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—¡Muy bien! Ya está todo listo —anunció Panda refiriéndose a la decoración cumpleañera del departamento y abriendo tres latas de cerveza para brindar con sus compañeros de piso— ¿Qué opinan?

El gordito amiguero hablaba como si hubiese hecho un decorado digno de alguna revista de fiestas, cuando en realidad solo puso un letrero sobre la pared más grande de la sala que decía "Feliz Cumpleaños" y en la mesa del comedor colocó algunos bocadillos junto al pastel. Pero como Yuta y Toge no querían herir sus sentimientos, aseguraron que se veía genial y que era hora de brindar por tan buen cumpleaños que tendría, así que chocaron sus latas de cerveza, dando inicio a la fiesta.

—Muchachos —les dijo sujetando a cada uno con un brazo—, les advierto que vendrá todo tipo de gente. Y cuando digo todo tipo de gente es porque es así. Invité a algunos compañeros de trabajo, pero también vendrán estudiantes universitarios, hippies, mochileros, gays, lesbianas, gente a las que les gustan los negocios piramidales, deportistas y un sinfín de cosas más, o sea, de todo lo que ustedes se puedan imaginar. Les pido por favor que no se pongan nerviosos, soldados.

En respuesta y para seguirle el juego, Toge y Yuta hicieron saludo militar, coreando "Señor, sí, Señor".

—Toge, estás a cargo de la música y luces —le ordenó, confiado en su buen gusto musical—. Yuta, estarás a cargo de los perros calientes.

—¡Como ordene, Señor! —dijo entre risas Okkotsu que estaba muy contento porque todo el problema que hubo recién con el tema de la fiesta de cumpleaños se pudo solucionar de la mejor manera.

No pasaron ni cinco minutos cuando llegó un grupo de ocho personas, proveniente del trabajo de Panda, saludaron, tomaron algunos bocadillos y comenzaron a conversar con el cumpleañero. Toge estaba en la computadora, haciendo una lista de reproducción digna de alguien moderno como él y Yuta estaba en la cocina, hirviendo salchichas alemanas y sirviendo los primeros perros calientes.

Poco a poco llegaron más personas, tantas que se acabaron todos los perros calientes en un santiamén y por un momento Yuta pensó con preocupación que no cabría más gente en la casa.

El pelinegro salió para tratar de socializar un poco y a la vez aumentar los bocadillos de la mesa principal, cuando se topó con Panda que venía con una enorme sonrisa en el rostro.

—¡Te estaba yendo a buscar, amigo! —le dijo, abrazándole con un brazo y ya algo mareado por el alcohol— Tengo una pregunta para ti: ¿te gustan los pechos grandes o los pequeños?

—¡¿QUÉ?! ¿QUÉ PREGUNTA ES ESA? —Panda lo tomó completamente desprevenido, esa no se la veía venir.

—Vamos, es solo una pregunta, Okkotsu, ¿Cuáles te gustan más?

Parecía que solo ellos escuchaban su conversación, pero Toge que estaba bastante cerca porque venía del baño, se quedó parado a un metro de ellos, poniendo atención a lo que decían. Panda le estaba preguntando a Yuta de sus gustos en mujeres, ¿qué iba a responder? ¿cómo le gustarían?

—Hmm, s-supongo que me gustan los grandes.

—¡Yahoo! ¡Buena elección, amigo! Te presentaré a alguien.

Panda se llevó a Yuta casi arrastrándolo hasta donde estaban un grupo de personas, con toda la intención de presentarle una chica. Toge observaba la escena petrificado, desde su posición se veía todo claramente pero no se escuchaba casi por la música.

Bueno, igual solo necesitaba ver qué caras pondría Yuta.

—¡Maki! —llamó Panda— ¡te presento a mi buen amigo!

Volver a Amar ♥ Yuta x TogeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora