Lo primero que hicimos fue hablar con la señorita Garber sobre nuestros planes con los huérfanos, y a ella le pareció un proyecto maravilloso. Aquella era su palabra favorita: maravilloso. Eso sí,siempre después de que te saludara con su típico 《Holaaaaaaa》 musical.
El lunes, cuando vio que me sabía todo mi texto de memoria, exclamó: 《¡Maravilloso!》y a lo largo de las siguientes dos horas, cada vez que yo concluía una escena, volvía a repetirlo. Al final del ensayo, había oído esa palabra por lo menos un millón de veces.
Pero la señorita Garber decidió ir un paso más lejos con nuestra idea. Le contó a toda la clase lo que nos proponíamos, y preguntó si habíabmás alumnos interesados en participar en aquella buena obra, para que los huérfanos pudieran disfrutar del espectáculo completo. Por la forma en que lo planteó, era evidente que el resto de mis compañeros no tenían elección, y echó un vistazo por la clase, a la espera de que alguien asintiera con la cabeza para que ella pudiera darlo por oficial.
Nadie movió ni un músculo, excepto Eddie. No sé cómo, pero en ese preciso momento había inhalado un insecto por la nariz, y estornudó violentamente. El insecto salió volando, atravesó disparado su escritorio y aterrizó en el suelo, justo al lado de la pierna de Norma Jean, quien dio un respingo y se puso a chillar. Los compañeros que estaban junto a ella también gritaron: 《¡Puaj! ¡Qué asco!》El resto de la clase empezó a mirar hacia ellos y a alargar el cuello, en un intento de ver lo que sucedía, y durante los siguientes diez segundos reinó un caos total en la clase.
La señorita Garber aceptó aquella reacción como la respuesta afirmativa que esperaba.
—¡Maravilloso!— Exclamó, dando el tema por zanjado.
Entre tanto, Kara se estaba poniendo visiblemente emocionada con la idea de actuar para los huérfanos. Durante un descanso en el ensayo, me arrinconó en una esquina y me dio las gracias por pensar en ellos.
—Ya sé que tú no tenías ni idea— Me dijo en un tono casi conspiratorio. —Pero me había estado preguntando qué podría hacer por el orfanato este año. Llevo meses rezando, porque quiero que esta Navidad sea la más especial de todas—
—¿Por qué es tan importante esta Navidad?— Le pregunté.
Ella sonrió pacientemente, como si le hubiera hecho una pregunta carente de sentido.
—Porque lo es— Se limitó a contestar.
El siguiente paso consistía en ir a hablar con el señor Jenkins, el director del orfanato. Yo todavía no lo conocía, dado que el orfanato estaba en Morehead City, al otro lado del puente de Beaufort. No había tenido ninguna razón para ir hasta allí.
Cuando Kara me sorprendió al día siguiente con las nuevas noticias de que íbamos a reunirnos con él más tarde, me sentí un poco preocupada por si mi vestimenta no era adecuada. Sé que era un orfanato, pero uno siempre quiere dar una buena impresión. A pesar de que no estaba tan entusiasmada con la idea como Kara (nadie le ganaba en cuestión de entusiasmo), tampoco quería quedar como la chica aguafiestas que había echado a perder la Navidad de los huérfanos.
Antes de ir al orfanato, caminamos hasta mi casa para buscar el coche de mi madre. Una vez allí, decidí cambiarme de ropa y ponerme algo más formal. Tardamos unos veinte minutos en llegar a mi casa andando. Kara no habló demasiado durante el trayecto, por lo menos no hasta que entramos en mi vecindario.
Las casas alrededor de la mía eran grandes y lujosas, y ella me preguntó quién vivía allí y cuándo habían sido edificadas. Respondí a sus preguntas sin mostrar gran interés, pero, cuando abrí la puerta principal, de repente comprendí lo diferente que le debía resultar mi mundo comparado con el suyo. Su cara adoptó una expresión de puro asombro, prestando atención a todos los detalles del vestíbulo.
