Miradas y Secretos ━━━━━．Hyunlix

06

Marzo, 1868

— Entonces, ¿podría reiterar qué es lo tan descabellado que considera hacer? — comentó Han, casi con un tono extraviado, perdiendo la postura que tenía antes.

El pintor le pidió recuperar la posición; lo hizo de mala gana.

Felix suspiró. ¿Cuándo y cómo había finalizado nuevamente en casa del Señor Han Jisung, narrándole sus planes pecaminosos a este, mientras retrataban al anfitrión en otra innecesaria pintura?

Miró al pintor que asomaba su cabeza a través del lienzo, contemplando al retratado.

— No lo repetiré, Han Jisung — terminó sentenciando Felix.

El nombrado bufó; descuidó la pose nuevamente.

— En ese caso, permítame ver si lo asimilé correctamente: pide que haga un baile, invite a las personas que desee, ¿para que consiga usted vestirse de dama?

— En efecto. Puede invitar a quien prefiera, pero necesito que alguien esté presente.

— ¿A quién ansía? — cuestionó Jisung. Alzó las cejas y desvió sus ojos hacia el contrario, pero no vio a Felix, o al menos, ese individuo no era su Felix: el mesurado y ciertamente educado hombre que cuidaba su aspecto y palabras. Veía ahora a alguien que no descansaba desde noches atrás, descuidado y algo intranquilo —. Santo Salvador, Lee Felix, ¿qué fue aquello que le ha sucedido? — susurró para sí, esperando respuesta a la primera pregunta formulada.

— Hwang Hyunjin.

Han abrió la boca, estupefacto. Perdió la postura una vez más y casi se cae de su lugar.

— ¡¿Hwang Hyunjin?! Debe ser un ridículo chiste. Dígame que lo es, Lee... — este negó, y en cambio preguntó el porqué de aquella reacción dramática —. Supongo que no ha escuchado los escándalos…

— ¿Qué escándalos? — Felix levantó una ceja, completamente intrigado.

— Dicen que el Señor Hwang yació con una sirvienta y sus padres se enteraron. Por eso nunca están en casa; no pueden verlo a la cara — propuso Jisung, haciendo una leve mueca.

Felix se presionó el puente de la nariz con su pulgar e índice, negando.

— Y esa mueca suya, ¿por qué? — dijo Lee, y rió descaradamente —. ¿No es lo mismo qué hace usted con su criado?

Han lo hizo callar señalándolo.

— Es diferente.

— De hecho…

— No deseo escucharlo, Lee Felix — pronunció. El pintor le dijo que recuperara su postura; lo hizo —. Como decía: he escuchado que no se ha casado por esa misma razón. Sedujo a otras tantas mujeres y a pesar de los rumores todas ellas cayeron por Hwang.

Felix arqueó las cejas y apretó los labios. Quizá esa era la razón del orgullo de Hyunjin; ¿quien se resistía a tal hombre?
De todas maneras, algo en el pecho le molestó, y se le armó un nudo en la garganta. Sintió algo extraño que no le dejaba inhalar adecuadamente.

— ¿Re-realmente? — tartamudeó. Felix frunció el ceño por ello —jamás en su vida había tartamudeado—.

— No es completamente certero, son solo rumores… — contestó Jisung

Lee logró reír con nerviosismo.
Suspiró —algo aliviado— pero todavía sentía esa extrañeza en su pecho. Asintió algo extraviado, y regresó sus ojos a los de Han. El contrario regresó la vista al pintor.