15. Arriba el América

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•Minho•

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•Minho•

Terminamos durmiéndonos en el pinche sillón, bien acurrucaditos. Yo andaba a toda madre por eso, pero ya en la mañana que me desperté pinche dolor culero que tenía en la espalda.

Me desperté primero que mi Hyunjin, nos dormimos bien perro tarde porque él me quería enseñar a perrear, yo nomás me andaba haciendo wey para poder verle la cola, eso sí, con todo respeto.

La luz del sol se metía por la ventana, iluminando su bello rostro, pinche morro precioso. Se veía tan lindo y frágil, nadie se esperaría que le encanta el perreo intenso y los besos con lengua.

Pero entonces, ¿Qué éramos?, ¿Ya éramos jainos? Aún no me le había propuesto adecuadamente.

Una idea bien mamalona se me ocurrió.

Waché mi celular y ya era bien tarde a la verga, ya me tenía que ir con el maistro.

No quise despertar a mi bebé, me paré, le dejé dos notas y me fui a la chamba.

•Hyunjin•

Cuando desperté, Minho ya se habia ido. Me entristeci por un momento, después ví dos notas sobre el mueble de televisión.

"Hyunjin, te veias bien perro bonito mientras dormías y no quise despertarte. Me tuve que ir a chambear, pero si fuera por mi, me hubiera quedado todo el dia en tu cantón".

-El que te true bien artas ganas.

Me sonrojé al leer lo último, de alguna u otra forma él siempre lograba hacerme sentir apenado.

Después tome la otra nota y la leí.

"Hyunjin, ponte más guapo de lo que ya estás. Hoy tendremos una cita candente. Y no aceptaré un no por respuesta".

-Al que tu también le traes ganas.

Me quería negar, pero no podía hacerlo, en el fondo yo también quería ir a esa cita.

Pero había un problema, ¿A qué se refería con noche candente?, ¿Cómo debía ir vestido?

Esas y miles de preguntas más me acompañaron a lo largo del día.

•Minho•

Después de chambear, me fui de volada a mi cantón a preparar todo para esta noche. Me pelee con mi jefa para quitarle por hoy la casa, al final le gané nomás porque según le caia bien mi costillita hermosa. Ella y mi jefe se iban a ir todo lo que restaba del día a un hotel. Pagado por mi, pinches culeros agarrados.

Casa sola, lista.

Me fui al mercado a comprar todo lo necesario para hacerle un pozolito a mi Hynniebebé y después pasé por el elemento sorpresa para hacer de esta noche, una velada inolvidable.

Llegué a mi cantón y me puse a preparar todo.

•Hyunjin•

Al final me decidí por ponerme algo un poco elegante. Justo cuando estaba por mandarle un mensaje a Minho, alguien toco mi puerta. Fui a abrir, seguramente era él.

Abrí la puerta y no había nadie, sólo un camino de pétalos de rosas que iba desde mi puerta a la suya, su puerta tambien estaba abierta, pero él no estaba ahí.

Cerré mi puerta y fui hasta su casa. Las luces estaban apagadas y lo único que iluminaba la habitación eran velas. El camino de rosas llegaba hasta la silla de la mesa. La aparté para sentarme pero alguien me tomó de la mano y la apartó por mi, era Minho.

Se veía guapísimo, bueno, él siempre lo está, pero hoy lo estaba aún más. Creo que hasta se peinó.

- El día de hoy, la especialidad de la casa es pozole rojo, es lo único que hay, y si no quiere, váyase a la verga a otro restaurante. -

- Pozole rojo será, gracias. -

- Exelente decisión. -

Se dirigió a la cocina y regresó con dos platos de pozole.

Comimos mientras hablábamos, el ambiente se tornó agradable, casi mágico.

- Hynnie, tal vez creiste que no te iba a dejar pagar la cena, pero estamos en un restaurante y la casa no le puede pagar a la casa, asi que saca la feria. -

Me entregó un tiquete de compra, pero sólo tenía unas cuantas palabras al centro.

"¿Quieres ser mi novio?"

Lo miré a los ojos, él se veía muy nervioso, jamas lo habia visto así. Siempre se mostraba seguro de si mismo y tan imponente.

Me quedé sin palabras por un momento.

•Minho•

Hyunjin no me decía nada, ya había comenzado a desesperarme, ¿Y si me decía que no?

Se paró de la silla, seguramente para irse.

La había cagado, eso era un no.

Me cubrí los ojos con las manos, las primeras lágrimas estaban amenazando con salir.

•Hyunjin•

Me paré y ví que Minho llevaba sus manos a su rostro, estaba llorando. Me acerqué a él y tome sus manos con cuidado, las aparté de su rostro. Me acerqué más a él y cuando nuestras miradas estaban juntas, se lo dije.

- Me encantaría. -

Y lo bese.

Fue un beso dulce, suave. Cargado de sentimientos.

Nos separamos lentamente y desvie la mirada. El me abrazó sin previo aviso y susurró en mi oreja.

- Gracias.

- Gracias

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EL NIÑO FRESA NO QUIERE CON MINHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora