— Que nervios...— Habla Federico estando en la habitación con su esposa
— Si, pero hay que hacerlo, necesitamos saber por qué sucedió eso...— Habla Sharon tranquila estando sentada en la
— La verdad no puedo creer todavía que ellos te amenazaran...— Federico sale de su closet, poniéndose su suéter azul
— Ni yo puedo creer como cedi a ellos.— Habla está mirando de arriba abajo
Se veía bien, como siempre.
— Mm, estabas muy mal después de lo que pasó en el túnel de los baños, obviamente por el miedo ibas a ceder, no pasa nada — Habla este acercándose a ella
Está nerviosa asiente, no entendía por qué se ponía nerviosa si ellos ya estaban comprometidos y cada vez faltaba menos para la de su ceremonia boda.
Federico la tomo de la mejilla, inclinandose hasta ella, conectando sus labios en un lento y tierno beso, Sharon aferró sus manos a las sabanas al sentir la pasión del beso.
Cada vez el beso era más intenso.
Sharon lo tomo del cuello del suéter acercándolo más a ella, lentamente recostaba su espalda en la cama, dejando que Federico se ponga encima de ella sin apartarse del beso.
Al separarse del beso por la falta de aire, Federico dejo un camino de beso desde la mandíbula de Sharon hasta su cuello.
— Fede...— Sharon hablo entrecortada, quería detenerlo porque si seguían así no podrían frenar más, pero se sentía tan bien la sensación de sus labios contra su piel
Federico suspiro al oir su nombre entre los labios de Sharon, le generaba miles de cosas esa chica; — ¡Chicos dale ya tenemos que irnos! — El grito de Ian golpeando la puerta los interrumpio
— La concha de su madre...— Se queja Federico en un susurro molesto
Sharon sonrió; — Dale vamos, amor — Sharon le sonrie viendolo encima de ella, con sus caras a centímetros, puso una mano en su mejilla y le dió un tierno beso, a comparación de los anteriores
— ¡Dalee chicoos! — Grita nuevamente Ian
— ¡Ya te escuchamos Ian, cállate! — Grita molesto Federico levantándose de la cama
Sharon soltó una carcajada.
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ENCONTRÉ UN MOUNSTRO DE LA DEEP WEEB
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Tocaron la puerta tranquilamente, Sharon miraba ansiosamente aquella gran puerta negra, estaba muy nerviosa, luego de haberle tirado gas pimienta a ALFA en la cara probablemente le tenían un rencor muy grande.
La puerta se abrió lentamente, sacándola de sus profundos pensamientos sobre ALFA.
— Hola...— Habla una señora de lentes, cabello raro y rostro extrañó asomándose.
