Conociendo al destino

Pasado doloroso

Julio César no podía creer lo que escuchaba, ¿Cómo podía Jezabel ser tan ruda con su propia hermana,¿Con una situación que seguramente había sido tan terrible?, No podía  creer que fuera tan insensible ante la situación y el dolor de su hermana. Y por otra parte entendía la forma de ser de Aurora.
Aurora: ¡No, no puedo superarlo, Jezabel!. ¡No es tan fácil!. ¡Sal de mi oficina en este momento!. (Furiosa). Le señaló la puerta de la oficina.
Jezabel: tranquila, no pierdas el control. (Dijo con una sonrisa burlesca).
Jezabel salió de la oficina y cerró la puerta detrás de ella.
Aurora se sentó en su silla y volvió la mirada a su computadora tratando de aparentar que no había ocurrido nada, momentos atrás. Pero estaba tan avergonzada de que el abogado Rey hubiera presenciado esa situación.
En la noche, en la oficina de Jezabel.
Aurora y Jezabel estaban discutiendo otra vez, solo que ahora por asuntos de la empresa.
Jezabel: ay ya Aurora, deja de dar problemas.
Aurora: no estoy dando problemas, Jezabel
Jezabel: no puede ser.
Aurora se levantó de su asiento con unas carpetas en las manos, sujetando las contra su pecho.
Aurora: ya te tengo una propuesta.
Jezabel: a bueno, está bien.
Aurora: a qué bueno. Quería hablar contigo de un asunto.
Jezabel: ahora qué?.
Aurora: ¿Por qué siempre tienes que ser tan impertinente enfrente de los empleados?.
Jezabel: ¿De qué estás hablando ahora?.
Aurora: de julio César Rey.
En ese momento Julio César iba a entrar a la oficina y se quedó a escuchar la conversación pues la puerta estaba entre abierta.
Aurora: No te podías esperar a que estuviéramos tu y yo solas para hablar sobre el tema?.
Jezabel: Julio César no es cualquier empleado de esta empresa. Es nuestro abogado.
Aurora: no me interesa. Desde el principio has sabido que yo no confío en ese hombre, el no tenía porqué enterarse.
Jezabel: ¡Ay, ya que importa!. ¡Todo el mundo sabe sobre tu gran tragedia!. (Sonriente).
Extendiendo los brazos hacia los lados, lo más que pudo.
Aurora: ¿Quieres dejar de burlarte?. Y sí, todo el mundo lo sabe, porque tú te has encargado de pregonar lo, Jezabel.
Señalando a su hermana con la mano derecha para después ponerla en su cintura, mientras que con la izquierda sujetaba las carpetas.
En ese momento Julio César se alejó de la puerta pues sabía que ya habían varias conversaciones que no debía de haber escuchado.
Aurora: El no es parte de mi pasado, no tenía porqué...
Antes de terminar de hablar Jezabel la interrumpió.
Jezabel: si pero ahora es nuestro abogado, es tu presente y también sea parte de tu futuro.
Aurora asintió que no con la cabeza y volteó los ojos en señal de fastidio.
Jezabel: deja de ser tan desconfiada, ya supera tu pasado de una vez. Ya pasaron 27 años.
Aurora salió de la oficina de Jezabel.
Jezabel se recargó en su silla y dió una vuelta en el mismo lugar ella, viendo su oficina.
Esa noche Jezabel y Demián fueron a cenar a la casa de los Murrieta mientras que Aurora se quedó trabajando hasta muy tarde y después se fue a dormir a casa. Al día siguiente Demián y Helena se fueron de viaje a Europa.
Días después
Aurora y Julio César seguían discutiendo. Estaban sentados en el sillón de la oficina de Aurora con todo el trabajo sobre la mesa pequeña que tenían enfrente.
Julio César: que no te gusta?.
Aurora: nada.
Julio César: ¡Por dios!, ¿Porqué sigue desconfiando de mí?. (Desesperado).
Aurora: porque desde que lo conocí siento que no debo ni tengo que confiar en usted?, ¿Que es lo que esconde?,¿Qué oculta?. (Retadora).
Aurora lo miró atenta esperando a que el abogado le diera una respuesta.
Julio César: mi pasado. Perdí a dos de las personas que más amaba y no quiero perder a la única persona que me queda. (Pensó).
Aurora: no me va a decir?.
Julio César: mi vida privada. Tengo un pasado al igual que todos, pero ese no es ningún pecado. ¿Usted no tiene un pasado doloroso?.
Julio César tocó una fibra muy sensible en Aurora, sin saberlo. Aurora se quedó inmóvil, sin palabras que decir, ni gesto que hacer, ni a dónde ir.