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Yuta y Toge se llevaban muy bien, los dos días que convivieron juntos en el departamento antes de la llegada de Panda transcurrieron volando. Cuando no estaban trabajando, pasaban todo el tiempo juntos en casa, escuchando música o conversando animadamente de películas, videojuegos, autos o cosas del trabajo. Toge siempre elogiaba las comidas que preparaba Yuta, haciéndolo sonrojar un poco mientras murmuraba un "no es para tanto".

Pero esa timidez acompañada de sonrojo era porque nunca nadie aparte de su novia le había dicho que era buen cocinero, no por otra cosa ni nada.

Contrario a lo que pensaba Yuta desde el primer día que llegó al departamento de Panda, él no era para Toge un bicho raro ni una persona aburrida, solo era cuestión de tiempo para que el otro chico se sintiera en confianza con él y poder ser amigos. Yuta se sintió satisfecho de que una vez roto el hielo, se hablaron como si se conocían de siempre. Era bonito y era bueno porque Yuta podía sentir que tenía un amigo.

—Toge, ¿viste el nuevo parque de trampolines que pusieron en el mall?

Inumaki estaba cortando verduras, muy concentrado en querer ayudar a Okkotsu a preparar la comida, pero sí que había visto ese increíble parque de trampolines en el centro comercial, así que dejándose emocionar por la idea de ir pronto a ese sitio que parecía divertido, le regaló a su compañero de piso una sonrisa entusiasmada.

—¡Sí! ¡Quiero ir!

Por un momento, Yuta se sintió diferente. Algo punzó en su pecho, una sensación extraña invadió su estómago. Le hizo ese comentario a Toge con la idea de que cuando regresara Panda fueran los tres juntos y luego se fueran al supermercado porque ya había que hacer las compras, pero esa sonrisa tan deslumbrante le produjo un cortocircuito en la cabeza.

Tampoco era tan necesario que Panda estuviera.

—¿Te gustaría hoy? —las palabras salieron de su boca sin pedir permiso, en ningún momento la intención era salir hoy, pero alguna fuerza desconocida hizo que preguntara eso. Su corazón se agitó, nervioso. No estaba actuando normal.

—¿Después de la cena? —preguntó el otro con los ojos más brillantes que los de un niño al recibir un regalo.

—Seguro.

∙ʚ♡ɞ

Yuta tenía muchos años sin salir de esta manera. Se sentía bien, estaba entusiasmado y extrañamente feliz porque estaba saliendo con un amigo a divertirse como una persona normal y eso no era lo mismo que salir con alguna muchacha.

Pasaba que, aunque Yuta no quisiera saber de las citas, existían por ahí un par de chicas en el trabajo que hubiesen vendido su alma por tener una salida con él y, como ya se sabía en la oficina que Yuta Okkotsu era un hombre difícil de conquistar, las astutas muchachas camuflaban sus intenciones de ligar con Yuta, organizando salidas en grupo con la gente del trabajo, para después buscar un medio desesperado de quedar a solas con el guapo Okkotsu.

En cinco años de forzosa soltería, eso le pasó unas cuantas veces, haciéndolo sentir bastante incómodo. Yuta no tenía problemas en entablar amistad con las mujeres, estaba abierto a ser amigo de todo el mundo, pero cuando se daba cuenta de que existían intenciones de algo más por parte de alguna señorita, se asustaba tanto que era capaz de erradicarle el habla a esa persona de inmediato.

Entonces ir con Toge al parque de trampolines era una maravilla porque estaba compartiendo con su compañero de piso, no había mujeres cerca de él y podía ser él mismo sin preocuparse de algo más. Los dos eran hombres y no pasaba nada, todo normal. Todo tranquilo.

