Venganza en la piel

Capítulo 5

—Necesito hablar contigo —dijo Arthur, y su voz, aunque baja, estaba llena de una urgencia que me inquietó.

El tono de sus palabras, la seriedad en su mirada, me hicieron sentir como si estuviéramos a punto de cruzar un límite invisible, uno del que no habría retorno. Me quedé inmóvil, con los latidos de mi corazón resonando en mis oídos, mientras trataba de procesar lo que estaba pasando. ¿Qué podría ser tan importante? Algo me decía que la respuesta estaba relacionada con el pasado oscuro que él llevaba consigo, el mismo que se asomaba de vez en cuando en sus ojos.

—Está bien... —le respondí, mi voz apenas un susurro. Lo seguí entre los pasillos de la librería, sin saber a dónde íbamos, pero confiando en él. Nos dirigimos a una esquina apartada, donde nadie pudiera escucharnos, rodeados de estantes altos repletos de libros que parecían observarnos desde las sombras.

Arthur miró hacia abajo, y por un momento, me dio la impresión de que estaba buscando las palabras correctas. Finalmente, levantó la vista y nuestros ojos se encontraron.

—Lucy... no sé por dónde empezar —admitió, su voz temblando ligeramente—. Pero hay cosas de mí que deberías saber. Cosas que he querido ignorar, pero que siguen persiguiéndome.

Sentí un nudo en la garganta. En su mirada podía ver una mezcla de dolor y determinación, y no pude evitar alargar la mano para tocar la suya. Fue un impulso, un gesto que ni siquiera planeé, pero que sentí necesario para que él supiera que estaba allí para escucharle, que no importaba lo que fuera a decir, yo estaba dispuesta a aceptar esa parte de él.

—Arthur... puedes confiar en mí —le dije, con voz suave—. Estoy aquí. Sea lo que sea, estoy aquí para escucharte.

Respiró hondo, cerrando los ojos por un segundo, y cuando los abrió, me miró con una intensidad que hizo que todo el mundo alrededor desapareciera.

—Hay algo que necesito hacer aquí, en Londres. No vine por casualidad... vine porque necesitaba enfrentar algo que he arrastrado toda mi vida —dijo, con la voz cargada de una emoción profunda—. Vine aquí para buscar justicia, aunque tal vez sea más correcto decir que vine a buscar venganza.

Sus palabras me golpearon como una ráfaga de viento helado. "Venganza". Esa palabra resonó en mi mente, como una nota disonante que rompía la armonía de todo lo que yo creía sobre él. ¿Por qué Arthur estaría buscando venganza? ¿Qué había pasado en su vida para que esa palabra se convirtiera en su propósito? Quise preguntar, pero no me atreví. En cambio, lo dejé hablar, esperando que él mismo me diera las respuestas que mi mente buscaba.

—Hace muchos años, alguien muy importante para mí... alguien que era todo mi mundo... murió en circunstancias que no he podido superar —continuó, y pude notar que sus manos temblaban ligeramente. Bajó la mirada, como si estuviera reviviendo esos recuerdos dolorosos, y mi corazón se encogió al verlo así—. Durante mucho tiempo, pensé que había sido una tragedia, un accidente, algo fuera de mi control. Pero recientemente descubrí que tal vez no fue tan simple.

Él hizo una pausa, y sentí la tensión en el aire, como si el siguiente paso de nuestra conversación fuera a cambiarlo todo. Arthur parecía estar luchando consigo mismo, dudando si debía o no seguir adelante. Finalmente, levantó la vista y continuó.

—Lucy... mi familia fue destruida por alguien. Un hombre poderoso, alguien que logró evitar la justicia por años, y yo... yo decidí que era hora de hacer algo al respecto.

Me quedé en silencio, sintiendo el peso de sus palabras. Intenté procesar lo que acababa de decirme, pero era demasiado, demasiado rápido, demasiado oscuro. Nunca había imaginado que la vida de Arthur estuviera tan marcada por la tragedia y el dolor. Pensar en él como alguien movido por el deseo de venganza era algo que me desconcertaba. Y sin embargo, algo en mí se resistía a juzgarlo. Sabía que detrás de ese deseo había un dolor profundo, una herida que nunca había sanado.

—¿Y... qué piensas hacer? —me atreví a preguntar, temiendo la respuesta.

Arthur se quedó en silencio por un momento, y luego apartó la mirada, como si no pudiera sostenerla más.

—No lo sé... —murmuró finalmente—. Pero conocerte ha cambiado algo en mí. Nunca pensé que alguien pudiera hacerme dudar de mi propósito, y sin embargo... aquí estoy.

Quería decirle tantas cosas, pero las palabras parecían no ser suficientes. En ese momento, comprendí que Arthur estaba en una encrucijada, luchando entre el deseo de hacer justicia por su familia y la posibilidad de encontrar algo de paz, tal vez conmigo. Sin pensarlo demasiado, tomé su mano entre las mías y la apreté suavemente.

—Arthur, no tienes que hacerlo solo. No tienes que cargar con todo ese peso. Tal vez hay otra forma de encontrar paz, sin necesidad de vengarte.

Él me miró, y en sus ojos vi un destello de esperanza, aunque fuera breve. Pero en el fondo, supe que esta conversación no terminaría aquí, que este era solo el comienzo de algo mucho más grande y complicado de lo que imaginaba.

Después de unos minutos de silencio, Arthur suspiró y soltó mi mano con suavidad.

—Gracias, Lucy. No sabes cuánto significa para mí tenerte aquí. Pero... hay cosas que necesito resolver por mi cuenta. No quiero arrastrarte a este oscuro capítulo de mi vida.

Negué con la cabeza, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza. Quería ayudarlo, quería ser alguien que pudiera aliviar su dolor, pero entendía que él tenía que tomar sus propias decisiones.

—Entiendo... solo prométeme que no harás nada que pueda destruirte. Yo... no quiero perderte, Arthur.

Él asintió, y en sus ojos vi una promesa silenciosa, aunque sabía que las palabras no eran suficientes para borrar el peso de su pasado. Nos despedimos con una última mirada cargada de sentimientos no dichos, y salí de la librería sintiéndome más confundida que nunca.

Mientras caminaba de regreso a casa bajo la lluvia, no pude evitar preguntarme si estaba haciendo lo correcto al acercarme a él. Algo me decía que este camino estaba lleno de sombras, de secretos que aún no comprendía del todo. Pero, a pesar de todo, no podía evitar sentirme atraída hacia él, hacia su dolor y su oscuridad.