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Lee Felix había asistido a múltiples cenas, pero ninguna tan insoportable como la que estaba viviendo en esos momentos.
La incomodidad incluso se sentía en el aire.

Sus padres lo veían desde la cabecera de la mesa; su madre con la inquietante mirada fiera que daba a entender que estaba enojada, decepcionada o incluso perpleja de sus acciones.

Su padre se concentraba más en la comida, mientras interrumpía el mísero silencio de la extensa mesa, preguntando el porqué de la ausencia de los progenitores de Hwang.

Nunca obtuvo una respuesta concreta.

Olivia se negó siquiera a degustar los platos; posterior a eso, su madre se vio obligada a decirle que era mala educación y desagradecido no aceptar la comida que le era servida.

Felix miraba interesado su plato, porque sentía todas las mirada sobre él, y aquello era lo más desagradable de la cena.

Hwang amablemente se sentó a su lado; Olivia estaba frente a ambos analizando igualmente su comida.

Cuando finalmente les retiraron las vajillas para servir el último plato, alguien se dignó a comentar:

— Mis más sinceras disculpas, Señor Hwang. Seguramente Felix ha sido un tedio durante su estancia, y usted se ha visto obligado a asistirlo. Le debo agradecer su comprensión — su madre habló; nunca quitó su mirada de decepción.

Hyunjin sonrió, y arqueó las cejas.

— Oh, no tiene porqué pedir disculpas. Yo he optado por cuidarlo. No le ha pasado nada extremadamente severo — pronunció, mirándolo de reojo. Felix recordó las notables gasas cubriendo su frente y puso los ojos en blanco —. Él tiene presente que siempre será bienvenido acá.

— Por supuesto, en su muy humilde hogar — propuso Lee, irónico.

— Lee Felix… — repuso su madre entre dientes, su mandíbula rectamente apretada. De todas maneras, llamar su atención no produjo ningún efecto en él; siguió hablando.

— Tengo que admitir que, en los años que me quedan de vida, volver a este lugar sería un absoluto y rotundo no — por primera vez en toda la velada, su hermana levantó la mirada, cubriéndose los labios con asombro —. Tengo presente que me han asistido y vendado; aquello perfectamente puede llevarlo a cabo un médico en nuestro hogar. No necesito la ayuda de individuos como este hombre.

Su vista se dirigió hacia Hwang y notó en sus ojos un intrigante brillo que se confundía extrañamente entre burla y lágrimas.

— El Señor Hwang ha mostrado un comportamiento insoportable y arrogante contra mí persona y no soy quien para tolerar sus comentarios. Así que si me disculpan, me retiraré inmediatamente, puesto que…

Su gran discurso se vió interrumpido por la presión en su muslo derecho. La fría mano de Hyunjin lo apretaba por debajo del gabán que ocultaba sus ropas de descanso.

Luego este se inclinó hacia su oído y susurró:

— O quizá usted, Señor Lee, está siendo el arrogante al hablar barbaridades de su anfitrión — el agarre de la mano ajena se suavizó, pero Felix todavía sentía una extraña presión, como si esta hubiese dejado marcas en su piel.

Se irguió violentamente, hachando la silla hacia atrás y asustando a los demás presentes.

— Ambos aquí sabemos a la perfección quién es el despreciable, así que lárguese a leer sus libros de Shakespeare y a fumar de su pipa mientras le relata a todos como me trajo a su enorme mansión para salvar mi vida heroicamente y curar mis heridas con medicina francesa, pero conmigo ahórrese esas ridiculeces — escupió con rabia, y se retiró del salón a paso veloz.

Unos minutos después, Lee se dió cuenta que sus palabras expresaron algo peor que soberbia. Era un monstruo. Su hablar lo convirtió en un espantoso adefesio.
Supo así mismo que sus padres luego lo reprenderían.

Quizá hasta lo crucificarían.

Un vago sentimiento de culpa se instaló en su pecho. Se cubrió la boca con su diestra y sollozó suavemente. Se veía ridículo.

Felix se percató al salir al exterior que el ocaso comenzaba. Un frío viento le golpeó la cara. ¿Dónde olvidó sus guantes y la bufanda?

Observó que el carruaje estaba listo para partir. Fue ahí cuando vió a su hermana y a sus padres caminar hacia este. Olivia no le dirigió palabra, solo una pequeña mirada furtiva que reflejó decepción.

Su madre lo agarró fuertemente del brazo de forma inadvertida.

— Lee Felix. Tu no te vas a ir de acá hasta ofrecerle una extensa disculpa al amable Señor Hwang — extrañamente lucía más serena de lo que dedujo que estaría. Se alejó de su hijo a paso firme.

Vió como el carruaje se retiró sin él. Dejó escapar un suave suspiro de redención de entre sus cansados belfos.

Antes de adentrarse en la mansión, escuchó una peculiar melodía. Era la de un violín. Su pulso se aceleró y comprendió que probablemente aquella era la música que escuchaba todos los días desde su balcón.

Prácticamente se precipitó hacia las escaleras, subiendo de dos en dos hasta el que recordaba ser la recámara de Hwang.

Le interesó escasamente llamar a la puerta y sencillamente entró tropezando con ridiculez.

Fuera en el balcón, divisó a Hwang Hyunjin tocando una sonata melancólica. Una de las muchas que Felix ya había escuchado, pero nunca la misma.

Se aproximó con unos pasos relativamente ruidosos y vió que el otro se tensó completamente, deteniendo su música.

Descendió su arco, pero no se volteó a verlo.

— Era usted… — murmuró Felix, para sí. Fue algo apenas audible que lo hizo dudar entre si lo había pronunciado o si simplemente lo había repetido en su mente.

Caminó un paso más, y la suela de su bota resonó entre las paredes de la recámara cuando chocó contra la madera del suelo.

— Realmente lamento haber expresado esas atrocidades frente a usted, Señor — pronunció con suavidad.

Hwang todavía no lo observaba. Este se tomó un tiempo en dejar el violín y prender una pipa —diferente a la primera, ya que aquella se había quebrado— con máxima tranquilidad; luego comentó.

— Lo han mandado a excusarse, ¿es así? — fumó de su nueva pipa, y finalmente sus ojos se encontraron. Felix no estuvo preparado; apartó su mirada. Abrió la boca para contestar pero se vió interrumpido —. No diga que no. He escuchado lo que le han dicho.

Felix le dió una extraña mirada de negación y misterio.

— Sabrá usted si regresé porque me enviaron o porque realmente deseaba expresar mis disculpas — analizó la habitación, y luego divisó el lugar donde se habían quedado sus demás pertenencias —. O quizá simplemente he vuelto a por esto.

Tomó los guantes y la bufanda y se los colocó. Una mano en su hombro lo hizo saltar hacia atrás.

Hwang —ahora tan cerca de él— abrió la boca para decir algo, pero finalmente la cerró con fuerza.

— Cierre la puerta al salir — dijo como últimas palabras. Felix asintió levemente.

Se dispuso a irse, sin ninguna respuesta clara a sus disculpas improvisadas, pero ciertamente le importó, aunque fuese una pizca, el hecho de que nunca las aceptaron ni las rechazaron.

— Señor — la voz de Hyunjin despejó sus pensamientos —. Feliz nuevo año. No le había dicho antes.

Lee alzó las cejas, con sorpresa.

— Lo mismo le deseo — respondió, algo perplejo. Finalmente se escapó de la mirada de Hyunjin, cerrando la puerta detrás suyo.

Después sonrió.

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Miradas y Secretos   ━━━━━.HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora