La noticia del embarazo de Jungwoo había caído como una chispa de luz en la vida de los tres, trayendo consigo una mezcla de emociones: asombro, felicidad y también un poco de incertidumbre. Era un cambio grande, pero también era el inicio de algo mágico, algo que Jungwoo, Jaehyun y Doyoung compartirían para siempre.
Todo comenzó una mañana cuando Jungwoo, despertando más tarde de lo habitual, sintió un leve mareo al ponerse de pie. Era una sensación extraña, una mezcla de malestar y hormigueo en el estómago. Lo atribuyó al cansancio de los últimos días, sin pensar que quizás tenía una razón mucho más profunda. Sin embargo, cuando los mareos y las náuseas se hicieron constantes, Johnny le sugirió discretamente que hiciera una prueba de embarazo. A Jungwoo le costaba creerlo, pero para su sorpresa, las cuatro pruebas que se realizó le dieron el mismo resultado: positivo.
Esa misma noche, Jungwoo reunió el valor para contárselo a Jaehyun y Doyoung. Los tres se encontraban en la sala, bajo la luz cálida de una lámpara que iluminaba sus rostros. Jungwoo miró a sus dos chicos, tomó aire y les dio la noticia.
-Doyoung, Jaehyun... -comenzó con voz temblorosa, pero tratando de mantenerse firme-. Hay algo que necesito decirles. Estoy... estoy embarazado.
La reacción fue inmediata. Jaehyun y Doyoung se miraron con sorpresa, sus ojos reflejando una mezcla de emociones. Jaehyun fue el primero en acercarse, tomando las manos de Jungwoo entre las suyas con una sonrisa que no podía contener.
-¿En serio, Jungwoo? ¿Estás... estás esperando un bebé? -preguntó, su voz llena de asombro y ternura.
Jungwoo asintió con una pequeña sonrisa, y Doyoung se unió a ellos, abrazándolo suavemente, como si temiera que algo tan delicado pudiera romperse con demasiada fuerza.
-Jungwoo, esto es... increíble. Un bebé -murmuró Doyoung, mientras acariciaba suavemente el cabello de Jungwoo, quien ya sentía lágrimas de emoción acumulándose en sus ojos.
-¿Están... están contentos? -preguntó Jungwoo, su voz suave y algo insegura.
-¿Contentos? Jungwoo, esto es lo mejor que nos podría haber pasado -respondió Jaehyun sin dudar, apretando sus manos con fuerza-. Este bebé es una bendición. Estamos aquí contigo en cada paso del camino.
Doyoung asintió, su mirada llena de promesas silenciosas. Desde aquel momento, los tres compartieron la esperanza de ese nuevo capítulo que estaban por escribir. Cada día que pasaba se sentía como un pequeño paso hacia algo más grande, algo que uniría sus vidas para siempre.
Las primeras semanas fueron un torbellino de emociones para los tres. Doyoung y Jaehyun hicieron todo lo posible por aliviar los síntomas de Jungwoo, como las náuseas que parecían intensificarse en las mañanas. Doyoung se despertaba temprano para preparar el desayuno, mientras que Jaehyun se encargaba de preparar té de jengibre y llevarle almohadas extra. Parecía que cada uno de ellos encontraba pequeñas maneras de consentir a Jungwoo, llenándolo de atenciones y cariño.
Una tarde, después de un ensayo agotador, Jungwoo llegó al departamento con el rostro pálido y cansado. Apenas entró, Jaehyun y Doyoung notaron su expresión y se acercaron a él con preocupación.
-¿Estás bien, Woo? -preguntó Jaehyun, colocando una mano en su espalda para guiarlo hacia el sofá.
Jungwoo suspiró, dejándose caer en el asiento.
-Creo que fue un día largo... me siento un poco mareado -admitió, cerrando los ojos y apoyando la cabeza en el respaldo.
Doyoung se sentó a su lado, colocando una mano en su hombro con suavidad.
-¿Quieres que te traiga algo? ¿Un té o un poco de agua? -le ofreció, mirándolo con preocupación.
-Agua estaría bien, gracias -respondió Jungwoo con una sonrisa cansada.
