zarcillos de plata, lamine yamal.

dos

GRETA

—¡keyne!

cogí al niño en brazos y me erguí para ver de donde provenía la voz, casi se me para el corazón al verlo.

lamine yamal.

la joven promesa del barça a sus 15 años.

estaba gritando como un loco entrando en la recepción, mirando para todos los lados, como buscando algo, o alguien. al verme se paró en seco, aliviado. no sabía muy bien qué hacer, pero pude desenvolverme fácilmente.

—buah, muchísimas gracias —dijo mientras se acercaba a mí, con su expresión suavizándose lentamente.— te debo la vida —sonrió.

menuda sonrisa.

reí— no es nada, hombre —respondí, dándole al niño.— lamine yamal, ¿no?

—sí... y este de aquí es keyne, mi hermanito—ríe.

su risa es aún más bonita que su sonrisa.

—¿y tú eres...?

—greta.

—pues encantado de conocerte, ¿y qué haces aq...? —lo que iba a decir fue interrumpido por un grito de un chico que exclamaba su nombre.— joder, me tengo que ir ya... bueno, ya nos veremos, hasta luego —me dedicó una sonrisa antes de salir por la gran puerta con su hermano en brazos.

—hasta luego...

en la tele no era así...

seguí esperando unos 5 minutos hasta que por fin apareció pedri.

—¡greta! —exclamó abrazándome.

—¡pedro! —dije picándole —cuánto tiempo, hombre.

—qué tonta eres —me insulta yendo hacia el coche.

—tú qué, ¿por qué tardaste tanto? —le pregunto.

—coño, tenía que ducharme y todo.

—pues no se nota —dije tapándome la nariz en forma de burla.— ni siquiera sé por qué tenéis que ir al entreno si ya acabó la temporada.

—ya ves —responde entrando al coche. —holi lausi —saluda a mi prima alargando la última letra, mientras le da un abrazo y le planta piquitos por toda la cara.

hago un sonido de vómito.

—qué envidiosa eres, solo quieres tener novio —me dice lau.

—gilipollas —empiezo.

—tonta.

—retrasada.

—bueno, ya.

—es porque no me puedes ganar —laura rodó los ojos ante eso.

el resto del trayecto en coche transcurrió en silencio, pero yo seguía pensando en el moreno que acababa de conocer.