Tenten Tenten llora, aún con el peso de lo que acaba de hacer. Mira por la ventana el atardecer, el sol ocultándose lentamente, mientras las lágrimas recorren su rostro. Al poco, se seca las lágrimas y, con determinación, decide ir a hablar con Lee. Sale corriendo de su casa, aún con el corazón pesado, pero resuelta a hacerlo.
Rock Lee Lee entrena solo, realizando movimientos impresionantes. Se acerca a un árbol grande y, con una sonrisa, lanza una potente patada.
—¡Jeje... Aaaahh! —La patada hace que el árbol empiece a caer lentamente, temblando el suelo bajo él.
—¡Vaya, estuvo cerca! —se dice, sacándose el sudor de la frente.
—Agh... Creo que estuvo bien. Ahora me sentaré a disfrutar de la puesta de sol.
Lee camina hacia otro árbol, se sienta y cierra los ojos, relajándose. Mientras observa el sol poniente, se siente extraño.
—El tiempo ha pasado tan lento... Ya debería ser de noche, ¿no? —piensa, recordando algo—. No estoy saliendo con nadie... —Suspira, sintiendo una tristeza inexplicable. —¿Por qué Tenten se comportó así conmigo? Supongo que... no me quiere... Pero, al final, siempre me han apartado. Así que... ¿por qué me quejo? —Se pierde en sus pensamientos mientras sigue observando el atardecer, hasta quedarse dormido, acompañado de la brisa y el suave calor del sol que se oculta.
Tenten Tenten, con los ojos algo rojos, sigue buscando a Lee. Llama su nombre con esperanza.
—¡Lee! ¿Dónde estás? —grita, frustrada, llevando una mano a su frente. Pero no lo encuentra.
Rock Lee Lee, profundamente dormido, sigue disfrutando de la calma, cuando una voz lo despierta.
—Lee... —escucha claramente.
Lee abre los ojos, confundido.
—¿Eh? ¿Escuché mi nombre? —se rasca la cabeza—. Creo que fue un sueño... —mira a su alrededor, desconcertado.
Se levanta del árbol, estirándose.
—Bueno, supongo que ya es hora de regresar a casa.
Lee camina lentamente hacia la orilla del río. Con las manos en los bolsillos, su mirada distante refleja la quietud del paisaje. Observa el reflejo del sol en el agua cristalina, seguido de su propio rostro. Sonríe levemente, sin saber muy bien por qué, y continúa su camino.
Tenten sigue buscando a Lee. Llega hasta su casa, pero no lo encuentra. Desesperada, sigue buscando sin descanso, aunque los minutos pasan y Lee sigue ausente. Finalmente, se detiene, mira el cielo cálido y suspira, derrotada.
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Tenten camina sin rumbo,trata de borrar la pesadilla de su mente. Al pasar por la aldea, sin querer, llega al sendero que lleva al río. Mientras avanza, la vista del atardecer y el reflejo del sol sobre el agua la detienen. Es un paisaje hermoso, pero su corazón no puede descansar.
