando sus brazos.

—Todo bien. —sonreí levemente.

—¿Te has enterado? —dijo, haciéndome reír.

Algunas veces Bill parecía una señora chismosa.

—No, ¿de qué?

—Ayer July fue a visitar a Arizona para hablar con ella. Primero, le dijo que cerró el blog y hoy por la mañana lo comprobé. Ya no queda nada de la Guía para superar a Tom Kaulitz. —rapidamente sacó su móvil y lo puso frente a mis ojos. —Solo estos screenshot que alcancé a tomar para el recuerdo. ¡Hay que admitir que Arizona fue muy creativa!

—Borra eso, Bill. —rodé los ojos.

—No lo haré. —soltó una carcajada. —Bueno, después de eso, July le pidió perdón a Arizona por arruinar vuestro... lo que sea que tengáis, por intervenir en el blog y por nacer. —rió y chocó sus palmas. —Aunque lo último me lo he inventado yo. ¿Fue gracioso, verdad? Debería de escribir chistes.

—Bill, ni siquiera me lograste sacar una sonrisa. —hablé serio.

Él se acercó y agarró la comisura de mis labios, levantándolos y haciéndome sonreír.

—Bien, aléjate, estás muy cerca. Esto debe verse muy poco masculino, así que Bill, aléjate.

Bill se alejó y se centró en su asiento. Minutos después la clase comenzó, y en las primeras filas pude observar el pelo de Arizona. Suspiré y apoyé mi mentón sobre mi mano.

—¿Cuándo le hablarás?

—Pronto. —respondí en un susurro.

¿A qué estaba esperando? No, no estaba esperando al momento indicado, más bien, las palabras indicadas que usaría ese día.

[…]


Despues de unas semanas, el curso acababa y yo aún no habia pensado esas palabras.

¿Qué pasa si ella ya no quiere verme más? No sé por qué tardo tanto, solamente aún no me nace.

Aquél día, cuando pasé por la pastelería y vi un dinosaurio en uno de ellos, sentí que debía darle esos pasteles a Arizona. Era el último día, así que solo entré a la tienda y los compré.

Cuando fui a su habitación para entregárselos, Melanie me avisó que Arizona ya se había marchado.

¿Esto debía ocurrir como en las películas cursis?

Aún con esperanzas, caminé hasta la salida de la universidad, esperando que Arizona se encontrara allí. Sonreí al ver su cuerpo apoyado sobre su maleta rosa.

Entonces no lo pensé, solo me acerqué a ella y le dije absolutamente todo lo que sentía. Sin guardarme nada.

Me sentí feliz y aliviado, pero cuando sus labios tocaron los míos después de tanto tiempo, sentí que en cualquier momento explotaría de felicidad.

𝔾𝕦𝕚𝕒 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕤𝕦𝕡𝕖𝕣𝕒𝕣 𝕒 𝕋𝕠𝕞 𝕂𝕒𝕦𝕝𝕚𝕥𝕫.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora