9. Lastimada.

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Maratón 5/5

La motocicleta de Kaida derrapó ligeramente al frenar frente al edificio que Deucalion había mencionado

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La motocicleta de Kaida derrapó ligeramente al frenar frente al edificio que Deucalion había mencionado. Su hogar durante su estadía en Beacon Hills. Apagó el motor y observó el lugar con ojos atentos, evaluando cualquier movimiento o señal de peligro. Era un edificio alto, oscuro, con apenas unas luces encendidas en los pisos superiores. Algo en el ambiente le decía que no estaba entrando en territorio neutral.

Sin perder más tiempo, Kaida avanzó hacia la entrada. Sus pasos eran rápidos, silenciosos. Los instintos de Alfa la guiaban, sus sentidos en alerta máxima. Sabía que no podía permitirse errores, especialmente no con la promesa que le había hecho a Lydia todavía fresca en su mente.

El ascensor estaba fuera de servicio, pero eso no detuvo a Kaida. Subió las escaleras dos a dos, su respiración perfectamente controlada. El silencio del lugar era inquietante, roto solo por el sonido de sus botas al golpear los escalones. A medida que ascendía, sentía cómo la tensión en el aire aumentaba. Algo grande estaba a punto de suceder.

Cuando llegó al último piso, Kaida se movió con el sigilo de un depredador. Abrió la puerta lentamente, apenas dejando que el rechinido del metal fuera audible. Frente a ella, la escena se desplegó como un tablero de ajedrez. En el centro, Deucalion estaba de pie, imponente y seguro de sí mismo, como siempre. Frente a él estaban Scott McCall e Isaac Lahey, ambos en postura defensiva, pero con un aire de confusión evidente.

—No viniste solo —declaró Deucalion, su voz resonando en el espacio con una mezcla de burla y amenaza.

Scott frunció el ceño, mirando rápidamente a Isaac antes de devolver su atención a Deucalion.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó, claramente desconcertado.

Antes de que Deucalion pudiera responder, el sonido de pisadas pesadas llenó la habitación. De las sombras emergieron Derek Hale, Boyd y Cora. La manada de Derek había llegado, y sus presencias eran tan imponentes como siempre. Los ojos de Kaida brillaron por un instante, evaluando rápidamente la situación.

Desde su posición en la entrada, Kaida escuchó algo que no encajaba. Una respiración demasiado agitada. Su oído agudo captó el sonido proveniente de arriba, de las vigas de metal que cruzaban el techo del lugar. Alzó la mirada y, con la vista afinada de una Alfa, distinguió una figura escondida en la oscuridad. Era Allison Argent.

Kaida no perdió tiempo. Con movimientos ágiles, subió a las vigas, moviéndose como una sombra hasta alcanzar a Allison. Antes de que la cazadora pudiera reaccionar, Kaida le tapó la boca con una mano, asegurándose de que no emitiera ningún sonido.

—¿Qué demonios haces aquí? —le susurró Kaida, su voz baja pero cargada de autoridad. Allison la miró con ojos llenos de desafío.

Kaida retiró lentamente la mano, esperando que Allison no hiciera algo impulsivo.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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EL LOBO FEROZ -LYDIA MARTIN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora