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📅 Julio, 2024

📍 Londres, Reino Unido

Si hay algo que Lucille lamentaba en aquel momento era sentir que no tenía realmente una vestimenta apropiada para salir a cenar. El único vestido que había empacado con su nueva estilista no era algo que la convenciera del todo, pues jamás había usado un vestido negro como aquel en su vida, asimétrico de encaje negro con transparencias que le hacían dudar si era realmente adecuado. Sin embargo, cuando se lo colocó, la transparencia solo era un efecto de aquella tela de encaje con flores, y el vestido se estallaba perfectamente a su cuerpo dejándole una figura realmente estilizada.

—No se que tan buena idea sea que no vaya con usted, princesa Lucille —dudó Louis, entrando a la habitación una vez la vió lista.

—Iré a cenar y luego volveré —aseguró Lulu mientras se terminaba de colocar unos pendientes—. Es una cita, Louis. No quiero ir con un guardaespaldas.

Louis observó a Lucille con una mezcla de preocupación y admiración. Sabía que, aunque era una persona capaz y fuerte, la idea de que ella saliera sin él por Londres con alguien que aún no conocía muy bien lo inquietaba profundamente.

—Lo sé, princesa —dijo en un tono suave, como intentando apaciguar su propia inquietud—, pero aún así... No me gusta la idea de que esté sola.

Lucille le sonrió con esa calma que él había aprendido a reconocer como uno de sus gestos más obstinados.

—No estoy sola, Louis. Es solo una cena. Estaré bien.

Louis suspiró, resignado, y extendió una mano hacia la puerta en señal de que estaba listo para acompañarla hasta el vestíbulo del hotel, aunque sabía que esa sería la última vez que podría verla hasta que regresara.

—Bien —aceptó con un ligero asentimiento—. Al menos permítame que la acompañe hasta el auto.

Lucille asintió, con una sonrisa de gratitud, y juntos caminaron hacia el ascensor. Mientras descendían, ella miraba su reflejo en el espejo del ascensor, notando lo extraño que era verse de esa manera: una princesa con un vestido negro elegante, moderna y misteriosa. Era una versión de ella que nunca había imaginado antes, pero al mismo tiempo no podía negar que le gustaba cómo se veía.

Al llegar al vestíbulo, ambos no tardaron en notar un Shelby 427 cromado aparcado en la entrada del hotel que para nada pasaba desapercibido. Louis suspiró, pensando con qué clase de loco estaba saliendo Lucille. Cuando se acercaron al auto, ambos distinguieron una figura familiar esperando a un lado del Shelby, vestido con un elegante traje oscuro que contrastaba con su típica apariencia desenfadada. Lando, con una media sonrisa que iluminaba su rostro y una expresión de encantadora diversión en sus ojos, se acercó para presentarse formalmente.

—Buenas noches, soy Lando —saludó extendiendo una mano a Louis.

Louis miró la mano extendida de Lando con cierta reticencia, pero tras un segundo de silencio, decidió estrechársela. Su apretón de manos fue firme y evaluador, como si intentara medir de un vistazo el carácter del joven.

—Louis. Un gusto —respondió en tono cortés, pero reservado—. Espero que disfruten su cena, señor.

Lando asintió con una sonrisa divertida, consciente de la tensión que se respiraba. Al volver su atención a Lucille, sus ojos brillaron con admiración sincera al verla en ese vestido negro que la hacía parecer más misteriosa de lo que él había imaginado.

—Lucille, estás... hermosa —dijo Lando con una sonrisa genuina, notando cómo la princesa esbozaba una sonrisa de agradecimiento y leve timidez.

—No tanto como el auto —respondió Lucille, lanzándole una mirada curiosa mientras él le abría la puerta del Shelby con un toque de elegancia.

Princess of Monaco - 𝐟𝟏 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐭𝐢𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora