La obsesión de un Alfa

Preludio a la perdición.

Capaces de crear descendencia, preferiblemente alfas para perpetuar el linaje patrilineal; según las sagradas escrituras del confucianismo, un omega fue vida.

El eje, el centro y el motor de la familia.

Importante e irremplazable.

Venerados...

Amados...

Respetados...

Vaya maldita hipocresía.

En la antigüedad y en la actualidad, con años y años de diferencia, un omega no fue nada más que un calentador de pollas y una incubadora. Un hoyo dónde meter el pene y saciar sus más bajos instintos. Un juguete para alfas y betas por igual. No importaba cuántos títulos o cómo los llamaran, al final, eran reducidos a eso.

Incluso los omegas que habían hecho grandes aportes a lo largo de la historia no fueron vistos como más que eso y sus premio fue, un marido. Escoger al alfa con quién se enlazarían o algo por el estilo. De hecho, los pocos omegas afortunados a quienes por una u otra razón les dieron un título, lo perdieron o mejor dicho; lo cedieron "amablemente" a sus alfa porque era más “apropiado” ¡Ja! ¡Y así decían que ellos eran lo más valioso de la vida! ¡Ja,ja,ja!

Por eso los odiaba.

“Mejor llorar siendo esposa que concubina”.

Odiaba la forma en la que se arañaban unos a otros la garganta para conseguir el favor de algún alfa... como si no pudieran lograr grandes cosas por sí mismos.

“Entregados y devotos”.

Odiaba que detrás de cada omega celebrado como la mejor esposa habían omegas entrenados a fuego y sangre para vivir por y para sus familia, sin atreverse nunca a querer nada para sí mismos.

“Hermosos por naturaleza”.

Odiaba que detrás de cada belleza deslumbrante habían madres acicalando a sus hijos desde la cuna como monos para venderlos al mejor postor.

“Un compañero fiel”

Fidelidad obtenida atraves de años de maltrato y abuso que soportaron callados. 

Odiaba que cada omega tuviera una historia detrás y a pesar de ella serían reducidos meramente a "el omega de"

Así que, ¿Venerados? ¿Amados? ¿Respetados? ¡Ja! ¡Ni por error!  ¿A quien querían engañar con palabras tan bonitas si carecían de significado? ¿Si no tenía un peso real? Los omegas únicamente eran cositas débiles y lamentables a merced de alfas y por eso los odiaba.

(Por eso se odiaba)

Por supuesto, al principio amó con locura no ser beta, la línea entre los útiles omegas y los glamorosos alfas.

Tal como había estudiado diligentemente, fue tan claro como el cielo que la simple labor de ser un beta cuyo propósito aparte de tener descendencia con otro beta y eliminar fermonas como un borrador, palidecía en comparación con la importante labor de ser un omega cuya meta de vida era dar a luz a cachorros fuertes y sanos que continuarían con un buen linaje.

Viéndolo desde ese punto de vista, claro que no fue raro que ese maldito pensamiento se mantuviera firme si se transmitió de generación en generación como las sagradas escrituras.

Sin embargo, oh, como duelen los “sin embargo” ¿No? Sin embargo, para su desdicha, él fue uno de los pocos omegas que a pesar de que les taladraran el cerebro con tales falacias, pudo pensar por si mismo y darse cuenta de que estaba mal. Que era un concepto erróneo. Y, valga la redundancia, sin embargo, aún a sabiendas, tal como todo el pequeño número de omegas que fueron consientes de este hecho, no le quedó más que apretar los puños y bajar la cabeza.