Un amor inmortal -Rock Lee x Tenten-

Tentasion de la soledad -nueva actualización-

—¡¿Quién eres?! —demandó Tenten con voz firme, apuntando el afilado kunai al rostro del extraño que había emergido de las sombras.

—Tranquila, no hay necesidad de ponerse agresiva... —respondió el sujeto con una sonrisa calmada, ignorando la amenaza mientras rozaba la hoja del kunai con su dedo—. No voy a hacerte daño.

—¡Responde, maldito! —espetó Tenten, apretando con fuerza el arma. En ese momento, la luz de la luna iluminó al desconocido, revelando su rostro. Un gruñido se escapó de sus labios al reconocerlo

—. ¡Eres tú! ¡El idiota que me tocó el hombro y me invitó a beber!—

—Jeje tranquila.... Solo quería verte, Tenten —respondió él con un tono persuasivo, mostrando una sonrisa confiada

—. Eres fascinante... tan hermosa, con ese cabello que me recuerda a un panda encantador.—

—¡¿Qué?! ¡Idiota! ¿Cómo sabes mi nombre? ¡¿Quién te lo dijo?! —gritó Tenten con furia, empujando el kunai más cerca de su rostro, su mirada ardiendo con desconfianza y enojo.

El hombre esbozó una sonrisa ladeada, aparentemente relajado.
—Jeje... Por ahí escuché tu nombre. Alguien lo soltó, ya sabes. Deberías tener más cuidado. —su tono era ligero, casi burlón, como si disfrutara de la situación.

—¡Eres un metiche y un maldito atrevido! —gruñó Tenten, apuntando el kunai aún más cerca de su rostro, sus ojos chispeando de indignación.

—Oye, oye... no tienes por qué ser tan agresiva. Ese rostro enfadado no te queda. Arruina toda esa belleza... —replicó el hombre, con una calma calculada.

—¡Cállate! —gritó Tenten, su paciencia al borde. Dio un paso hacia él, presionando el kunai más cerca de su piel.

El hombre no se inmutó. Su sonrisa seguía intacta, pero en su mente, las cosas eran distintas.

—Hm... es testaruda. Tiene carácter. Pero no sabe que la seguí desde que dejó a sus amigas, la rubia y la de ojos raros. Ahora tengo lo que necesito... Y este golpe bajo siempre funciona. Ninguna chica ha resistido antes, y esta no será la excepción.— pensó, sus ojos brillando con un toque oscuro y manipulador.

—Oye... —dijo finalmente el hombre, su tono adoptando una falsa suavidad, casi comprensiva

—Sé que estás pasando por algo difícil. Sé que las cosas con tu novio no están bien. ¿Verdad? —sus palabras se deslizaron como veneno, lentas, calculadas, dirigidas a la grieta emocional que había detectado.

El rostro de Tenten se endureció al instante. Pero al escuchar la mención de Lee, una sombra de duda cruzó por su mirada. Sus labios se tensaron, y su postura perdió algo de la firmeza con la que había comenzado.

—Jeje... muy bien. Ha caído. —pensó el hombre mientras continuaba con astucia.

—Además, tu novio... está en el hospital, ¿no? Todo por esa pelea. — dijo con voz más baja, casi un susurro, observando cómo los ojos de Tenten se nublaban, el enojo cediendo lentamente al peso de la preocupación.

—¿Qué, como sabes eso? —murmuró Tenten, su voz temblorosa, aunque intentaba sonar desafiante.

El hombre dio un paso hacia adelante, acortando la distancia entre ellos.

—Sé más de lo que crees... Como que en esa cena con tus amigos, todos reían, bebían, disfrutaban. Pero tú... tú no estabas allí, ¿verdad? Al menos no de verdad. Pude ver en tu rostro que tu mente estaba en otro lado...— su tono era persuasivo, casi paternal, pero sus ojos delataban una oscuridad calculadora.