Capítulo 21

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Faltaban pocos días para el año nuevo, Kara y yo estábamos paseando por el Iron Steamer Pier, uno de los muelles de Pine Knoll Shores. Para llegar hasta allí, habíamos tenido que cruzar el puente sobre el canal intracostero y conducir un buen rato para adentrarnos en la isla. En la actualidad, allí hay algunas de las casas más caras de todo el estado, en primera línea de mar, pero por aquellos entonces básicamente solo había dunas de arena enclavadas en el Bosque Marítimo Nacional.

—Eres la primera persona a la que beso— Me confesó.

—Ya me lo había imaginado— Dije.

—¿Por qué? ¿Hice algo indebido?— Preguntó inocentemente.

Kara no parecía que fuera a tomárselo muy mal, si le decía que sí, pero eso tampoco habría sido verdad.

—Besas muy bien— Afirmé al tiempo que le apretaba con cariño su mano.

Ella asintió y se giró hacia el océano, de nuevo con aquella mirada perdida; últimamente se quedaba así muy a menudo. La dejé en esa actitud ensimismada un rato, hasta que me puse tensa por el incómodo silencio.

—¿Estás bien?— Le pregunté.

En lugar de contestar, ella cambió de tema.

—¿Alguna vez has estado enamorada?—

Me pasé la mano por el cabello y la miré perplejo.

—¿Te refieres a antes de estar contigo?—

Lo dije en el tono que habría usado James Dean, de la forma que Eric me había dicho que hablara si una chica me hacía esa pregunta. Él era bastante ingenioso con las chicas.

—Hablo en serio, Lena— Me reprendió, mirándome de soslayo.

Supongo que ella también había visto esas películas. Con Kara me iba dando cuenta de que yo siempre parecía ir de lo más alto a lo más bajo, y de nuevo a lo más alto en menos de lo que uno tarda en aplastar un mosquito. Aún no estaba muy segura de si me gustaba esa parte de nuestra relación, aunque, para ser sincera, eso me mantenía en estado de alerta constante. Siempre me invadía una sensación de desconcierto, cuando pensaba en sus preguntas.

—La verdad es que sí— Afirmé.

Kara seguía con la vista fija en el océano. Creo que pensaba que me estaba refiriendo a Angela, pero, al mirar atrás, me di cuenta de que lo que había sentido por Angela era totalmente diferente a lo que sentía por ella.

—¿Y cómo sabías que estabas enamorada de verdad?— Se interesó.

Observé cómo la ligera brisa agitaba su pelo, y supe que no era el momento de hacerme pasar por lo que no era.

—Bueno— Adopté un tono más serio. —Sabes que es amor cuando solo quieres estar con esa persona, y cuando más o menos crees que la otra persona siente lo mismo por ti—

Kara reflexionó sobre mi respuesta antes de sonreír levemente.

—Entiendo— Apuntó con suavidad.

Esperé a que añadiera algo más, pero no lo hizo, y entonces me di cuenta de otra cosa: quizá Kara no tuviera experiencia con los chicos o el amor, pero la verdad era que me llevaba por donde ella quería.

Durante los siguientes dos días, volvió a sujetarse el pelo en un moño.

En Noche Vieja, la llevé a un pequeño restaurante junto al mar, en Morehead City. Era la primera vez que Kara salía a cenar con una chica.

El Flauvin, así se llamaba el local, era uno de esos restaurantes con manteles, velas y cinco cubiertos de plata para cada comensal. Los camareros iban vestidos de blanco y negro, como mayordomos, y através de los ventanales se podía ver la luz de la luna reflejada en el agua estática.

Un Amor Para Recordar (Adaptación Supercorp) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora