6. La cajetie

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•Hyunjin•

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•Hyunjin•

No puede creer que me haya dicho esa vulgaridad, y aún peor, lo hizo en frente de sus amigos. ¿Acaso no puedo tener un día normal sin pasar por emociones negativas?

Aún sentía caliente mis mejillas, seguro estaba como un tomate.

Llegué a mi casa y fui directamente al baño a mojarme la cara. Sólo quería ir a dormir y pensar que todo esto nunca pasó. Me puse mi pijama y cuando estaba a punto de ir a la cama, tocaron la puerta.

Era Minho, lo sabía. No quería abrirle, pero eso sería descortés y mi mami no me educó así.

Abrí la puerta y ni siquiera podía mirarlo a los ojos, recordar lo que había pasado hace algunos minutos me hacía enojar pero también me avergonzaba.

•Minho•

Gracias al de arriba, Hyunjin me abrió la puerta. Otra vez tenía una pijama culera, pero se veía bonito. El se ve bonito con todo.

- Chihua... digo, Hyunjin, ya sé que la cajetié bien gacho. La neta yo quería decirte algo bonito pero nomás esas cosas no se me dan. Aparte estaba re nervioso. Por favor perdóname, neta que ya no te vuelvo a decir cosas culeras como esa. - Mi tamalito de dulce ni siquiera me estaba viendo a los ojos, parecía que quería llorar.

Si él lloraba yo también iba a llorar, como diria mi homie el Jisung, hacer llorar a la gente no es varonil. Y yo soy muy varonil.

- Morro, dame chance, andale. Yo no soy asi, te juro por mi virgencita de Guadalupe que no te quería decir eso, es que si me traes bien pendejo, neta me lates un chorro. - No podía ver la cara de mi Hyunjin, la traía agachada.

Ya me iba a ir a la verga de ahí, parecía que el Hyunjin ni me iba a pelar. Entonces ví una lágrima que caía al piso, luego otra, y otra. Me puse todo nervioso, había hecho chillar al morrillo, putamadre, soy un asco, valgo pa pura verga.

Después escuché una risa, luego otra y otra, y al final se convirtieron en carcajadas. El muy puñetas se estaba riendo de mi, el culero chihuahua de cabello rosa se andaba carcajeando hasta tal punto de llorar por la risa. Méndigo morro chulo.

- ¿QUE TE DA TANTA RISA? - Ahorita lo iba asustar un rato, pa que se le quite.

Terminó de limpiarse las lágrimas y por fin se dignó a responderme.

- Es que tú estabas tan, y luego tú, y tu cara, jajaja, te veias muy asustado, entonces tú dijiste, y después... JAJAJAJAJAJA. - Se volvió a echar a reír. Me las va a pagar este pinche vato hermoso y cabrón.

Me concentré en su rostro y me perdi en su sonrisa.

No me importaría ser la burla mientras pueda seguir viendo esa hermosa sonrisa y seguir escuchando su bellísimas carcajadas de caballo.

Seguí viendo su rostro, observando cada parte de él, y enculandome aún más de lo que ya estaba.

Él dejó de reír y se dió cuenta de que lo estaba viendo tan fijamente, se puso todo colorao'.

- Entonces qué, baby, ¿Me das chance? - Al escuchar ese apodo se puso aún más rojo.

- Está bien, pero debes compensarmelo. - Escuché su vocecita pitera y me sentí el hombre más afortunado del mundo.

- Sobres, mañana mismo te vas a andar todo el día conmigo y el mamalón. Culo si no, tu también me lo debes por haberte reido de mi. -

- Está bien. - Volvió a sonreír. Al chile me vale verga que suene muy cursi y esas madres, pero ya me hice adicto a una nueva droga, y esa es su sonrisa. Que pinche cursi sonó, guácala.

Hablando de madres...

- Hyunjin, ¿Qué hora es? - Quién fuera ese celular para andar escondido ahí atrás...

- Son las 12:06, ¿Porqué? - Putamadre, la jefa iba a cerrar la puerta a las 12:00.

- ASÍ TE QUERIA AGARRAR, LEE MINHO. REGRESAS TAN TARDE A LA CASA PORQUE TE LA PASAS HOSTIGANDO AL POBRE VECINO. Buenas noches, Hyunjin. YA PÁRALE A TUS CHINGADERAS Y MÉTETE A LA CASA, TODAS LAS NOCHES ES LO MISMO CONTIGO, CARAJO, Y AHI ME TIENES, DE BUENA MADRE DESVELANDOME Y ESPERANDO A QUE LLEGUES. ME SACAS CANAS VERDES, ESCUINCLE MALAGRADECIDO. - Y ahí está, la jefa gritando en medio del pasillo del apartamento.

Me despedi de mi ligue y me meti a la casa, con la jefa detrás mío y gritándome.

Me despedi de mi ligue y me meti a la casa, con la jefa detrás mío y gritándome

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EL NIÑO FRESA NO QUIERE CON MINHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora