Capítulo 11: Murallas parte4

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El pelotón se encontraba frente a la muralla, que pronto cedería y colapsaría bajo el impacto. Sería una batalla difícil; sus enemigos eran letales, y los soldados estaban preparados para morir si era necesario, con tal de proteger su patria y el legado del gran Líder. La tensión era palpable, los nervios recorrían sus cuerpos y la arena se pegaba a su piel y equipo con cada segundo que pasaba. El general Clawscoot estaba en primera línea, listo para dar la señal de avance y otorgar a las filas traseras un mínimo de ventaja.

En una de esas filas traseras, el equipo médico se preparaba, y Ciro, la doctora del grupo, participaba pese a las objeciones iniciales de Clawscoot. Había insistido en usar sus inventos especiales, e incluso en secreto había desarrollado otros adicionales. Estaba decidida a demostrar su valía y su objetivo era capturar el núcleo de energía del arma enemiga. Aquellos cañones tan exóticos podrían convertirse en una fuente de estudio invaluable.

Ciro, nerviosa pero resuelta, ajustó su casco y se aseguró de que su pequeña armadura protectora estuviera bien colocada. Llevaba un bolso con suministros, una mochila con armas y dispositivos de su invención. El silencio opresivo no duró mucho; la muralla se desplomó, y la batalla estalló en una vorágine de gritos y explosiones. Los soldados se lanzaron al combate mientras Clawscoot, con una maestría implacable, enfrentaba al enemigo. La lucha avanzaba rápidamente, y el calor abrasador del sol junto con el suelo agrietado se teñían de sangre.

A lo lejos, a varios kilómetros, la torre que albergaba el arma enemiga asomaba imponente. Ciro avanzaba entre el caos, activando un campo de protección desde su cinturón y esquivando los proyectiles. Se detuvo a atender a los heridos, extrayendo balas y administrando calmantes con rapidez y precisión. La sangre y el sudor cubrían su piel, pero no se permitió flaquear; tras tomar un respiro profundo, continuó.

Al acercarse lo suficiente a la torre, rompió una ventana para infiltrarse. Dentro, el ambiente era sombrío, con paredes de adobe y madera que apenas se mantenían en pie. Avanzó con cautela, esquivando balas que se colaban a través de las rendijas. Cuando llegó al último piso, solo una puerta se interponía en su camino, custodiada por un guardia robusto.

La doctora sacó de entre su bolso una especie de insecto que, al picar al soldado, le hizo explotar los ojos. Este terminó en el suelo. Ciro pasó a su lado y abrió la puerta con precaución, mirando poco a poco. Bebió una de sus pociones teniendo un pequeño tamaño que la ayudara a meterse entre las máquinas sin ser vista.Había dos individuos enemigos hablando en un dialecto extraño se notaba que eran los encargados de controlar el arma, solo por las cosas que hacían entendió que iban a disparar otra vez.

Corrió entre las máquinas y muebles del lugar; su tamaño pequeño le dificulta escapar, así que volvió a su forma original. Sacó una de sus armas y disparó con un lanza-agujas que, al impactar en el enemigo, hizo que explotara como un globo. Logró neutralizar a uno, pero el otro se escondió. La doctora se ocultó entre las sombras, buscando el núcleo, que por suerte estaba en la habitación. Sin embargo, debía proceder con cautela. Los disparos se acercaban; Ciro respiró hondo y se impulsó hacia el tablero de control en el centro de la sala lanzando un líquido al panel que pareciera detenerlo, destruirlo y reunir información al mismo tiempo. El enemigo que permanecía oculto le disparó al verla, alcanzando la con dos proyectiles en el costado ella disparó en defensa por unos momentos.En el tablero, abrió la pequeña compuerta y sacó una piedra con un brillo similar a otros que había encontrado, pero con una forma diferente; claramente había sido intervenida y contenía algo más.

—¿Qué es esto? —murmuró la doctora.

Otro disparo resonó detrás de ella, pero un sonido de impacto lo detuvo. No la había alcanzado. Al volverse, vio la figura del general se había interpuesto como escudo para evitar que otro proyectil la hiriera.

Marraqueta mal maska'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora