23. ª

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•Hyunjin•

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Hyunjin•

Dios mío, perdóname por lo que voy a decir pero ¡ya estuvo suave!, ¿Cómo es posible que Minho llegara a los extremos de hacer estas chingaderas?

Después de descubrir la identidad del secuestrador, me quedé bien sacado de onda, un chingo de teorías todas mecas empezaron a revolotear por mi cabeza, pero decidí relajarme, antes de cometer un crimen de odio y terminar en la cárcel como mi tío Joon young.

Me tranquilicé y lentamente me dirigí hacia el pendejo de mi novio, con una sonrisa para no asustarlo. Lo tomé de la oreja y lo saqué a rastras de la fiesta hacía un terreno baldío.

- ¿¡SE PUEDE SABER QUÉ CARAJOS HICISTE!?, ¡NO, NO ME RESPONDAS! - Debo tranquilizarme si quiero hablar bien con él. - ¿Qué pendeja pendejada se te ocurrió ahora? -

- Pos es que yo... Yo pos, pos así nomás porque ya sabes que eso y lo otro, si porque bueno, si, a veces pasa que cuando uno está y luego ocurre que si y luego no, ya sabes.... -

- ¿Qué? - Ora este si anda bien perdido, no sabe ni qué decirme. - Minho, háblame bien, ¿porqué hiciste eso? -

Tomé su mejilla y ocurrió algo que hace mucho no veia, mi Minho estaba llorando.

- Es que yo traía harto miedo, es que la neta si me paso a veces de wey, ya sé, pero es que se me sale solito, te juro que no es a propósito, y es que ya sabes cómo soy de impulsivo. Yo la neta ni sabía bien del plan, aunque bueno, eso no me quita culpa, pero es que al chile ya andaba bien paniqueado, y no es que no confie en ti, tamalito, no confio en los pinches vatos aprovechados que en cuanto te ven se te avientan y te quieren echar los perros, yo sé que te sabes defender y esas madres, pero yo también quiero protegerte, porque te quiero más que a la mota y a las caguamas, te amo más que a los chilaquiles verdes y los flanes, te amo, Hyunjin, por favor, perdóname, por ti sería capaz de asaltar un Oxxo, de sacar una casita del Infonavit, ¡Hasta de colgar los tenis!, Asi que, por favor.... -

En ese momento me volteó a ver con la cara más triste que jamás haya visto, me recordó tanto a la primera vez que nos conocimos, aquella noche en que lo encontré llorando en una banqueta, rodeado por sus amigos y un chingo de cervezas. ¿Cómo podría resistirme a esa carita de perro regañado?

Me abalancé sobre él y lo besé, ya no recordaba esta sensación, me sentía de nuevo como un morrito todo pendejo de secundaria cuando está enamorado. El me devolvió el beso y casi puedo jurar que el aire de la rosa de Guadalupe me estaba dando en el rostro.

Y hubiéramos seguido en nuestra burbuja de amor de no ser porque de pronto mi pelinegro soltó un grito de vieja.

- No mames, ¿Que pedo, wey?

- ¡Hay una piche ratota allá atrás!, Hyunjin, mátala, ¡ayyyyyyy!, Me va a morder, mátala, mátalaaaaaa. -

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EL NIÑO FRESA NO QUIERE CON MINHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora