Es jueves, y hoy no han habido clases debido a que estarán planeando el festival de las artes de la próxima semana.
Cada día que pasa es más cerca del sábado, estoy un poco preocupada, ya que alguien me vea pintar me pone nerviosa, pero, que me vea pintar la persona que le voy a VENDER el cuadro, eso si me tiene temblando.
Me encuentro en mi habitación ordenando la ropa de Kenay en una parte de mi armario, el pobre la tenía echa un desastre ya que no podía doblarla.
Bajo las escaleras y lo miro leyendo un libro.
Paso de él y me dirijo a la cocina, pienso prepararle sus galletas favoritas.
Saco los ingredientes, me coloco el matel, me arreglo el cabello y en marcha.
Luego de hacer la mezcla, busco en los cajones las figuritas para las galletas.
Elijo las que tienen forma de estrella.
Tomo el molde, le paso mantequilla al rededor para que no se pegue la harina al molde, y un poquito de harina en polvo.
Corto las galletas, y las coloco en el molde, mientras las dejo en el horno, me dispongo a preparar una pequeña ensalada de frutas.
Saco las fresas y las estoy cortando, en eso, algo en mis piernas me toca y me asusto.
- AAAAH -
Grito super fuerte, me eh cortado el dedo.Miro rápidamente al suelo, y había sido solo mi gato.
La sangre empieza a salir como fuente, trato de no mirarla ya que ver sangre me da mucho pánico.
- ¿Qué pasó?
Escucho a Kenay llegar corriendo y lo ignoro, mientras tomo rápidamente una servilleta y empiezo a presionar la herida para que la sangre deje de salir y no termine desangrada.
El olor horrible de la sangre me golpea y me mareo.
Kenay
- AAAAH -
Escucho un grito fuerte proveniente de la cocina, y es obvio que es Naya, solo estamos los dos.
Rápidamente dejo mi libro a un lado y salgo corriendo a la cocina.
- ¿Qué pasó? - pregunto preocupado.
Ella me ignora y coje una servilletas, y hace presión en su mano, al parecer se cortó.
Me acerco, y miro como coloca una cara de asco, pero esta expresión cambia rápidamente a una dónde sus ojos empiezan a cerrarse.
Me preocupo y me acerco.
- Me siento mareada.
Dice esto y parece que está por caerse, por dicha logré atraparla, me golpee un poco el brazo malo pero no importa, no podría permitir que ella se golpease nunca.
- El olor... Siento que voy a vomitar.
La cargo a como puedo, esforzando mi brazo, me duele pero lo ignoro.
La recuesto en el sillón, me quito rápidamente mi camisa como puedo y se la doy.
- Huele mi colonia.
Digo y voy rápidamente por el botiquín de emergencias que hay en la cocina.
Al llegar ella parece estar mejor, y tapa su nariz con mi camisa, mantiene su mirada lejos de sus manos, entiendo que no quiera ver la sangre, creo que eso es algo que nunca va a superar...
Le quito la servilleta, limpio la herida y su mano, y coloco una curita mediana para que cubra bien la herida de su dedo índice.
- Listo - digo cerrando el botiquín.
ESTÁS LEYENDO
Lo que callan los amigos
RomansNayana y Kenay se conocen desde pequeños, en un instituto de clase alta donde las circunstancias los unieron. El padre de Nayana es profesor y su madre, directora, lo que hace que ella asista a esa institución. Por otro lado, Kenay proviene de una f...