Sin embargo, una sensación inquieta lo acompañó toda la noche. No era inquieto de malo, pero sí de que se sentía diferente. Cuando salían a hacer las compras con Panda o a ver una película en el cine, el ambiente era distinto a como se sentía Yuta ahora. Se estaba divirtiendo, la estaba pasando increíblemente bien, pero se reía mucho para lo que él se reía en un día y parecía ser que a su compañero de piso le estaba pasando lo mismo, porque jamás Toge había conversado tanto y mucho menos se carcajeaba como ahora lo hacía.

¿Será que las bebidas que compraron tenían algo? ¿era posible que los brownies que se comieron hace rato estaba hechos de OTRA COSA?

¿Por qué se sentía tan relajado? ¿Tan feliz?

Ahora estaban en la Arena de Láser, teniendo una batalla con tremendas pistolas de juguete. Toge ya le había "disparado" varias veces, llevando la delantera y burlándose de su poco desempeño.

—¡Ya te he matado tres veces, soldado!

—¡Oye! Nunca he jugado a esto, es trampa.

Cuando se aburrieron, se fueron a la zona de Salta Alto para hacer carreras, tomando la ventaja Okkotsu por ser una persona de buena estatura.

—¡Tienes ventaja física! ¡No es justo!

—Ah... ¡pues no es mi culpa!

Saltaron por todas las colchonetas de resortes hasta que se cansaron, yéndose a la barredora gigante que se veía como una cosa bastante llamativa. Toge se lució, porque le cogió el truco rápidamente a la máquina, esquivándola cada vez que pasaba.

Por algún motivo desconocido, loco, extraño e inesperado, Yuta se quedó mirando como saltaba Toge una y otra y otra y otra vez. Su cabello casi blanco se movía en todas direcciones, la camisa oversize que usaba parecía flotar con cada salto y sus piernas demostraban ser bastante fuertes.

Era hipnótico.

—¡Yuta! —Toge pegaba un brinco— ¡Vamos a la piscina... —otro brinco—... de espuma! —un brinco más— ¡Se ve genial!

Los amigos casi corrieron hasta aquella gran piscina de goma espuma de colores. Cargando Yuta con un movimiento brusco e inesperado a Toge para después lanzarlo hacia abajo, gritándole que era su venganza por la pelea en la zona de láser.

—¡Me las vas a pagar, Yuta Okkotsu! —gritaba Toge desde abajo, sin aliento por la risa.

—¿Me estás declarando la guerra? —para entonces ya Yuta se había lanzado a la piscina, tomando un par de espumas en sus manos, listo para el ataque.

—¡POR TROYAAA!

—¡POR ESPARTAAA!

Los dos se quebraron de la risa, tanto que atrajeron algunas miradas. La batalla de espumas de colores fue tan intensa y divertida que se salieron del sitio solo porque ya iban a cerrar.

∙ʚ♡ɞ

"Eso fue divertido", pensaba Yuta cuando regresaban a casa en medio de la noche, caminando hombro con hombro, tratando de recordar cuando había sido la última vez que la pasaba tan bien. En cinco años no se había reído tanto, ni había sentido la adrenalina de retar a alguien.

Se sentía como cuando estaba vivo, al lado de su novia, como cuando era él mismo, cuando era un muchacho lleno de energías e ilusiones. Esta noche no fue el zombi en el que se convirtió todos estos años, Yuta podía sentir la vida recorriendo cada parte de su ser. Casi podía decir que había sido feliz.

¿Fue la compañía de Toge o el lugar? ¿Estaría bien preguntarle si quería volver a hacer algo como eso en un futuro cercano?

Toge lo sacó de sus pensamientos casi con un grito: —¡La próxima vez que vengamos tenemos que traer a Panda! ¡Fue increíble! ¿Te divertiste, Yuta?

Con que a su amigo también le gustó la salida, eso le produjo una sensación de bienestar en el pecho. Yuta se sintió muy bien, tanto que parecía que se estaba despojando de su eterna tristeza, aunque sea solo por esta noche. 

Volver a Amar ♥ Yuta x TogeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora