Eros & Psique

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Había una vez un reino donde las estrellas se inclinaban para admirar la belleza de una joven llamada Dahyun. Su rostro era tan puro, tan celestial, que la gente murmuraba que debía ser hija de los dioses. Pero ese brillo perfecto no solo atrajo admiración, también desató la furia de una diosa celosa. Nayeon, quien gobernaba la luna y las mareas del destino, no soportaba que una simple mortal opacara su luz.

—Es imperdonable. —declaró Nayeon desde su palacio de cristal, su voz como un eco que resonaba entre los cielos.

Ordenó a su hija, Tzuyu, la diosa del amor, que maldijera a Dahyun. Quería que la joven se enamorara de la criatura más monstruosa que existiera. Sin embargo, al descender al mundo mortal y ver a Dahyun por primera vez, Tzuyu quedó atrapada en su propia red de asombro.

Dahyun estaba en un campo de flores, su cabello danzando al ritmo del viento, y sus ojos reflejaban una dulzura que Tzuyu jamás había presenciado. Era una belleza que no era meramente física, sino un aura que acariciaba su alma inmortal.

Contra las órdenes de su madre, Tzuyu no lanzó la flecha. En lugar de eso, se acercó a Dahyun en sueños, presentándose no como una diosa, sino como una sombra. Noche tras noche, la visitaba, construyendo un lazo entre sus mundos, un amor tan profundo como imposible.

—¿Quién eres? —preguntaba Dahyun, confundida, cada vez que despertaba.

—Soy quien te ama. —respondía Tzuyu desde las sombras. —Pero nunca podrás verme.

Intrigada por la voz suave y la calidez de su presencia, Dahyun pronto se enamoró de quien nunca podía ver. Pero la condición era clara: nunca debía intentar descubrir el rostro de Tzuyu. Si lo hacía, todo terminaría.

El tiempo pasó, y Tzuyu, incapaz de resistir, tomó la forma de una mortal y comenzó a visitar a Dahyun en secreto. Compartían risas, sueños y anhelos, pero siempre bajo un velo de misterio.

Una noche, Dahyun, consumida por la duda y el deseo, decidió romper la promesa. Mientras Tzuyu dormía a su lado, Dahyun encendió una lámpara de aceite, y por primera vez, sus ojos mortales vieron la divina figura de Tzuyu.

Era deslumbrante, con su piel dorada como el amanecer y ojos oscuros que contenían el universo. Pero en su admiración, Dahyun no notó una gota de aceite caliente cayendo sobre el brazo de Tzuyu.

La diosa despertó al instante, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y furia.

—¿Por qué me traicionaste? —preguntó Tzuyu, su voz quebrándose.

—No quería traicionarte... solo quería conocerte. —respondió Dahyun, lágrimas corriendo por su rostro.

El dolor en el rostro de Tzuyu era insoportable. Sabía que había desafiado a su madre, al destino y a su propia naturaleza por Dahyun. Pero la promesa rota era un abismo que no podían cruzar.

Antes de desaparecer, Tzuyu le susurró:

—Amarte me ha condenado, y ahora estamos destinadas a la separación eterna.

Dahyun intentó aferrarse a ella, pero todo lo que quedó fue el frío de la noche.

A partir de ese momento, Dahyun vagó por la tierra, buscando a Tzuyu, enfrentando pruebas impuestas por los dioses, pero siempre llegando un paso tarde. Por su parte, Tzuyu fue encerrada por Nayeon en el palacio celestial, castigada por su desobediencia.

Los días se convirtieron en años, y cuando Dahyun finalmente encontró el camino hacia el palacio celestial, su cuerpo mortal no pudo resistir. Murió a los pies de la puerta dorada, su último suspiro un susurro del nombre de Tzuyu.

Cuando Tzuyu se enteró, bajó al mundo mortal, encontrando el cuerpo sin vida de Dahyun. La ira y la tristeza se apoderaron de ella, y su grito desgarró los cielos.

—Si no podemos estar juntas en vida, al menos estaremos unidas en la muerte.

Con un último acto de desafío, Tzuyu renunció a su inmortalidad, dejando que su cuerpo se desvaneciera junto al de Dahyun. Pero los dioses, crueles y despiadados, separaron sus almas para siempre, asegurándose de que ni siquiera en el más allá pudieran encontrarse.

Así, bajo un cielo eterno, quedaron dos estrellas brillando en lados opuestos del firmamento, destinadas a buscarse, pero nunca a encontrarse.

‗ ❍ Datzu One-shots ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora