02

153 21 4
                                    

Diciembre, 1867

Eso quizá, implicaba no volver a ninguna gala o salón de baile, algo que sus padres, por evidentes razones, desaprobaron.

En diversas ocasiones ellos lo sermoneaban con tediosos discursos de dos horas o más…

— ¡Lee Felix! ¡Esta conversación es inverosímil! La cantidad de veces que hemos tenido este diálogo es inaceptable. Posees la fortuna del Señor Lee en su íntegra totalidad, ¡pero tu terquedad no te permite conseguir esposa! — gritaba su madre, de vez en vez, siendo eso las críticas acerca de su actitud frente a las múltiples jóvenes que estaban dispuestas a aceptar su mano, pero a las que Felix nunca hacía la propuesta.

La realidad era que Felix era muy joven para casarse —a su parecer— y que el matrimonio le parecía algo innecesario y superfluo.

— Me casaré cuando yo lo vea necesario — sentenció el joven, girando sobre sus talones y dispuesto a salir hacia el jardín por la puerta más próxima.

— ¡Niño desconsiderado! Esta controversia no debería existir, y si no es suficiente con esto, yo misma seré la que escoja ahora mismo a tu mujer.

Sin mirarla, y con el tono más odioso y antipático que logró, finalizó:

— La discusión seguirá existiendo hasta que dejes de conminarme con este inservible tema sobre matrimonio.

Era exasperante. Salió caminando rápidamente, escapando del problema. Atravesó el jardín y se adentró en el bosque lejano, mientras escuchaba las quejas de su madre tras suyo.

— ¡Jovencito maleducado! ¡Deja esa actitud infantil tuya y vuelve aquí ahora mismo!

Pero terco si era.

No se detuvo hasta salir a un claro, en el que a lo lejos se divisaba una hermosa mansión de arquitectura francesa.

¿Desde cuándo tenían vecinos?

Caminó unos pasos más, guiándose entre la hierba bien cortada, oliendo el peculiar olor a flores que se mezclaba en el viento otoñal.

— Señor Felix, que agradable tenerlo por aquí.

El nombrado cerró los ojos, casi lanzando plegarias al cielo para que aquello fuese un sueño. Desde luego conocía esa orgullosa voz escuchada justo a sus espaldas.

— No diría lo mismo sobre usted, Señor Hwang.

Hyunjin rió, y de la capa se sacó la pipa, prendiendo esta sin prisa alguna.

— Tiene razón, su presencia no me deleita en absoluto. Más precisamente cuando usted está ocupando propiedad privada sin ninguna previa invitación.

Felix lo miró disgustado. ¿Aquel era su hogar?

— Esta zona es suya, entonces — Hyunjin fumó de su pipa, y con su mejor sonrisa despreciable asintió —. ¿El bosque también es suyo?

El fumador no le dio una respuesta concreta, por lo que Felix regresó sus pasos hacia el bosque y se apoyó en un árbol cercano, saliendo de los terrenos del otro.

— ¿Satisfecho, Hwang?

— El hecho de que pueda seguir viendo su rostro, no me satisface en lo absoluto — respondió el aludido, ampliando su sonrisa.

— ¿Entonces por qué no mejor cierra los ojos?

Con actitud divertida, mordió la pipa entre sus labios y se cubrió los ojos con ambas manos.

— ¿Satisfecho, Lee? — dijo también, casi esforzándose porque no se le cayera la pipa.

Pero en efecto cuando se descubrió la mirada, no había ningún Felix que ver.

Miradas y Secretos   ━━━━━.HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora