En la prefectura de Iwate, Yuuji Itadori fue contratado por una pareja de ancianos millonarios que le pidieron cuidar de su pequeño y único hijo "Satoru Gojo".
Cuál fue su sorpresa tras enterarse de que el supuesto niño; era un hermoso pero inquieta...
• El capítulo contiene temas sensibles así que les pido discreción.
• Conforme la historia vaya avanzando estos temas se harán más presentes. Igualmente intentaré bajar la intensidad para que no haya problemas más adelante.
• Pongan atención a los detalles.
• Recuerden leer los tags en la descripción y las notas de cada capítulo.
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En medio de un reluciente pasillo que era iluminado por una luz fría, Yuuji caminaba apoyándose del brazo de su querido hermano.
Finalmente, la tan esperada fecha del nacimiento de su hijo había llegado.
— Ya casi llegamos —mencionó Choso mientras acariciaba el vientre de su hermanito— estoy ansioso por conocer a mi sobrino —confesó con emoción.
Los calambres eran cada vez más fuertes en la columna y en el vientre de Yuuji pero intentó ser fuerte.
— Si... Muy pronto estará con nosotros —mencionó con cierto dolor.
— Descuida, estoy seguro de que lo harás bien hermanito —lo apoyó Choso— respira y exhala —sugirió mientras apoyaba su mano en la espalda del omega— es doloroso, pero cuando lo tengas entre sus brazos, todo pasará...
Yuuji le sonrió y una enfermera llegó para ayudarlo a tomar asiento en una silla de ruedas y así llevarlo al quirófano mientras su hermano se hacía cargo del papeleo en la recepción.
— Te alcanzaré pronto —aseguró su hermano.
— Gracias —agradeció el pelirosa pero de pronto el dolor aumentó drásticamente provocando que empezara a sudar y a respirar pesadamente.
— ¿Es su primer hijo? —le cuestionó la enfermera con una enorme sonrisa.
— Así es, pero no me imaginé que doliera tanto —admitió para inmediatamente ver como iba dejando un camino repleto de sangre debajo de él, esto obviamente lo alarmó— ¿Po-por qué me sale tanta sangre? —cuestionó a la enfermera— ¡M-mi bebé!, ¡¿Él está bien?!.
La enfermera miró el rastro en el suelo y su sonrisa creció a medida que disminuía la velocidad de sus pasos. — Oh.... que lamentable —respondió.
— ¡Por favor apresurese! —rogó el omega con desesperación mientras las contracciones se hacían presentes— ¡Tengo que llegar al quirófano para que salven a mi bebé!.
— Tranquilo, llegaremos pronto —respondió con una sonrisa perturbadora.
De un momento a otro una enorme luz le lastimó la vista a Yuuji quien ahora sorpresivamente se encontraba ya en una camilla a punto de empezar la labor de parto. Todos los enfermeros y el doctor que yacían dentro de la habitación parecían preocupados por otras cosas sin importarles atender a Yuuji.