Sin duda era la casa más espectacular que había visto jamás. Un momento más tarde, vi que sus ojos se posaban en los cuadros de mis antepasados que decoraban las paredes. Como era costumbre entre muchas familias del sur, uno podía seguir todo su linaje a través de la docena de caras que adornaban las paredes. Kara los miró con curiosidad, creo que buscando el parecido; luego se interesó por el mobiliario, que, después de veinte años, parecía casi nuevo. Eran muebles artesanales, realizados o tallados en madera de caoba o de cedro, y diseñados específicamente para cada estancia. Tenía que admitir que era un lugar agradable, aunque no fuera algo en lo que pensara a menudo. Se trataba simplemente de mi casa. Mi lugar favorito era la ventana de mi habitación, que comunicaba con el porche en el piso superior; por allí me escabullía por las noches.
Le enseñé la casa, con una rápida visita a la biblioteca, el comedor, el estudio y la sala de estar. Los ojos de Kara se agrandaban más con cada nueva estancia. Mi madre estaba en el porche trasero, tomando un té de menta y leyendo; al oír nuestras voces, entró para saludar.
Creo que ya he contado que todos los adultos del pueblo adoraban a Kara y eso incluía a mi madre. Aunque Jeremiah siempre estuviera criticando a mi familia en sus sermones dominicales, mi madre nunca mostró ninguna clase de aversión hacia Kara, ya que era una criatura extremamente afable. Entablaron una animada conversación mientras yo subí a mi cuarto en busca de ropa limpia.
Cuando bajé las escaleras vestida adecuadamente, Kara ya le había contado a mi madre todo el plan.
—Es una idea maravillosa— Dijo la chica, al tiempo que me regalaba una espléndida sonrisa. —Lena tiene un corazón de oro—
Mi madre, después de asegurarse de que la había entendido correctamente, se quedó mirándome sin pestañear, con las cejas enarcadas, como si yo fuera un extraterrestre.
—¿Así que la idea ha sido tuya?— Se interesó mi madre. Al igual que todos en el pueblo, ella sabía que Kara no mentía.
Carraspeé, incómoda, pensando en Eric y en lo que pensaba hacerle cuando lo viera a solas, una tortura que, por cierto, incluía melaza y hormigas rojas.
—Más o menos— Contesté.
—Sorprendente—
Esa fue la única palabra que mi madre consiguió articular. Desconocía los detalles, pero sabía que probablemente mis amigos me habrían metido en una encerrona para obligarme a hacer algo así. Las madres siempre saben esas cosas, y yo podía notar que me observaba con disimulo, como si intentara averiguar qué había sucedido. Para escapar de su mirada inquisitoria, eché un vistazo al reloj, fingí sorpresa y mencioné en un tono resuelto que quizá fuera mejor que nos marcháramos ya. Mi madre me dio las llaves del coche sin apartar la mirada de mí ni un momento mientras Kara y yo enfilábamos hacia la puerta principal.
Una vez fuera, suspiré aliviada, pensando que, por suerte, había conseguido escapar airosa de aquel desastre. Mientras me dirigía hacía el coche, oí a mi madre gritar:
—¡Vuelve cuando quieras, Kara! ¡En esta casa siempre serás bienvenida!—
Incluso las madres podían a veces clavarte un puñal por la espalda.
Todavía estaba sacudiendo la cabeza cuando me metí en el coche.
—Tu madre es una gran mujer— Dijo Kara.
Puse en marcha el motor y respondí:
—Sí, supongo que sí—
—Y tienes una casa muy bonita—
—Sí—
—Deberías estar agradecida por ser tan afortunada—
—Ah, sí, supongo que soy la chica más afortunada de la Tierra—
Kara no captó el tono sarcástico en mi voz.
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Un Amor Para Recordar (Adaptación Supercorp)
FanficEstá es una adaptación de la clásica novela del escritor estadounidense Nicholas Sparks. ⚠️Ni la historia, ni los personajes me pertenecen!!! Como será una adaptación habrán algunas partes del libro cambiadas. Espero la disfruten.