Just a little lie (Wenclair)

Cap 19: Cuidado o Lástima

Eugene se despertó con el sonido de su alarma. Era temprano en la mañana, pero los primeros rayos de luz comenzaban a entrar por la rendija de las cortinas y Ajax estaba roncando al otro lado de la habitación, probablemente faltando a clase. Se lavó la cara y se peinó un poco los rizos, bostezando mientras se sentaba en el borde de la cama para ponerse los zapatos. Por lo general, apagaba su teléfono después de la cena y respondía los pocos mensajes de texto que había recibido durante el desayuno (principalmente su madre para comprobar cómo estaba). Si hubiera revisado sus notificaciones antes, habría visto que tenía los 4 mensajes de texto habituales de sus madres, 83 mensajes del chat grupal de Nevermore Squad, 1 mensaje de texto de Bianca, 14 mensajes de texto de Enid y tres llamadas perdidas de ella.

Un golpe repentino en su puerta lo sacó de sus pensamientos somnolientos. Se levantó para abrir la puerta todavía a medio vestir, con la camisa del uniforme y el pantalón del pijama. Frente a él se encontró con Enid Sinclair, con los ojos rojos como si hubiera llorado y ojeras, el teléfono en la mano, postura inquieta y expresión preocupada. Y su habitual calma matutina se transformó en pánico. Sin decir palabra, ya sabía por qué estaba allí. Significaba que algo no iba bien y tenía que ver con Wednesday

"Hola, Gene, lo siento, uhm" la rubia le dedicó una sonrisa cansada.

"Wednesday no volvió al dormitorio anoche, ¿verdad?" supuso. Enid la miró con los ojos muy abiertos y apretó los labios hasta formar una fina línea.

"Ella tenía turnos en el laboratorio por la tarde y luego tenía un turno de noche en la morgue, pero no se presentó a ninguno de ellos, entonces volví a la habitación por si regresaba, pero no atiende mis llamadas y no sé dónde... ¿Sabes dónde está?", preguntó con la voz ronca posiblemente por llorar.

El chico asintió y se giró para tomar un llavero oxidado del cajón de su escritorio. "Debe estar en las colmenas", dijo, "la encontré allí ayer, estaba muy alterada y quería que la dejaran en paz. Ella... me lo contó todo".

Enid asintió con la cabeza, entendiendo. "Todo" significaba que le gustaba Enid, la historia de su relación, la ruptura o lo que fuera que había sucedido el día anterior. Él era el más cercano a Wednesday además de ella y Thing, así que Enid asumió que habían hablado. O que el chico conocía a Wednesday lo suficiente como para darse cuenta de lo que estaba pasando. Probablemente esto último.

Eugene le entregó a Enid el llavero con la llave que abría la cerca de la colmena apuntando hacia arriba. "Habla con ella, Enid, por favor", le rogó el chico mientras ella lo tomaba. "Sé que lo resolverán".

Enid asintió y murmuró un suave "gracias" antes de correr escaleras abajo hacia el jardin del campus. Su aliento dejó un rastro en la fría mañana. ¿Se había pasado Wednesday la noche al aire libre? Ya no era invierno, pero en la primavera de Vermont las noches seguían siendo frías, heladas incluso a primera hora de la mañana. Ahora Enid estaba doblemente preocupada. Wednesday era lo bastante terca como para no volver a la habitación y dormir al aire libre con temperaturas bajo cero. Suspiró. Sus dedos temblaron cuando llegó a la valla.

Cuando abrió la puerta de la choza, sus ojos tardaron un rato en acostumbrarse al cambio de luz. Apenas entraba luz por las grietas de las tablas de la pared. Entrecerró los ojos y vio una figura oscura tendida en la esquina opuesta.

"Wednesday" jadeó. Sin pensarlo dos veces, se apresuró a arrodillarse a su lado. Wednesday estaba acurrucada, todavía con su uniforme negro de esgrima, abrazada a sus piernas y temblando. Tenía ojeras, los labios azulados y el pelo alborotado.

La chica más alta le puso la mano en la frente. Le ardía. "Enid" murmuró Wednesday, sorprendida por el contacto inesperado.

Enid sin decir nada la tomó en brazos y la colocó boca arriba, agarrándola de los muslos para sostenerla. Wednesday no dijo nada ni se resistió, dejando caer sus brazos alrededor del cuello de la rubia antes de volver a caer en un estado de semiconsciencia febril. Sintió una ola de frío cuando salieron al exterior, pero pronto el suave balanceo y el calor que emanaba la rubia incluso a través de su chaqueta la hicieron volver a dormirse.