Solo el amor duele así

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A las siete en punto, los pasos de la familia principal resuenan por los pasillos antes de mostrarse en el comedor.

Él los espera pacientemente parado a un lado de la puerta con la cena ya lista.

Al entrar, escanean el lugar. Su padre lo ve con indiferencia, pero no hace comentario alguno, —internamente suspira por la falta de interacción, eso significaba que por el momento iba bien—, su madre es la siguiente en ingresar, ella asiente a la decoración; algunos floreros y unas lámparas colgantes de tonos neutros. Sencillo pero elegante.

Luego sus hermanos, ellos por otro lado están más interesados en la comida humeante sobre la mesa que pasan por alto los detalles.

No le importa. Es mejor así a qué pronto encuentren fallas de qué quejarse.

Cuando todos toman sus lugares, toma un par de palillos y coloca un trozo de pescado en el cuenco de su padre. El alfa muerde un poco y asiente diciendo que la comida es aceptable y dando permiso para que todos comiencen a comer.

El olor del pescado se eleva, una mezcla de dulzura picante que les despierta el hambre incluso a los guardias que están parados fuera resguardando a la familia central.

Al lado del pescado, van las verduras salteadas. Brillantes y apetitosas. Cada trozo tiene el mismo tamaño y la cocción es la adecuada.

Y el arroz ¡El arroz se ve esponjoso y suave, como una nube!

Si es honesto, se siente orgulloso de sí mismo.

Claro, necesitó algo de esfuerzo y un ir y venir de la cocina al comedor y viceversa, pero se las arregló para tener todo listo a la hora.

¡Era la mejor comida que había organizado!

—El pescado está demasiado seco.

¡Que se joda tu madre Wei Wuxian!

Por un momento, cree en las palabras de su hermano, sin embrago toma un trozo del suyo y se da cuenta de que solo esta siendo un imbécil ¡Ese era el mejor pescado que había cocinado nunca!

Aún así, sabe que no puede decirle nada. En su lugar, se inclina ligeramente y suelta un “Lo haré mejor la próxima vez A-Xian”, esperando que ahí termine todo. Sin embrago el contrario refuta de nuevo...

—Eso mismo dijiste la última vez.

—Sin embargo, es mejor qué la última vez. Si no les gusta no lo coman. O mejor, cocina tú — Oh no. Su boca fue más rápida que su mente. Abre los ojos en pánico al darse cuenta de lo que ha dicho. Fue un susurro entre dientes pero con la excelente audición de su padre, este lo escuchó fuerte y claro.

Y no debió.

Sabe que no debió.

Bastan unos pasos de su padre para sentir el escozor en su mejilla y ser tumbado por inercia.

Eleva su visita y desde el suelo ve a su madre apartar la mirada, indiferente, lo mismo con sus hermanos.

Era una regla no escrita que les enseñaban, nadie debe de meterse cuando un alfa disciplina a sus omegas.

Y en ese punto, espera que la cachetada sea lo peor.

—¿Qué eres?

No grita, no hace falta.
Usa el mismo tono de voz suave y calmado que cuando dicta instrucciones a los discípulos y es jodidamente injusto que ese tono que calma a muchos sea el mismo que el que lo asuste a él.

La obsesión de un Alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora